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En temporadas difíciles de la vida la frustración puede ser abrumadora. Luchar en la vida es inevitable pero rendirse depende sólo de ti
Todos hemos tenido días, o a veces años, en que nuestra vida no parece ir bien.
Yo he tenido temporadas en que sentía que nada funcionaba y todo estaba mal. He tenido días tan frustrantes, que he sentido que no he podido terminar o lograr nada.
Una mañana era una de esas veces. Estaba alistando a los niños para ir a la escuela, lo cual siempre es un gran desafío y hace que aprecie más a mi esposa, porque normalmente ella es quien lo hace. Hay que lidiar con gritos y quejas de los hijos, un desastre en la cocina, un pañal sucio en el suelo, pasta de dientes en el lavabo y estrés en el ambiente. Cuando por fin salimos, mi hijo Connor había olvidado algo y tuvo que regresar a la casa. La puerta quedo un poco abierta y, aunque parezca imposible, un pájaro se metió a la casa.
Tuve que buscar la manera de sacar al ave de la casa y subir a los niños al carro, lo más pronto posible. Eventualmente saqué al pájaro sin lastimarlo y cuando por fin me encaminé con los niños en el carro, un camión de basura me rebasó en la avenida principal y yo quedé detrás de él, avanzando a vuelta de rueda y haciendo pausa en cada casa. No sabía si gritar o reír ante lo estresante de la situación.
Viendo el panorama amplio, puedo darme cuenta que una mañana estresante como esa, realmente no tiene impacto en mi vida o en la eternidad. Pero ante temporadas completas sin trabajo, con una enfermedad, crisis financiera, marital o cualquier otro evento estresante en la vida, la frustración que uno siente puede ser abrumadora para cualquiera.
Hay cuatro cosas que he aprendido a recordar durante estas situaciones duras de la vida, que me han ayudado mucho y espero que te sirvan también a ti. El luchar en la vida es inevitable, pero el darse por vencido depende solo de ti; el recordar estos cuatro principios puede hacer una gran diferencia.
1) Recuerda que tu carácter siempre debe ser más fuerte que las circunstancias.
No podemos controlar lo que nos acontece, pero siempre podemos controlar la manera en que decidimos reaccionar. En esos momentos, cuando decido dejar de quejarme y en vez de eso dar gracias a Dios por lo bueno en mi vida, lo malo empieza a parecer más insignificante. Escoge mantener una actitud positiva y un corazón agradecido, sin importar por lo que estés pasando en ese momento.
“Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a Dios en toda ocasión; ésta es, por voluntad de Dios, su vocación de cristianos” (1ª. Tesalonicenses 5, 16-18)
2) Recuerda que tu lucha siempre te hace más fuerte.
Cada dificultad en la vida, ya sea pequeña o grande, es algo que Dios utilizará para producir fortaleza, aumentar tu fe y perseverancia, ¡solo si tú se lo permites! Todo dolor tiene un propósito.
“También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado” (Romanos 8,28)
3) Recuerda que el tiempo de Dios siempre es perfecto.
Los planes de Dios casi siempre son distintos a los nuestros, pero Sus planes ¡Siempre son perfectos! Ten la paciencia para esperar en Su tiempo, en vez de tratar de imponer tu tiempo.
“Porque yo sé muy bien lo que haré por ustedes; les quiero dar paz y no desgracia y un porvenir lleno de esperanza -palabra del Señor” (Jeremías 29,11)
4) Recuerda que Dios nunca te dejará solo.
Podrás sentir que te encuentras luchando solo, pero desde el momento en que le pides a Jesús que te reciba en Su Familia, Él siempre te acompaña hasta el final. Por eso, ¡Nunca pierdas la esperanza!
“Sean valientes y firmes, no teman ni se asusten ante ellos, porque el Señor, tu Dios, está contigo; no te dejará ni te abandonará” (Deuteronomio 31,6)
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