viernes, 31 de agosto de 2018

Orar por los sacerdotes

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Siento un profundo dolor el leer en los medios de comunicación las graves aflicciones por causas sexuales que muchos sacerdotes han provocado a tantos fieles en la Iglesia de algunos países. Siento profundamente en el alma la experiencia dolorosa de estos niños abusados que es un mal terrible para la humanidad. Me uno al Santo Padre como católico en mi oración y pido también perdón por estas conductas execrables que merecen toda condena humana y penal.
Dicho esto no pierdo la fe en la Iglesia ni en los sacerdotes. Hoy más que nunca necesito y siento la necesidad de rezar por ellos. Los fieles, inspirados por nuestro amor a la Iglesia fundada por Cristo, tenemos que orar por su santificación, especialmente por los más cercanos, por el párroco de nuestra parroquia, por el sacerdote que nos bautizó, que nos confiesa regularmente, que nos ofrece cada día la Comunión.

Orar e interceder por ellos para que nuestra oración y nuestro afecto suponga un estímulo en su vocación, en su entrega, en sus sacrificios, en su levantarse cuando caen en sus debilidades y en sus penitencias.
Orar porque en la oración podemos pedir de manera encarecida a Cristo que los sacerdotes se unan estrechamente a su Corazón Misericordioso y Sacerdotal.
Orar para que estén estrechamente unidos a María y José, para que sientan en su corazón la fortaleza de la Sagrada Familia, para que sean auténticos hermanos del Cristo sacerdote.
Orar para que sean santos y virtuosos, ejemplares y diligentes, célibes, fieles a la doctrina de la Iglesia, obedientes a sus superiores, siempre en comunión con el Santo Padre y los obispos de sus diócesis, alejados de intereses políticos y materiales y más preocupados por el alma de sus fieles y por sus necesidades espirituales, humanas y sociales.
Orar para que amen su vocación, para que sientan la gracia del Espíritu, para que sean auténticos representantes de Cristo en la tierra, especialmente durante la Santa Misa en el momento de la Consagración, cuando el Cristo al que tanto amamos convierte el pan y el vino en su cuerpo y su sangre por nuestra redención.
Orar por los sacerdotes perseguidos por causa de su fidelidad a Cristo, oprimidos por la fe o que se encuentran presos para que el Espíritu Santo les de fortaleza en estos momentos de sufrimiento personal.
Orar por los sacerdotes enfermos, los agonizantes, los deprimidos, los angustiados por cualquier causa, por los desilusionados por los escasos resultados de su labor apostólica…
Orar por los sacerdotes para que el Espíritu Santo los ilumine en la transmisión de la Palabra, para saciar la sed de los sedientos de Dios, para convertir a los duros de corazón, para reconfortar a los necesitados o los que sufren, para salvar las almas descarriadas, para dar a conocer la alegría del Cristo resucitado, para llevar el amor y la misericordia de Dios a la sociedad actual, para perdonar con misericordia.
Orar para que surjan nuevas vocaciones sacerdotales y que los seminaristas crezcan con la ilusión de convertirse en otros Cristos, llenos del amor de Dios, iluminados por Cristo y fortalecidos por la gracia del Espíritu para caminar en santidad.
Orar para que María esté muy presente en su corazón, sea para ellos modelo de fe y de esperanza y la acojan en su seno como referente de humildad, de servicio y de amor.


Como oración quisiera ofrecer la Oración por la santificación de los sacerdotes del Santo cura de Ars patrono de los sacerdotes católicos, especialmente de los que tienen cura de almas (párrocos):
Omnipotente y eterno Dios, mira el rostro de tu Divino Hijo y por amor a Él, ten piedad de tus sacerdotes.  Recuerda que no son sino débiles y frágiles criaturas, mantén vivo en ellos el fuego de tu amor y guárdalos para que el enemigo no prevalezca contra ellos y en ningún momento se hagan indignos de su santa vocación.
Te ruego por tus sacerdotes fieles y fervorosos, por los que trabajan cerca o en lejanas misiones y por los que te han abandonado.
¡Oh Jesús! te ruego  por tus sacerdotes jóvenes  y ancianos, por los que están  enfermos o agonizantes y por las almas de los que estén en el purgatorio.
¡Oh Jesús! te ruego por el sacerdote que me bautizó, por los sacerdotes que perdonan mis pecados, por aquellos a cuyas misas he asistido y asisto, por los que me instruyeron y aconsejaron, por todos para los que tengo algún motivo de gratitud.
¡Oh Jesús! guárdalos a todos en tu Corazón, concédeles abundantes bendiciones en el tiempo y en la eternidad Amen.
Sagrado Corazón de Jesús, bendice a tus sacerdotes.
Sagrado Corazón de Jesús, santifica a tus sacerdotes.
Sagrado Corazón de Jesús, reina por tus sacerdotes.
María, madre de los sacerdotes, ruega por ellos.
Dadnos Señor vocaciones sacerdotales y religiosas.




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