PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
En la Visitación, Isabel, llena del Espíritu Santo, dijo a María: -¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá! (Lc 1,41-45).
Pensamiento franciscano:
Tres años antes de su muerte y unos quince días antes de la Navidad, Francisco llamó a su amigo Juan y le dijo: «Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor, date prisa en ir allá y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno» (1 Cel 84).
Orar con la Iglesia:
Oremos a Dios Padre, que trazó desde antiguo un plan de salvación para su pueblo.
-Oh Dios, que prometiste a tu pueblo un vástago que haría justicia, vela por la santidad de tu Iglesia.
-Inclina, oh Dios, el corazón de los hombres a tu palabra y afianza la santidad de tus fieles.
-Por tu Espíritu consérvanos en el amor, para que podamos recibir la misericordia de tu Hijo que se acerca.
-Haz que nos mantengamos firmes en la oración y las buenas obras, hasta el día de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Oración: Escucha nuestras súplicas, Señor, e ilumina nuestro espíritu con la gracia de la venida de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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