martes, 31 de diciembre de 2019

Y encontraron a María, a José y al niño


Templo de San Francisco - Celaya, Gto.



Y encontraron a María, a José y al niño
Miércoles 1o. de enero
¡Paz y Bien!
Evangelio
Lucas 2, 16-21
En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño y cuantos los oían, quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.

Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido.
Palabra del Señor

Reflexión

La buena noticia que viene del nacimiento del Hijo de Dios en medio de los hombres se muestra como algo que tiene que disfrutarse inmediatamente. Los pastores van presurosos a Belén, su urgencia se debe a la buena noticia que se les ha comunicado, es algo que no pueden perderse, quieren ser los primeros, puesto que fueron los primeros que recibieron ese anuncio. Así como Dios es rico para dar, así los sencillos son prontos a descubrir sus maravillas, a reconocerlas y a anunciarlas. María, la humilde sierva del Señor, ha sido la primera en gozar del don de Dios, pero junto con ella, la gente sencilla es también la primera que recibe el anuncio gozoso del nacimiento del Salvador. 

No es que Dios olvide a la gente preparada, culta, sabia y experimentada (eso se destacará en la epifanía del Señor); lo que sucede es que los humildes y sencillos, son similares a los niños y, antes de querer entender o encontrar una explicación a lo maravilloso y extraordinario, se gozan con ello, se dejan tocar por lo bello y hermoso y dejan que les llene la vida y el corazón. Por eso, María, guarda estos prodigios en su corazón y los medita profundamente, pero no intentando encontrar una explicación, sino un por qué, es decir, ¿por qué Dios es tan rico y misericordioso que se abaja a nuestra pequeñez y se hace uno de nosotros? Los inteligentes buscan el cómo, los sencillos el por qué.

Sin embargo, una vez que han gozado del don de Dios, regresan a sus labores, porque Dios quiere que las maravillas de su misericordia guíen e iluminen nuestro diario vivir; Dios no nos llama a su lado o a su amistad para enajenarnos, nos llama para que seamos pregoneros, anunciadores, discípulos, apóstoles, portadores de buenas noticias, y no hay mejor noticia que la contenida en el nombre del niño: Jesús; es decir, Yavhé salva, porque Dios quiere que todos los hombres se salven y nos ha dado como único Salvador a su propio Hijo para hacer de nosotros verdaderos hijos amados de Dios.
¡Feliz Año!

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