Viernes 26 de junio
¡Paz y Bien!
Evangelio
Mateo 8, 1-4
En aquel tiempo, cuando Jesús bajó de la montaña, lo iba siguiendo una gran multitud. De pronto se le acercó un leproso, se postró ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciéndole: "Sí quiero, queda curado". Inmediatamente quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: "No le vayas a contar esto a nadie. Pero ve ahora a presentarte al sacerdote y lleva la ofrenda prescrita por Moisés para probar tu curación".
Palabra del Señor
Reflexión
Este es uno de los ejemplos de lo que significa reconocer realmente quién es Jesús. El leproso de nuestro pasaje, sabe con certeza que Jesús "puede" curarlo. Si bien no podemos decir que ya hubiera reconocido que él era Dios, ha visto en él la presencia poderosa de Dios; por ello le dice: "Si tú quieres".
Es importante, entonces, que nosotros, de cuando en cuando, nos preguntemos de nuevo ¿Cuál es la imagen que nos hemos formado de Jesús? ¿Es para nosotros verdaderamente Dios, el Dios verdadero para quien NADA es imposible? La respuesta es importante pues si verdaderamente consideramos a Jesús, al que proclamamos como nuestro Señor, verdaderamente Dios, entonces su palabra tiene poder, sus promesas se realizan, su presencia es verdadera, todos los días, junto a nosotros, su Cuerpo y su Sangre están presentes en todos los altares.
Si lo reconocemos como verdadero Dios, nuestro trato con él estará basado en la confianza amorosa, pues sabremos que "si él quiere", todo cuanto nos parece necesario nos será dado para testimonio de su amor entre nosotros. Pongamos nuestras necesidades ante él diciendo con humildad: "Señor, si tú quieres".
¡Feliz Viernes!
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