sábado, 14 de octubre de 2017

Dom 15 Oct Homilía XXVIII Domingo del tiempo ordinario - Ciclo A

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Introducción
En nuestra sociedad, los acontecimientos importantes, suelen ir acompañados de una comida (banquete, en términos del evangelio) como manera de expresar la alegría por lo que se celebra (bodas, bautizos, graduaciones, etc.)

La primera lectura presenta una profecía cargada de esperanza que genera alegría desbordante. Dios ha gestado para todos la salvación que llega a lo hondo del ser humano transformando sus estructuras. Isaías lo compara con un banquete, como lo hace el Evangelio.

Entre ambas proclamaciones –primera lectura y evangelio- Pablo se entromete y nos ofrece su experiencia de la salvación vivida en lareestructuración de su personapor la conversión a Cristo, “riqueza de Dios”, que ayuda a transformar todo por Él y para Él, a los que se dejen.

Cristo es verdadero manjar, comida y comensal; anfitrión y servidor, de los que no saben qué camino tomar al llegar a la encrucijada de la vida: si el del poder, el del dinero, el del placer, el del individualismo egocéntrico que divide….; o mejor, el camino para limpiar el traje “de la libertad” y entrar en la fiesta del banquete. Siguiendo al criado, el vocero del rey, se llega a ese banquete.


Fr. Carlos Recas Mora O.P.
Convento del Santísimo Rosario (Madrid)


Tengo preparado el banquete ”
Evangelio de hoy y lecturas

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 25, 6-10a
Aquel día,
el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, 
en este monte, un festín de manjares suculentos, 
un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. 
Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, 
el paño que tapa a todas las naciones. 
Aniquilará la muerte para siempre. 
El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, 
y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. 
- Lo ha dicho el Señor -. 
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios, 
de quien esperábamos que nos salvara; 
celebremos y gocemos con su salvación.
La mano del Señor se posará sobre este monte.»

Salmo
Sal 22, 1-3a. 3b-4- 5. 6 R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término
El Señor es mi pastor, nada me falta: 
en verdes praderas me hace recostar; 
me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.

Me gula por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; 
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.


Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 12-14. 19-20
Hermanos:
Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación.
En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús.
A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
- «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran:
"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.
Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales reparo en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»

“ Tengo preparado el banquete ”
Comentario bíblico 
de Fray Miguel de Burgos Núñez - Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura


También puede ver el comentario de: Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)

 Iª Lectura: Isaías (25,6-10a): Dios salvará a todos los pueblos
 I.1. Esta lectura forma parte de un conjunto del libro de este profeta (cc. 24-27), conocido entre los especialistas bíblicos como «apocalipsis de Isaías». En realidad no es conjunto netamente apocalíptico, aunque no podemos negar la opción escatológica que se apunta en distintos momentos, como una gran liturgia, con himnos, cánticos, que predicen el triunfo de Dios sobre sus enemigos en el monte Sión, en Jerusalén. Se propone, como período de composición de este Apocalipsis, la época posterior al destierro de Babilonia (s. VI a. C.); esto es lo más probable, aunque no podemos precisar el momento de su composición.

I.2. El autor sigue las huellas y la teología de Isaías, y por eso ha sido introducido en el libro del gran profeta y maestro. La lectura de hoy es, probablemente, el trozo más hermoso de este conjunto en el que, después de un cántico al Dios liberador, el profeta habla de un momento prodigioso, bajo el símbolo de un banquete, de un festín escatológico, donde será destruida la muerte y el oprobio de su pueblo. Y entonces todos reconocerán a Dios como «salvador» en el monte santo, en la nueva Jerusalén.

I.3. No es frecuente en cantos de tipo apocalíptico un mensaje tan hermoso y esperanzador. Aunque en este caso no se podría haber expresado mejor aquello que debe ser la esperanza bíblica. Porque la palabra profética convoca a algo que verdaderamente no se realizará en este mundo, ni en esta historia. Por el contrario es necesaria otra "historia" nueva, si es que podemos hablar así, que necesariamente está en las manos de Dios; esto último es determinante. El "velo" que tienen todos los pueblos, según el texto de hoy, debe caer para que todos los hombres puedan ver algo nuevo y definitivo. Ni Sión o Jerusalén podrán soportar este sueño profético. Será una Jerusalén no hecha por manos de reyes o trabajadores explotados. Un sueño, desde luego, de esperanza. 

