PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
«La Palabra vino al mundo, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad» (cf. Jn 1,9-14).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco: -Todos los que vieron al Señor Jesús según la humanidad, y no vieron y creyeron según el espíritu y la divinidad que él era el verdadero Hijo de Dios, se condenaron. Así también ahora, todos los que ven el sacramento, que se consagra por las palabras del Señor sobre el altar por mano del sacerdote en forma de pan y vino, y no ven y creen, según el espíritu y la divinidad, que es verdaderamente el santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, se condenan (Adm 1-8-9).
Orar con la Iglesia:
Dirijamos al Padre nuestra oración, animados por la presencia de Cristo que viene para ofrecerse e interceder por nosotros:
-Para que la venida del Salvador instaure en el mundo los cielos nuevos y la tierra nueva en que habite la paz y la justicia.
-Para que el Espíritu Santo disponga los corazones de todos los cristianos para recibirle.
-Para que el mundo goce de una paz justa, firme y duradera.
-Para que la espera de la inminente venida de Cristo despierte nuestra fe adormecida, consolide nuestra esperanza y reavive nuestra caridad.
Oración: Dios, Padre de misericordia, prepara nuestro corazón para que recibamos sin recelo y con alegría a tu Hijo, encarnado en las entrañas de la Virgen María. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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