lunes, 7 de septiembre de 2020

Un pecado inquietante


CDR de correo electrónico de encabezado de Pascua


Reflexiones diarias católicas
¡Mi vida católica!


Un pecado inquietante
7 de septiembre de 2020
Lunes de la vigésimo tercera semana del tiempo ordinario
Lecturas de hoy



"Extiende tu mano". Lo hizo y su mano fue restaurada. Pero se enfurecieron y discutieron juntos lo que podrían hacerle a Jesús. Lucas 6: 10-11

Este es un pasaje muy perturbador. Una y otra vez encontramos que los escribas y fariseos actuaron con mucha malicia intencional y calculada. Aquí estaban buscando cualquier cosa que pudieran intentar acusar a Jesús de hacer. ¿Y de qué encuentran que pueden acusarlo? Lo ven haciendo un milagro en el día de reposo. Y actúan como si esto fuera un pecado de parte de Jesús. ¿Seriamente?  

La razón por la que este pasaje es tan perturbador es porque aquellos que eran los líderes religiosos de la época claramente solo estaban interesados ​​en ellos mismos, y Jesús se estaba interponiendo en el camino de su importancia personal. Se estaba volviendo más popular y respetado que los escribas y fariseos y se llenaron de envidia.  

Un punto importante que aprender de este pasaje es que el pecado de envidia nos lleva a la irracionalidad y la insensatez. Este pecado nos ciega y nos lleva a pensar y decir tonterías. Esto es lo que hicieron los escribas y fariseos. ¿Quién en su sano juicio “acusaría” a Jesús de hacer algo tan bueno como sanar en sábado? Solo aquellos que se han vuelto ciegos por envidia.

Aunque este pasaje es perturbador, es de esperar que resulte perturbador de una manera útil. Debería ser una oportunidad para que cada uno de nosotros observe su propia vida y examine las relaciones que tenemos. ¿Ves envidia presente en alguna de esas relaciones? ¿Te ves actuando y pensando en ocasiones de manera irracional hacia esta o aquella persona?

Reflexione hoy sobre cualquier tendencia que pueda tener a ser como los escribas y fariseos. Sepa que sus acciones fueron incluidas en las Escrituras para enseñarnos sobre este horrible pecado con el que a veces luchamos. Deja que la parte perturbadora te motive a trabajar para liberarte de la envidia en tu vida.

Señor, quiero estar libre de los pecados del orgullo, la envidia y los celos. Ayúdame a ver estos en mi vida, a arrepentirme de ellos y reemplazarlos con Tu misericordia y amor. Jesús, en Ti confío.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario