Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo?
Sábado 27 de julio
¡Paz y Bien!
Evangelio
Mateo 13, 24-30
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: "El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña.
Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: 'Señor, ¿que no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?' El amo les respondió: 'De seguro lo hizo un enemigo mío'. Ellos le dijeron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?' Pero él les contestó: 'No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla; y luego almacenen el trigo en mi granero' ".
Palabra del Señor.
Reflexión
La mejor estrategia que tienen nuestros enemigos es hacernos creer que no son nuestros enemigos y así pasar desapercibidos y poder moverse a sus anchas. Esto hace que nosotros siempre estemos indefensos, abiertos a cualquier ataque, pues no hemos preparado ninguna defensa. La mejor oportunidad que tiene quien realiza una ataque es tomar al enemigo por sorpresa.
En el evangelio de hoy, no nos puede quedar más claro: tenemos un enemigo que busca nuestra destrucción. Él realiza sus obras en la oscuridad para tomarnos por sorpresa. Es terrible el hecho de que hoy sean tantos los que niegan la presencia de Satanás y su obra en el mundo, atribuyendo toda su acción al "mal" como un ente etéreo.
Satanás existe, y como dice san Juan, se ha establecido entre él y nosotros una guerra que no terminará sino hasta el final de los tiempos. Debemos estar preparados para su ataque y saber que se mueve con gran astucia buscando nuestra destrucción, pues es un enemigo feroz que quisiera vernos descender junto con él al infierno.
La oración y la vida ascética son la mejor defensa contra todos sus ataques. En un mundo que, por un lado, no cree en la existencia del demonio y lo desvalora y que por otro lado, no tiene vida de oración y vida ascética, nos encontramos en un mundo en donde Satanás se puede mover con gran libertad para destruir nuestra familia, nuestra sociedad y todo nuestro entorno. En la medida en que haya luz en tu vida, podrás descubrir con más claridad sus obras y estar siempre protegido y alerta.
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