El fuego del carbón
De noche en noche,
con frío y miedo,
estuve cerca del fuego de carbón,
Y, calentándome allí,
maldije y juré,
y me mostré mentiroso.
“¿No eres tú el
de Galilea,
el amigo de él todo manso?”
El gallo cantó.
“No conozco
al Hombre de quien hablas”.
Pero luego se volvió,
y en mí ardió
una llama, encendida por su mirada,
Por lo cual lloré
por los juramentos incumplidos
y todos mis días tibios.
Cuando fue probado,
lo negué
y no pasé la prueba.
Aunque prometí
morir con Él,
todo lo demás debería fallarle.
Lleno de arrepentimientos
y redes vacías,
recurrí al antiguo empleado.
Pero cuando amaneció,
pronunció mi nombre,
mientras ardía el fuego de las brasas.
De noche en noche,
con frío y miedo,
estuve cerca del fuego de carbón,
Y, calentándome allí,
maldije y juré,
y me mostré mentiroso.
“¿No eres tú el
de Galilea,
el amigo de él todo manso?”
El gallo cantó.
“No conozco
al Hombre de quien hablas”.
Pero luego se volvió,
y en mí ardió
una llama, encendida por su mirada,
Por lo cual lloré
por los juramentos incumplidos
y todos mis días tibios.
Cuando fue probado,
lo negué
y no pasé la prueba.
Aunque prometí
morir con Él,
todo lo demás debería fallarle.
Lleno de arrepentimientos
y redes vacías,
recurrí al antiguo empleado.
Pero cuando amaneció,
pronunció mi nombre,
mientras ardía el fuego de las brasas.
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