Dos de los momentos más problemáticos de mi vida como católico ocurrieron este año. La primera fue cuando estaba editando un editorial del Registro Nacional Católico sobre el tema del abuso de seminaristas en América del Sur. La segunda fue cuando me dirigía a un pequeño grupo de fieles católicos sobre la crisis de abuso, y me derrumbé y lloré incontrolablemente. Ambos fueron una sorpresa, esta última requirió unos veinte minutos para pasar antes de que pudiera componerme.
Mis lágrimas cayeron porque amo a la Iglesia Católica. Amo a nuestros sacerdotes, nuestra tradición, nuestra fe. Ha cambiado mi vida. Considerar que tal maldad ha sido admitida y que tan profundo daño ha recibido tanta cobertura, considerar el sufrimiento que ha causado, ha sido, para mí, traumático.
Aun así, no he perdido la esperanza, ni siquiera cerca. No he considerado y nunca consideraré dejar su Iglesia. Porque, después de todo, es su iglesia. Nuestro quebrantamiento solo confirma nuestra necesidad y la verdad del Evangelio, la buena noticia de que Jesús ha venido. Él ha dado su vida por nosotros. Él nos ha dado una Iglesia a través de la cual recibimos Su constante derramamiento de Gracia y sustento.
Mi esperanza y alegría también surgen de esta crisis porque la Fundación Ávila está abordando esta crisis de manera poderosa y efectiva. Nuestro programa High Calling está preparando a los hombres para iniciar el papel más importante de sus vidas como sacerdote. Nuestros programas de formación espiritual están llegando a miles de personas en los salones de clase y parroquias. Nuestras publicaciones y esfuerzos en redes sociales están llegando a millones en todo el mundo. Tú
¡Es probable que se sorprenda al saber que todo esto se logra a través de solo siete empleados de tiempo completo!
Ahora vengo a ti. No me avergüenzo de suplicar por tu apoyo. Tienes los medios para hacer una diferencia. Si tiene $ 5 o $ 50,000 que puede dar, puede y marcará la diferencia. Una donación recurrente mensual de $ 10, junto con las de otros donantes, nos ayuda a garantizar que nuestras facturas mensuales siempre se paguen.
¿Me ayudarás a mí y al equipo de Ávila a continuar sanando y dando forma al futuro de la Iglesia a través de la enseñanza y el acompañamiento arraigados en la tradición mística y teológica que Dios nos ha dado y que nos ha cambiado la vida?
No hay comentarios. :
Publicar un comentario