Virgen digna de veneración, de alabanza
He visto cientos de fervorosas procesiones de la Virgen, altares adornados con millares de flores, las flores más bellas, desde niño. En el calendario abundan las fiestas dedicadas a María, comenzando por la del primero de enero, María Madre de Dios, Esta fiesta invita a colocar el nuevo año en sui corazón.
Un mes primaveral, Mayo, se le dedica entero a la Virgen María. ¿Quién no ha llevado flores a la Virgen en el mes de Mayo? Tanto derroche de flores, ¿por qué? La flor es en sí hermosa, pero además es portadora de cariño, de ternura. En los altares de María hay infinidad de bellas flores, porque es mucho el amor de sus hijos.
Y las advocaciones tratan de obligar a María a quedarse en una región, a emparentar con un pueblo. Y así, la Virgen del Carmen, del Perpetuo Socorro, La Virgen de Guadalupe, Fátima, Lourdes... Así, la Madre de todos se convierte especialmente en Madre de los habitantes de un pueblo, añadiéndole su título particular.
El amor también canta. No podían faltar las hermosas canciones a la Virgen, que, si las juntáramos, serían miles y miles. Lo mejor dela cariño se muestra cantando. Millones de cristianos cantan a diario a su Madre del cielo. El que nunca te lleve una flor o te entone una canción, no sabe nada del amor...
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
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