PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
En aquellos días, dijo Pablo: -Según lo prometido, Dios sacó de la descendencia de David un salvador para Israel: Jesús. Antes de que éste llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: «Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias. Hermanos: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación» (Hch 13,23-26).
Pensamiento franciscano:
Decía san Francisco: -En toda predicación, recordad al pueblo la penitencia y que nadie puede salvarse sino quien recibe el santísimo cuerpo y sangre del Señor. Y cuando es consagrado por el sacerdote sobre el altar y cuando es llevado a alguna parte, que todas las gentes, de rodillas, rindan alabanzas, gloria y honor al Señor Dios vivo y verdadero (1CtaCus 6-7).
Orar con la Iglesia:
Acudamos confiadamente a Cristo, que envió delante de él al Bautista a preparar sus caminos.
-Tú que hiciste que Juan saltara de gozo en el vientre de Isabel, haz que nos alegremos siempre de tus visitas.
-Tú que, por la palabra y vida del Bautista, nos has señalado el camino de la penitencia, convierte nuestros corazones a la observancia de tus mandatos.
-Tú que quisiste ser anunciado por boca de hombre, envía al mundo heraldos de tu Evangelio.
-Tú que quisiste ser bautizado para que se cumpliera todo lo que Dios quería, haz que nos esforcemos en el cumplimiento de la voluntad divina.
Oración: Bendice, Señor, a tu pueblo que, confiando en la intercesión de san Juan Bautista, te ha expuesto sus buenos propósitos, y concédele cuanto te ha pedido con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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