PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Cristo resucitado dijo a los apóstoles: «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto» (Lc 24,44-48).
Pensamiento franciscano:
De la carta de san Francisco a todos los fieles: «¡Oh cuán glorioso y santo y grande, tener un Padre en los cielos! ¡Oh cuán santo, consolador, bello y admirable, tener un esposo, el Espíritu! ¡Oh cuán santo y cuán amado, placentero, humilde, pacífico, dulce, amable y sobre todas las cosas deseable, tener un tal hermano y un tal hijo!, que dio su vida por sus ovejas y oró al Padre por nosotros diciendo: Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado» (2CtaF 54-56).
Orar con la Iglesia:
Bajo la acción del Espíritu, dirijamos al Padre nuestras súplicas, por medio de Jesucristo el Señor, que vive siempre e intercede por nosotros.
-Para que el Señor Jesús, Salvador del mundo, dé su paz a la Iglesia y la haga testigo fiel y creíble de su resurrección.
-Para que los gobernantes busquen ante todo la justicia y la paz, y atiendan especialmente a los más necesitados.
-Para que los que buscan la fe, sean iluminados por la luz de Cristo resucitado y por el ejemplo de los hermanos.
-Para que Jesús, el Señor, vencedor de la muerte, nos confirme a nosotros en la paz que dio a sus discípulos y en la misión de dar testimonio de su resurrección.
Oración: Padre todopoderoso, te suplicamos que acojas benigno las oraciones que te presenta tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
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