sábado, 15 de agosto de 2020

Abrazando a la Madre de Dios


CDR de correo electrónico de encabezado de Pascua



Reflexiones diarias católicas
¡Mi vida católica!


Abrazando a la Madre de Dios
Sábado, 15 de agosto de 2020

Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María

Lecturas para hoy



“Mi alma proclama la grandeza del Señor; mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha mirado con gracia a su humilde siervo. Desde este día me llamarán bienaventurada todas las generaciones: grandes cosas ha hecho en mí el Todopoderoso, y santo es su Nombre ”. Lucas 1: 46-49

Estas, las primeras líneas del glorioso canto de alabanza de nuestra Santísima Madre, revelan quién es ella. Ella es una cuya vida entera proclama la grandeza de Dios y se regocija continuamente. Ella es la perfección de la humildad y, por tanto, muy exaltada por todas las generaciones. Ella es aquella por quien Dios ha hecho grandes cosas y aquella a quien Dios ha cubierto de santidad.  

La solemnidad que celebramos hoy, la de su Asunción al cielo, apunta al reconocimiento de Dios de su grandeza. Dios no le permitió probar la muerte ni las consecuencias del pecado. Ella era Inmaculada, perfecta en todos los sentidos, desde el momento de su concepción hasta el momento en que fue llevada en cuerpo y alma al Cielo para reinar como Reina por toda la eternidad.

La naturaleza inmaculada de nuestra Santísima Madre puede ser difícil de comprender para algunos. Eso es porque su vida es uno de los mayores misterios de nuestra fe. Se dijo muy poco de ella en las Escrituras, pero se dirá mucho de ella por toda la eternidad, ya que su humildad es desenmascarada y su grandeza brilla para que todos la vean.

Nuestra Santísima Madre era Inmaculada, es decir, sin pecado, por dos razones. Primero, Dios la preservó del pecado original en el momento de su concepción por una gracia especial. A esto lo llamamos una "gracia conservadora". Como Adán y Eva, fue concebida sin pecado. Pero a diferencia de Adán y Eva, fue concebida en el orden de la gracia. Ella fue concebida como una que ya fue salvada por gracia, por su Hijo a quien un día traería al mundo. La gracia que un día su Hijo derramaría sobre el mundo trascendió el tiempo y la cubrió en el momento de su concepción.  

La segunda razón por la que nuestra Santísima Madre es Inmaculada es porque, a diferencia de Adán y Eva, ella nunca eligió pecar durante toda su vida. Por tanto, se convirtió en la nueva Eva, la nueva Madre de todos los Vivientes, la nueva Madre de todos los que viven en la gracia de su Hijo. Como resultado de esta naturaleza Inmaculada y su continua y libre elección de vivir en gracia, Dios llevó su cuerpo y alma al Cielo al completar su vida terrenal. Es este hecho glorioso y solemne lo que celebramos hoy.

Reflexione hoy sobre su comprensión de nuestra Santísima Madre. ¿La conoces, comprendes su papel en tu vida y buscas continuamente su cuidado maternal? Ella es tu madre si eliges vivir en la gracia de su Hijo. Acepta ese hecho más profundamente hoy y elige hacer de ella una parte aún más importante de tu vida. ¡Jesús te lo agradecerá!

Señor, ayúdame a amar a tu madre con el mismo amor que tú la tienes. Así como fuiste confiado a su cuidado, así deseo ser confiado a su cuidado. María, Madre y Reina mía, ruega por mí mientras yo recurro a ti. Jesús, en Ti confío.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario