miércoles, 16 de agosto de 2017

Gozoso con el triunfo de María

orar con el corazon abierto

ORAR CON EL CORAZÓN ABIERTO
Meditaciones diarias para un sincero diálogo con Dios

¡Qué día tan hermoso nos regala hoy la liturgia! Celebramos la solemnidad de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos. Esta fiesta invita a recordar que la Virgen, terminada su peregrinación por la vida terrenal, fue invitada por Dios a encontrarse con su Hijo en el cielo quedando liberada de la corrupción del sepulcro. Y en el cielo, Dios le otorga el bellísimo título de Corredentora del genero humano, en ese papel tan relevante de mediadora entre Dios y nosotros, pobres pecadores.
Hoy es la gran fiesta del triunfo de María, la mujer fiel a la voluntad divina. ¿Qué enseñanza tiene para mí la Asunción de la Virgen, cómo puede afectar a mi vida cotidiana esta festividad tan solemne y hermosa? Ella me indica de nuevo el camino hacia la eternidad, morada de Dios. María, que aceptó decidida la voluntad del Padre, que hizo de su vida un compromiso con el destino elegido por Dios, vivió cada instante de su vida unida a Él. Con sus gestos, con sus palabras, con sus sentimientos, con sus actos, María va siempre unida a Dios. El camino de María siempre es un camino hacia Dios. Así, comprendo que en mi hay un gran espacio que debo abrir para que en él quepa siempre Dios. Si con el bautismo soy templo del Espíritu Santo, con la santidad de mi vida puedo ser Arca como lo fue María. La Virgen me demuestra que abriendo mi corazón al Padre nada pierdo y mucho gano. El corazón de María es tan elevado, tan generoso, tan humilde, tan unida a Dios que toda la creación cabía en su interior. María me enseña que Dios está siempre cerca y que unida a Ella puedo estar también muy unido al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. ¡Que en este día sea capaz de abrirme a la Trinidad, exclamando con jubilo: «He aquí un pequeño instrumento del Señor, hágase en mí según tu Palabra»!



¡María, tu me guías siempre el camino a seguir! ¡Tu Asunción, Señora, es la gran respuesta de Dios que me enseña que el Padre siempre abre los espacios a los que seguimos su voluntad! ¡Ayúdame, María, estar unida a Dios como lo estás Tú! ¡Hazme ver cada día que Dios está cerca y que unido a Él pueda ver el misterio que descansa en mi interior! ¡Hazme ver que en mi vida hay espacio siempre para Dios porque Dios está presente siempre en mi pobre corazón! ¡Hazme ver que esta presencia de Dios ilumina mi vida, mis problemas, mis tristezas, mis caídas, mis caminos, mi fe, mi esperanza y mis anhelos! ¡Ayúdame a abrirme a Él como lo hiciste Tú, María, para serle fiel hasta la cruz y cruz de amor! ¡Ayúdame a ser testigo fiel de Jesús en este mundo que se aleja de Él! ¡Recuérdame siempre, María, que Dios me espera; cógeme de la mano, María, porque sé que el camino al cielo no lleva al vacío sino a la plenitud! ¡Dame, Espíritu Santo, un corazón grande para dar cabida a Dios y al prójimo! ¡María, Tú eres el consuelo, la esperanza, el amor, la alegría, la guía de mi peregrinar… te encomiendo mi vida, Señora, para que mi fe se haga más firme, para que me ayudes a vivir con esperanza y coherencia cristiana, con el deseo vivo de agradar a Dios, para incendiar mi amor por Jesús, para que mis obras sean agradables a Él! ¡Madre, tu eres la luz que da esplendor a nuestra vida, porque vives en Cristo y para Cristo; aquí estoy para buscar tu amparo y tu protección y para implorar tu intercesión antes los desafíos de mi vida! ¡María, Reina de la Paz, en vos confío! ¡María, Señora de la Alegría, bendice al mundo entero tan necesitado de tu intercesión y de tu amor de Madre!

En este día de la Asunción presento una obra bellísima de Marc-Antoine Charpentier: Missa Assumpta est Maria H.11. ¡Qué la disfrutéis con María en el corazón!:

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