miércoles, 18 de abril de 2018

Por el camino de Emaús

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ORAR CON EL CORAZÓN ABIERTO
Meditaciones diarias para un sincero diálogo con Dios

La aparición de Cristo a los discípulos de Emaús es uno de los textos más hermosos y sobrecogedores del Evangelio de san Lucas. Por circunstancias personales es un texto al que estoy profundamente unido. Como el discípulo sin nombre tantas veces camino por la vida desconfiado, abatido, triste, desanimado, sin esperanza. Como él he perdido la alegría, sintiendo el vacío de la ausencia del que se ama. Esperando. Esperando con un caminar entristecido olvidando que Cristo nunca abandona, que camina junto a mí como un compañero de viaje más, escuchando pacientemente mis rogativas y mis lamentos. Paso a paso, Jesús me escucha con atención y en la oración y en la Eucaristía cambia interiormente mi corazón que arde con el fuego intenso de su amor.
En mi fuero interno confieso que mi corazón arde cuando Jesús está cerca, por eso le pido que se quede conmigo porque atardece y el día decae. A cada llamada, Jesús no desaprovecha la ocasión para sentarse en mi mesa para partir el pan, para partir conmigo mi propia vida, su propia vida.
Emaús es para mí caminar hacia un proceso interior. Un camino interior que te permite crecer y cambiar; un camino que te permite transitar entre la desesperanza y la desilusión a la alegría del encuentro. Un camino que lo centra todo en lo interior.

Emáus es tomar conciencia de que me encuentro en esta vida en un viaje de peregrinación espiritual, en un proceso de fe en constante crecimiento. Un viaje en el que tengo que reconocer a Cristo a mi lado pero que tiene en el Espíritu Santo el guía que despliega sobre mi una incesante maduración personal.
Emaús es ese camino que te permite crecer, madurar, renovarte, sanarte, purificarte, transformar la vida interior, restituir el ánimo y sanar todo dolor. Emaús es ese camino que te permite avanzar y no dejarse vencer por los peligros, las desilusiones y los obstáculos que se presentan.
Emaús es ese proceso que te hace entender que no puedes transitar por la vida sin cambiar nada, sin que nada suceda en tu interior, sin aprovechar la oportunidad para abrirse a la novedad que es Jesús. Quien nunca parte, nunca se descubre a sí mismo en el vivir cotidiano.
Emaús es el caminar para ir mucho más lejos de mi propio yo. Es ponerme en marcha para salir de mi mismo e ir al encuentro de la verdad.
¡Qué gran enseñanza la del encuentro de Emaús! ¡Qué maravilla ese encuentro con el Resucitado! ¡Qué necesidad de urgir con más frecuencia estos encuentros íntimos y personales con el Señor, sentir viva y profundamente el pan que gratuitamente nos da, sentir el vino que fortalece nuestro vivir!

¡Quédate conmigo, Señor! ¡Quédate y conviértete para siempre en mi acompañante en el camino de la vida! ¡Sé, Señor, mi maestro, mi amigo, mi compañero, mi huésped, mi protector porque la noche va decayendo y está repleta de oscuridades, de incertidumbres, de soledades, de desalientos, de turbaciones, de sufrimientos, de tristezas, de problemas que parecen no tener fin! ¡Siéntate, Señor, a mi lado reparte tu pan de vida! ¡Quédate conmigo, Señor, y no permitas que dude nunca, que me venza el desaliento, que me deje derrotar por las inseguridades y los miedos, que me sacuda el dolor, que me traspase el desencanto! ¡Quédate, Señor, conmigo para crecer firme contigo, para regresar siempre siendo testimonio tuyo, para decirle al mundo que has resucitado y caminas a nuestro lado! ¡Quédate, Señor, conmigo y hazte cada día el encontradizo conmigo cuando me surjan los temores o tome caminos erróneos! ¡Quédate conmigo, Señor, que tengo necesidad de escuchar Tu Palabra, de sentir como arde mi corazón y se fortalece cada día mi fe cuando el sacerdote parte el pan en la Eucaristía! ¡Quédate, Señor, conmigo porque necesito compartir contigo mi vida y la de los míos, no me dejes solo, no permitas que haga el camino por mi cuenta! ¡Quédate, Señor, conmigo para guiarme y ser mi compañero de peregrinaje hacia el cielo! ¡María, quédate Tú también conmigo ya que eres la Madre de los caminantes, la que nunca nos nos abandonas y la que da luz a nuestra vida cuando atardece!

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