Dios Padre es el que pide compromiso y frutos, pero es paciente, sabe esperar y perdonar, y nos ama de una manera única: infinita e incondicionalmente.
Los pequeños que lo entendieron aclamaron con ramos a Jesús, cuando entró a Jerusalén; los grandes y poderosos, se asustaron de un Dios así y le crucificaron.
Ese Dios bueno, amoroso y perdonador amenazaba el poder y las prebendas de las que ellos gozaban supuestamente en su nombre.
Todavía hoy estamos buscando el rostro de Dios en medio de la vida: todavía pugnan esas dos imágenes de Dios en nuestra religión y nuestra forma de vivir el camino de la fe.
Todavía hay muchos manos levantadas y armadas con piedras para ser arrojadas al culpable, el otro siempre, y el más frágil.
También hoy sigue hablando en muchos corazones la voz del Maestro, invitándonos a caminar en fe, a comenzar siempre de nuevo, una y otra y otra vez, y a perdonar.
El pecado mayor dice Jesús es no dar frutos, no reconocer que Dios es nuestro hogar, nuestro fundamento, y nuestra libertad; y el peor pecado sigue siento tener un corazón duro, soberbio, incapaz de compadecerse y perdonar.
La verdadera comunidad no se arma con piedras, sino con perdón, con solidaridad, con abrazos, pero sobre todo con la mayor caridad que es el amor.
Queridos amigos y hermanos míos, debemos comprender la vida y nuestra vida desde el amor Dios….Dios nos ama y nos lo muestra todos los días de nuestra vida, Mi Dios es bueno, compasivo, .misericordioso , me perdona y me ama. Jl.
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