ORAR CON EL CORAZÓN ABIERTO
Meditaciones diarias para un sincero diálogo con Dios
Le comento a un conocido que si desea conocer a Jesús y las circunstancias que rodearon su vida que lea el Evangelio. Cuando profundice en sus páginas conocerá a Cristo. Y podrá amarlo. Y en ese encuentro personal podrá sentir su corazón, sus miradas, su amor, su generosidad, sus virtudes, su perdón, su belleza, su misericordia, su voluntad, su manera de orar, su poder, su trato con los hombres… todo está resumido en las páginas del Nuevo Testamento. Así que si uno no conoce en profundidad las Escrituras difícilmente puede conocer a Jesús. No se puede penetrar en el sentido vivificador de los milagros de Cristo, de sus mensajes y de su propio misterio y sacar fruto de todo ello si no se busca una unión íntima y estrecha con Él. No se puede ser discípulo eficaz de Cristo sin un conocimiento profundo de su vida.
Las páginas del NT no son como me decía esta persona «una novela de hechos inverosímiles difíciles de creer» porque son inspiración del Espíritu Santo; son el compendio vivo de las enseñanzas de la vida terrena del Hijo de Dios. En cada párrafo de estas páginas sagrada habla el mismo Cristo; así con ellas y desde ellas uno puede hacer oración. Con su lectura uno puede acercarse a su Sagrado Corazón. Profundizando en ellas recibe la luz que ilumina el camino a seguir.
Cuando conoces las escrituras conoces a Cristo y entras en el misterio de su Verdad. Nadie que contemple con fe la verdad revelada puede dejar de vivir en gracia. Cada palabra, cada párrafo y cada página del Evangelio son un modelo de contemplación que nos permite aplicar sus enseñanzas en la vida concreta de cada día.
La pregunta que me surge hoy: ¿En qué medida amo las Escrituras y aplico en mi vida cotidiana la singularidad de sus enseñanzas? ¿Soy consciente de que Cristo se hace presente también en mí en la lectura consciente, sosegada y profunda de las textos sagrados? Porque si no es así algo falla en mi encuentro con el Señor.
¡Señor, el salmo canta de manera hermosa aquello de que meditaré tus leyes y tendré en cuenta tus caminos, por eso quiero centrar toda mi vida en Ti para seguir tus sendas! ¡En las Escrituras Tu me hablas directamente al corazón por eso te pido que me hagas entender tu camino y tus enseñanzas; concédeme la gracia de saber lo que quieres de mí, lo que me apuntas en cada lectura! ¡Espíritu Santo dame la sabiduría para entender lo que Jesús me comunica a través de Su Palabra! ¡Hazme ser uno contigo, un personaje más de tus Evangelios, Señor, y hazme entender todo lo que brota de tu corazón, de tus palabras, de tu mirada y de tus gestos! ¡Hazme ver también, Señor, todo lo que haces en mi vida; como me has salvado tantas veces, todas las oportunidades que me ofrecen, todas las buenas nuevas que me traes, todo lo que he aprendido de tí y de los demás! ¡Quisiera, Señor, meditar bien cada pasaje para entender y recordar quien eres para mí, para que mi corazón se incline hacia Ti para adorarte! ¡Espíritu Santo de Dios, concédeme la gracia de elevar mi mirada hacia ese Cristo salvador que es dechado de virtudes! ¡No permitas que mi corazón, soberbio y egoísta, se deleite más que en la Palabra de Cristo y haz que le dé siempre el enfoque correcto para crecer humana y espiritualmente! ¡Ayúdame a seguir las enseñanzas de Cristo y hacer conforme a lo que está escrito! ¡Dame la fuerza espiritual para seguir a Jesús con todas las consecuencias, para obedecerle siempre, para abandonar mis pecados y mis faltas y dame la gracia de caminar cada día como auténtico seguidor de Cristo!
Hoy celebramos la advocación de la Virgen del Pilar. María es la columna que sostiene nuestra vida cotidiana y a la vez el pilar que une la tierra con las puertas del cielo. A Ella nos encomendamos hoy para que solidifique nuestra vida y nos convierta en columnas de la Iglesia de Cristo.
