SANTIAGO EL MAYOR,
Apóstol y Mártir
† hacia el año 44 en Jerusalén
Doble de primera clase
(ornamentos encarnados)
no os la doy Yo como la da el mundo.
No se turbe vuestro corazón, ni tema.
(Filipenses 2, 21)
Lección
Hermanos: Creo que Dios, a nosotros los apóstoles, nos exhibió como los últimos ( de todos ), como destinados a muerte; porque hemos venido a ser espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres. Nosotros somos insensatos por Cristo, mas vosotros, sabios en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros gloriosos, nosotros despreciados. Hasta la hora presente sufrimos hambre y sed, andamos desnudos, y somos abofeteados, y no tenemos domicilio. Nos afanamos trabajando con nuestras manos; afrentados, bendecimos; perseguidos, sufrimos; infamados, rogamos; hemos venido a ser como la basura del mundo, y el desecho de todos, hasta el día de hoy. No escribo estas líneas para avergonzaros, sino que os amonesto como a hijos míos queridos. Pues aunque tuvierais diez mil pedagogos en Cristo, no tenéis muchos padres; porque en Cristo Jesús os engendré yo por medio del Evangelio.
I Corintios IV, 9-15
Evangelio
En aquél tiempo: La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús con sus hijos, y prosternóse como para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?” Contestóle ella: “Ordena que estos dos hijos míos se sienten, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu reino”. Mas Jesús repuso diciendo: “No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz, que Yo he de beber?” Dijéronle: “Podemos”. Él les dijo: “Mi cáliz, sí, lo beberéis; pero el sentaros a mi derecha o a mi izquierda, no es cosa mía el darlo, sino para quienes estuviere preparado por mi Padre”.
Mateo XX, 20-23
Catena Aurea
San Jerónimo
Como había dicho el Señor que "El resucitaría al tercero día", creyó una mujer que el Señor reinaría después de resucitado y con la curiosidad propia de su sexo, desea, sin acordarse de lo que había de realizarse después, lo que ella ve como presente. Por eso dice: "Entonces se acercó a El", etc.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,64
Marcos pone en boca de los hijos del Zebedeo lo que San Mateo presenta como cosa dicha por la madre, no habiendo hecho ésta más que trasmitir los deseos de sus hijos al Señor. De aquí resulta que San Marcos, para abreviar, puso en boca de los hijos las palabras de la madre ( Mc 10).
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 65,2
Ellos se veían más honrados que otros y habían oído aquellas palabras: "Os sentaréis sobre doce tronos". Por eso exigían el trono más elevado y creían que eran superiores en dignidad para con Cristo a los otros. Sin embargo, temían la preferencia de Pedro; por esta razón dice otro evangelista que ellos imaginaban, cuando estaban cerca de Jerusalén, que ya estaban a las puertas del Reino de Dios, es decir, que el Reino era una cosa sensible. De esto debemos concluir que ellos no pedían ninguna cosa espiritual ni se elevaban hasta la contemplación de un reino superior.
Después de haber destruido Cristo el pecado que reinaba en nuestros cuerpos mortales y todo el poder de los espíritus infernales, recibe en medio de los hombres la corona de su Reino, que para El equivale a sentarse en el trono de su gloria. Porque el obrar El con todo su poder a derecha y a izquierda, no es otra cosa que destruir todo el mal que ante El se presenta y es indudable que entre los que se aproximan a Cristo, aquellos que más sobresalen son los que están a su derecha y los que menos a su izquierda. La derecha de Cristo, ved si lo podéis comprender, es toda criatura invisible y la izquierda la visible y corporal. Entre los que se aproximan a Cristo hay algunos que se colocan a su derecha, como son las cosas inteligibles y otros a su izquierda, como son las sensibles.
San Jerónimo
Por cáliz se entiende en la Escritura Santa la pasión, como en el Salmo: "Tomaré el cáliz de la salud" ( Sal 115,13) y a continuación dice lo que es este cáliz: "La muerte de los santos es preciosa en la presencia del Señor" ( Sal 115,14).
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 65,2
Dice, pues: "Podéis beber", etc., como si dijera: Vosotros me habláis de honor y de coronas y yo os hablo de combates y esfuerzos, porque éste no es aún el tiempo de las recompensas. La pregunta del Señor atrae a sus discípulos, porque no les dijo: Podéis derramar vuestra sangre, sino, "¿Podéis beber el cáliz que Yo he de beber?"
Remigio
Esto con el objeto de unirlos más a El mediante el lazo de la pasión. Aquellos que poseían la libertad y la constancia del martirio prometen que lo beberían. Por eso sigue: "Dícenle: Podemos".
San Hilario, in Matthaeum, 20
Aplaudiendo el Señor la fe de los discípulos, les dijo que en verdad podían sufrir con El el martirio, pero el sentarse a su derecha o izquierda era cosa reservada a otros por su Padre. Por eso sigue: "Mas el estar sentados a mi derecha o a mi izquierda", etc. Y efectivamente opinamos que de tal manera está reservado a otros ese honor, que no serán extraños a él los apóstoles, los cuales juzgarán a Israel sentados en los doce tronos de los patriarcas. Y Moisés y Elías -de quienes el Señor apareció rodeado en la montaña con todo el brillo de su gloria- estarán sentados en el Reino de los Cielos, en cuanto es posible concluirlo de lo que dicen los mismos Evangelios.
San Jerónimo
Mas yo opino de otra manera. Los nombres de los que estarán sentados en el Reino de los Cielos no se dicen aquí, a fin de que la designación especial de algunos no parezca la exclusión de otros. Porque el Reino de los Cielos no está tanto a la disposición del que lo da como del que lo recibe. Para Dios no hay distinción de personas y aquel que se presentare digno del Reino de los Cielos, recibirá el reino que está preparado, no para tal persona, sino para tal conducta. De donde resulta que si vosotros os portáis de tal manera que merecéis el Reino de los Cielos (que mi Padre ha preparado a los victoriosos), vosotros lo recibiréis también. Y no dijo el Señor "no os sentaréis", a fin de no cubrir de confusión a los dos hermanos, ni tampoco "os sentaréis", para no irritar a los demás.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 65,3
O de otro modo, este primer lugar parece imposible a todos, no sólo a los hombres, sino a los ángeles, porque el apóstol San Pablo nos dice en estos términos, que tal es el principal puesto del Hijo único de Dios ( Heb 1,13.): "¿A cuál de los ángeles dijo alguna vez: "Siéntate a mi derecha?" Contesta el Señor por condescender con los que le preguntaban, mas no con el fin de designar quiénes de los presentes debían sentarse a su lado. Porque el único objeto que efectivamente se proponían los dos discípulos en su petición era el estar sentados inmediatamente después de El y delante de los demás. Pero el Señor responde: Efectivamente moriréis por causa mía pero esto no es suficiente para que obtengáis el primer puesto. Porque si se presentara algún otro con mayor virtud además del martirio, no le quitaré a él el primer puesto y os lo daré a vosotros por el amor que os tengo. Y para que viéramos que no cabía en El esa debilidad, no dijo simplemente: No es cosa mía el dar, sino no es cosa mía el darlo a vosotros, sino a aquéllos para quienes ha sido preparado, es decir, a aquellos que se pueden distinguir por sus obras.
San Agustín, de Trinitate, 1,12,24-25
O también de otro modo, la respuesta del Señor: "Mas el estar sentado a mi derecha no me pertenece a Mí el darlo", fue dada según la forma de siervo de que estaba revestido. Mas lo que está preparado por el Padre, preparado está también por el mismo Hijo. Porque el Padre y el Hijo son una sola cosa.
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
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