miércoles, 25 de abril de 2018

Miércoles, 25 de abril: San Marcos

Una palabra espiritual diaria

Henry

Henri publicó en la comunidad Una palabra espiritual diaria  

24 de abril de 2018

Miércoles, 25 de abril: San Marcos
Según la tradición, San Marcos fue un discípulo del Señor pero no un apóstol. Es por eso que el Evangelio de su Misa evoca el envío de 72 discípulos a la Misión ... Fue al mismo tiempo un acompañante de San Pablo en sus primeras misiones, y un compañero muy cercano a San Pedro. Escribió el Evangelio que lleva su nombre en Roma, y ​​este evangelio fue aprobado por el propio San Pedro, en el testimonio de San Jerónimo. San Marcos pasó a evangelizar Alejandría, de la que se convirtió en obispo, y donde murió mártir de la fe. En el siglo IX, su cuerpo fue llevado a Venecia y allí se construyó una suntuosa basílica. San Marcos a menudo se representa en forma de león porque su Evangelio comienza con la fuerte predicación de San Juan Bautista en el desierto, que ruge como un rugido de león.

Hoy también se celebra otra ceremonia: las letanías mayores. Fueron instituidos por San Gregorio Magno en los 6 ° s para perseguir una epidemia de Roma. Se cantan letanías y se agregan oraciones para obtener la protección de Dios. Esa es también la razón por la masa correspondiente a esta letanía, leemos en el Evangelio de Jesús retrata a un hombre que se pone el pan de su vecino de haber golpeado a su puerta!

San Marcos es muy celebrado en la Iglesia porque ha recibido de él la palabra sagrada del Evangelio. ¿También tenemos esta devoción? En otras palabras, ¿veneramos y conocemos el evangelio? ¿No es una vergüenza para tantos cristianos cultivados ignorar la carta que Dios nos envió?

Práctica : lee algunos capítulos del Evangelio de San Marcos

Me tomo un momento para meditar todas estas cosas en mi corazón (cf. Lucas 2,19)

Oración de la comunidad

Ave María

Dios te salve María, llena de gracias, el Señor está contigo, eres bendecida entre todas las mujeres, y Jesús, el fruto de tu vientre, es bendecido. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pobres pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

¡Amén!

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