¿Cuándo rezar?
Rezar cuando nos levantamos
Apenas nos despertamos por la mañana, tenemos que rezar para que Dios nos socorra en el día que comienza y no dejes que cometamos pecado.
No sabemos qué nos deparará la nueva jornada que Dios, en su misericordia infinita, nos provee; y por eso ya desde el primer momento del día tenemos que prepararnos al combate contra las fuerzas del mal y contra nosotros mismos, porque la vida del hombre sobre la tierra es una milicia.
Las cosas bien preparadas, salen bien. Y si rezamos al levantarnos, tenemos grandes posibilidades de que el día que comienza, con sus pruebas y vicisitudes, el mar una ocasión para adelantar en la ley, y no para retroceder en la vida espiritual.
Con la oración de la mañana, consagramos a Dios el día que vamos a vivir, y los pedimos que nos protejan de todo mal y que su Providencia nos auxilie en todos los momentos.
¿Quién sabe si justamente este es el día de nuestra muerte, del paso del tiempo a la eternidad? Por eso tenemos que invocar un Dios para que estemos preparados para lo que surja, incluso nuestra muerte.
Rezar cuando somos tentados.
Si siempre tenemos el deber de rezar, mucho más tenemos el deber y la necesidad de tenerlo cuando somos tentados por el mundo, el demonio o la carne, lo que queremos es salir victorioso de la batalla en la que estamos inmersos y en que se juega nuestro destino eterno, tenemos que rezar, ya sea con oraciones hechas, o jaculatorias o simplemente pidiendo auxilio a Dios con nuestras palabras.
Ya ha dicho San Alfonso María de Ligorio que el reza se salva y el que no reza se condena. Pues bien, cuando llega la tentación, todos llegan, porque mientras vivimos en este mundo estamos sujetos a ella, tenemos que echar mano de la forma urgente a la oración, porque así es como se vencen las tentaciones.
¡Ay de quien se puede salvar y defender solo, sin la ayuda de Dios que se obtiene con la oración! Estará irremediablemente perdido porque el demonio y las demás fuerzas son más fuertes que nosotros, y seremos vencidos miserablemente. Es necesario que invoquemos a Dios en nuestro auxilio, porque "el que pide, recibe", ha dicho el Señor, y es una promesa de un Dios.
"¡Vigilad y orad!" Dijo Jesús a sus apóstoles en el Huerto, y también nos dice que cada uno de nosotros. Por eso no bajemos la guardia, no dejamos la oración, e intensifiquémosla cuando seamos tentados.
Rezar cuando necesitamos algo.
Los hombres tenemos mucho que agradecer a Dios, y es bueno darle gracias siempre y en todo lugar. Pero en el cielo puede dar gracias al señor. Mientras tanto, en la tierra, lo que más se puede hacer es pedir a los hombres, porque somos pobres y miserables, y Dios es el Gran Rico que puede colmar los gracias, los favores y los deseos de todas las clases, incluso los materiales cuando éstos no son obstáculo a la santificación y salvación del alma.
Tenemos que pedir mucho a Dios, porque para Dios es más fácil, mucho más, que se vuelve pequeño, que tiene que hacer una pequeña violencia. En cambio, el que pide mucho, alivia el corazón de Dios, que está acostumbrado a ser generoso y dar a las manos llenas.
Todos los hombres necesitamos algo. A veces nos damos cuenta de qué es lo que necesitamos; otras veces, no. Pero Dios bien sabe qué es lo que hace falta antes de que se lo pidamos, aunque también lo quiere porque, insistentemente, porque nos quiere dar ese y otros muchos más, que no nos los daría, si no rezáramos tanto.
Ya lo dije el Señor en el Evangelio: "Pedid y se os dará". No nos dices que nunca nos hagas lo que pedimos, pero siempre hay algo que se puede recentrar, porque la oración bien hecha, siempre quedamos en el mundo, que se gana de Dios, que es muy grande y que nos ayuda a caminar por este mundo con los auxilios oportunos .
Rezar cuando vamos de viaje.
Es sabido que los accidentes de tránsito son ocasionados por los demonios, y por eso deberíamos protegernos de estos accidentes con la oración, en especial invocando a las Benditas Almas del Purgatorio, que con muy milagrosas para protegerse en los viajes más o menos largos que tenganmos que hacer
Los hombres somos peregrinos en este mundo y antes o después debemos emprender distintos viajes. Entonces invoquemos también, para que nos protejan en el camino, a los Ángeles de Dios, como leemos en la Escritura que estos espíritus celestiales protegieron a los justos.
También tenemos que rezar por el viaje de otros, especialmente los seres queridos, por su integridad y para que vuelvan a sanos y salvos a casa.
Es bueno también rezar a todos los ángeles de la guardia de las personas que conducen en la ruta, especialmente del conductor de nuestro vehículo, para que esté atento a las imprevistos y las vicisitudes del camino.
En realidad, hay que rezar siempre, pero en especial hay que retroceder cuando vamos a viajar, porque el demonio está, está en estos tiempos, más furioso porque nota que está perdiendo poder en el mundo, y entonces en venganza y rabia por accidentes y accidentes, incluso materiales y físicas, y hay que proteger y proteger a los nuestros con la oración.
Antes de tomar una decisión importante.
Jesús, en el Evangelio, se detuvo un tiempo antes de que tuviese que tomar una decisión importante, como por ejemplo elegir a sus doce apóstoles. También estuvo rezando en el Huerto de los Olivos antes de enfrentar su tremenda Pasión.
Así también debemos preceder nosotros, y cuando tengamos que tomar una decisión importante, dediquemos un buen tiempo antes a la oración, porque el Señor nos quiere iluminar, pero si no le pedimos luz a través de la oración, no tendremos la claridad suficiente para acertar en la elección correcta.
Habrá un momento en el que la oración aclarará los caminos más oscuros, y el Señor no habrá dejado el camino hacia la derivación.
No es que se reescriba, se vende un ángel para que lo tengamos, pero al menos tendremos suficiente luz para elegir lo correcto.
Por eso también es bueno para los futuros futuros, para que Dios ya lo tenga listo para las cosas para que todo se cumpla según su voluntad adorable. Si rezamos desde ahora para lo que vendrá, estamos seguros de que saldremos victoriosos en todos los acontecimientos del tiempo futuro.
Santísima Virgen.
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