365 días con santa Faustina
Reflexión 154: Adoración silenciosa y humilde
Imagina la escena de nuestra Santísima Madre en el humilde estado de la Natividad. En ese momento no tenía otro hogar que este lugar donde se reunían los animales. Sin embargo, en la quietud de esa noche santa, ella estaba en casa mientras miraba a su Niño con la más profunda adoración y amor. Ella miró en silencio mientras Él dormía sobre el heno . Esta debe ser una imagen de tu alma. Estás llamado a entrar en la humildad de la morada interior de tu corazón. En lo profundo, debes ver a este Precioso Niño, descansando en paz. Permanezca en silencio y atento, mantenga sus ojos fijos en Él en adoración y déjese consumir por el deleite de Su presencia dentro de su alma (Ver Diario # 785).
Reflexione sobre su oración humilde y silenciosa. Mientras se sienta en silencio ante Jesús, o incluso mientras realiza los deberes de su día, ¿está atento a la presencia divina de su Salvador que vive dentro de usted? ¿Lo ve durmiendo allí en la quietud? Nuestras almas deben convertirse en un lugar de oración y silencio para que podamos mantener humildemente nuestros ojos sobre nuestro Señor dentro de esta santa morada. Si mantienes tus ojos en Él, mientras Él habita en silencio dentro de ti, entonces seguirás tu día con la paz y la alegría que solo este Santo Niño puede traer.
Señor, trae humildad y tranquilidad a mi corazón. Que te descubra descansando allí en paz y te adore con profundo amor. Que siempre mantenga mis ojos sobre Ti y nunca me distraiga con las muchas tentaciones de este mundo. Que la adoración que te ofrezco, que moras en mí, se convierta en fuente del amor y del servicio que ofrezco a todos. Jesús, en Ti confío.
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