viernes, 25 de junio de 2021

Maria, La Creyente e Intercesora

 


  MARIA LA CREYENTE E INTERCESORA

“Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5)

María, tú eres la creyente y la mediadora de todas las gracias. Si nosotros, con nuestra oración, hecha con fe, podemos realizar obras semejantes a las de tu Hijo, ¿qué no podrás hacer tú?

Me has enseñado, Señora, al acercarme a los santuarios, en los que se te honra con tanta devoción, a valorar el poder de la oración. Hay lugares en los que se percibe

de manera muy viva la fuerza sobrenatural. No solo porque se den signos especiales, sino porque se instala en el corazón el gozo y la alegría, los mismos efectos que se produjeron cuando visitaste a Isabel, tu prima.

Si por la intercesión de los santos, cada día nos llegan noticias de obras que superan nuestra capacidad humana, ¡cuánto más, Señora, por tu intercesión siguen experimentándose los frutos de la gracia!

Tú sabes lo que nos hace falta. Tú eres la mujer sensible, solidaria, capaz de impulsar a tu Hijo Jesús para que intervenga y actúe con poder y misericordia.

Si la mujer cananea, la sirofenicia y la hemorroisa, arrancaron de Jesús aquellos gestos de compasión, que dieron vida y salud, ¡cuánto más nos estará aconteciendo por tu maternidad prolongada con nosotros!

No reivindico ningún poder especial, deseo que seas tú la que, conociendo la súplica de tantos, que en momentos de dolor, enfermedad, paro, soledad, o exclusión,acuden menesterosos a la oración, intervengas maternalmente en su favor.

Aunque es verdad que tu Hijo nos ha entregado el regalo de poder actuar de manera sobrehumana, si lo hacemos con fe. ¡Cuánto bien podríamos realizar con tan solo actuar con fe!

Danos, entonces, tu humilde actitud creyente, confiada, orante, para que a nuestro paso por la vida dejemos correr, a través nuestro, el río de gracia que ayude, consuele, mejore a tantos que se nos encomiendan.

Virgen María, comprendo que es una responsabilidad social de los creyentes pedir otras intervenciones en favor de los demás, si nosotros mismos tenemos el regalo de hacer las obras que Jesús hizo a su paso por nuestro mundo. No obstante es más segura tu ayuda que la nuestra.

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