IIª Lectura: Filipenses (4,12-14.18-20): Agradecimiento generoso
II.1.Este texto pone punto final a la lectura de Filipenses en la liturgia de estos domingos. Pablo le da las gracias a esa comunidad, una de las más queridas y generosas con él, a la vez que con la comunidad madre de Jerusalén, según el compromiso que habían pactado Pedro y Pablo en la asamblea de Jerusalén (cf Gl 2; Hch 15). Aquí les recuerda que él personalmente está acostumbrado a todo, a la hartura y a pasar hambre. Pero mientras permanecía en prisión (casi con toda seguridad en Éfeso), le han enviado ayuda por medio de Epafrodito, y se lo agradece. Cristo le da fuerza para todo, es la afirmación más contundente y significativa.

II.2. La vida cristiana, pues, es también una llamada a solidaridad en las necesidades básicas, que no puede ser más que consecuencia de una comunión de fe y de amor. Compartir los dones espirituales podría ser, en algunos casos, demasiado poco ante la angustia y las necesidades que muchos experimentan. Dios es el primero que comparte la creación con nosotros y debemos ser consecuentes. Pablo, en este pequeño "billete" que escribe, le agradece a la comunidad que ha sabido compartir el evangelio mismo como don recibido. Sabemos, incluso, que ese discípulo Epafrodito se quedará con Pablo un tiempo (entre otras cosas porque enfermó junto al Apóstol) y le ayudará muy eficazmente mientras el apóstol estaba encarcelado. 

Evangelio: Mateo (22,1-14): Un banquete para la libertad
III.1.El evangelio del banquete que un rey da por la boda de su hijo es una de las parábolas más sofisticadas del evangelio de Mateo, que marca unas diferencias substanciales con la que nos ofrece Lucas (14,15-24); incluso podríamos hablar de parábolas distintas. Mateo nos habla de un rey, rechazado por los magnates, y tras ser maltratados y asesinados algunos de sus criados, manda atacar y destruir la ciudad. Ahora se debe ir a los cruces de los caminos para instar a los transeúntes a que vengan al banquete. Como es lógico, vinieron toda clase de gentes, buenas y malas. ¿Qué significa, pues, que tras esta invitación tan generosa e informal, el rey venga a la sala del banquete y encuentre a uno que no tiene traje de bodas? Esto cambia el sentido de la interpretación de los vv. 1-10, cuando la sala se llenó de invitados, poniendo de manifiesto que incluso los que no estaban preparados son invitados a un banquete de bodas. Aquí nos encontramos con lo más extraño, quizás lo más importante y original de la parábola de Jesús redactada por Mateo.

III.2. Los vv. 11-14, sobre el traje de bodas, pues, deben ser un añadido independiente. Estaríamos ante una reconstrucción alegorizante para la comunidad de Mateo, que saca unas consecuencias nuevas para los miembros de esa comunidad cristiana tan particular, con objeto de que sepan responder siempre a la llamada que se les ha hecho. Pensemos en la «justicia» de las buenas obras, del compromiso constante, de la perseverancia, a lo que es muy dada la teología del evangelio de Mateo. En todo caso no debemos perder de vista que la parábola la pronunció Jesús para poner de manifiesto la fiesta de la libertad de Dios que llama a todo el que encuentra. Por lo mismo, el significado del traje de boda, añadido posteriormente (quizás se trataba de una parábola independiente), debe estar supeditado al primero, porque no es lógico que los invitados por los caminos estén preparados para una boda. No obstante deberíamos suponer que en la semiótica del vestido con que se quiere generar el texto, todo el mundo, incluso lo más pobres, siempre encuentran unas ropas más decentes para ir a una boda o a un banquete; de lo contrario no tendrían sentido los vv. 11-14. Por eso pensamos con otros intérpretes que se trata de una parábola sobreañadida a la original de los vv. 1-10, que son los coinciden más con Lc 14.

III.3.En todo caso, la parábola es escandalosa, y debe seguir siéndolo en cuanto a los motivos de los que rechazan el banquete, como en la actitud del rey que, en vez de suprimir el banquete, invita a todo el mundo que se encuentre por los caminos: hay que buscar a las personas que no están atadas a nada ni a nadie; son libres. El banquete no es un acto burlesco, sino que Jesús piensa en el festín de la salvación; no en una fiesta de compromiso, sino de libertad. En ese supuesto, hasta el hombre que no lleva vestido de boda, independientemente de la teología de Mateo, habría que entenderlo, hoy y ahora, como que no está allí como los demás, libre para la gracia de Dios. Quien no posea esa actitud, “ese vestido”, estará echando por tierra la fiesta de la libertad y de la gracia.


Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura
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