Meditaciones diarias para un sincero diálogo con Dios
Le comento a un conocido que si desea conocer a Jesús y las circunstancias que rodearon su vida que lea el Evangelio. Cuando profundice en sus páginas conocerá a Cristo. Y podrá amarlo. Y en ese encuentro personal podrá sentir su corazón, sus miradas, su amor, su generosidad, sus virtudes, su perdón, su belleza, su misericordia, su voluntad, su manera de orar, su poder, su trato con los hombres… todo está resumido en las páginas del Nuevo Testamento. Así que si uno no conoce en profundidad las Escrituras difícilmente puede conocer a Jesús. No se puede penetrar en el sentido vivificador de los milagros de Cristo, de sus mensajes y de su propio misterio y sacar fruto de todo ello si no se busca una unión íntima y estrecha con Él. No se puede ser discípulo eficaz de Cristo sin un conocimiento profundo de su vida.
Las páginas del NT no son como me decía esta persona «una novela de hechos inverosímiles difíciles de creer» porque son inspiración del Espíritu Santo; son el compendio vivo de las enseñanzas de la vida terrena del Hijo de Dios. En cada párrafo de estas páginas sagrada habla el mismo Cristo; así con ellas y desde ellas uno puede hacer oración. Con su lectura uno puede acercarse a su Sagrado Corazón. Profundizando en ellas recibe la luz que ilumina el camino a seguir.
Cuando conoces las escrituras conoces a Cristo y entras en el misterio de su Verdad. Nadie que contemple con fe la verdad revelada puede dejar de vivir en gracia. Cada palabra, cada párrafo y cada página del Evangelio son un modelo de contemplación que nos permite aplicar sus enseñanzas en la vida concreta de cada día.
La pregunta que me surge hoy: ¿En qué medida amo las Escrituras y aplico en mi vida cotidiana la singularidad de sus enseñanzas? ¿Soy consciente de que Cristo se hace presente también en mí en la lectura consciente, sosegada y profunda de las textos sagrados? Porque si no es así algo falla en mi encuentro con el Señor.
¡Señor, el salmo canta de manera hermosa aquello de que meditaré tus leyes y tendré en cuenta tus caminos, por eso quiero centrar toda mi vida en Ti para seguir tus sendas! ¡En las Escrituras Tu me hablas directamente al corazón por eso te pido que me hagas entender tu camino y tus enseñanzas; concédeme la gracia de saber lo que quieres de mí, lo que me apuntas en cada lectura! ¡Espíritu Santo dame la sabiduría para entender lo que Jesús me comunica a través de Su Palabra! ¡Hazme ser uno contigo, un personaje más de tus Evangelios, Señor, y hazme entender todo lo que brota de tu corazón, de tus palabras, de tu mirada y de tus gestos! ¡Hazme ver también, Señor, todo lo que haces en mi vida; como me has salvado tantas veces, todas las oportunidades que me ofrecen, todas las buenas nuevas que me traes, todo lo que he aprendido de tí y de los demás! ¡Quisiera, Señor, meditar bien cada pasaje para entender y recordar quien eres para mí, para que mi corazón se incline hacia Ti para adorarte! ¡Espíritu Santo de Dios, concédeme la gracia de elevar mi mirada hacia ese Cristo salvador que es dechado de virtudes! ¡No permitas que mi corazón, soberbio y egoísta, se deleite más que en la Palabra de Cristo y haz que le dé siempre el enfoque correcto para crecer humana y espiritualmente! ¡Ayúdame a seguir las enseñanzas de Cristo y hacer conforme a lo que está escrito! ¡Dame la fuerza espiritual para seguir a Jesús con todas las consecuencias, para obedecerle siempre, para abandonar mis pecados y mis faltas y dame la gracia de caminar cada día como auténtico seguidor de Cristo!
Hoy celebramos la advocación de la Virgen del Pilar. María es la columna que sostiene nuestra vida cotidiana y a la vez el pilar que une la tierra con las puertas del cielo. A Ella nos encomendamos hoy para que solidifique nuestra vida y nos convierta en columnas de la Iglesia de Cristo.
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