No tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 27, 8-9
El Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y salvación para su Ungido. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.
ORACIÓN COLECTA
Señor, concédenos vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que jamás dejas de proteger a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados.
Del libro del profeta Jeremías: 20, 10-13
En aquel tiempo, dijo Jeremías: "Yo oía el cuchicheo de la gente que decía: ‘Denunciemos a Jeremías, denunciemos al profeta del terror’. Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos, esperaban que tropezara y me cayera, diciendo: ‘Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengarnos de él’.
Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado; por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo; quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable. Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo y conoces lo más profundo de los corazones, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
Canten y alaben al Señor, porque Él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 68
Por ti he sufrido oprobios y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre; pues me devora el celo de tu casa, el odio del que te odia, en mí recae. R/.
A ti, Señor, elevo mi plegaria, ven en mi ayuda pronto; escúchame conforme a tu clemencia, Dios fiel en el socorro. Escúchame, Señor, pues eres bueno y en tu ternura vuelve a mí tus ojos. R/.
Se alegrarán, al verlo, los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se encuentra encadenado. Que lo alaben por esto cielo y tierra, el mar y cuanto en él habita. R/.
El don de Dios supera con mucho al delito.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 5, 12-15
Hermanos: Así como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, así la muerte llegó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Antes de la ley de Moisés ya había pecado en el mundo y, si bien es cierto que el pecado no se imputa cuando no hay ley, sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir.
Ahora bien, con el don no sucede como con el delito, porque si por el delito de uno solo murieron todos, ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos!
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Cfr. Jn 15, 26. 27
El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y ustedes también darán testimonio. R/.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo.
Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 26-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Presentemos nuestras plegarias a Dios nuestro Padre, llenos de confianza.
Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos.
Por el Papa Francisco, por nuestro obispo N. y por todos los presbíteros y diáconos de la santa Iglesia de Dios. Oremos.
Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan en nuestras comunidades. Oremos.
Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos. Oremos.
Por las mujeres que son maltratadas, en nuestro país y en todos los países. Oremos.
Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias y por los que cuidan de los pobres y de los enfermos. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración, y danos tu Espíritu Santo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos.
Por el Papa Francisco, por nuestro obispo N. y por todos los presbíteros y diáconos de la santa Iglesia de Dios. Oremos.
Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan en nuestras comunidades. Oremos.
Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos. Oremos.
Por las mujeres que son maltratadas, en nuestro país y en todos los países. Oremos.
Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias y por los que cuidan de los pobres y de los enfermos. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración, y danos tu Espíritu Santo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza y concédenos que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el entrañable afecto de nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 144, 15
Los ojos de todos esperan en ti, Señor; y tú les das la comida a su tiempo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados, Señor, por el alimento del sagrado Cuerpo y la preciosa Sangre de tu Hijo, concédenos que lo que realizamos con asidua devoción, lo recibamos convertido en certeza de redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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