sábado, 13 de junio de 2020

Al que cree…




Te cuento mi fe

Caminamos descalzos en la fe que nos une…


13 de junio 2020

Podemos comparar nuestro mundo a este niño poseído por un espíritu maligno. Realmente está preso de convulsiones… “lo echa en el fuego y en el agua”, en el fuego de la violencia y de la guerra, en el agua de la facilidad, del frenesí del gozar. Y nosotros tenemos el deseo de sanar a este mundo. Si somos sal de la tierra y luz del mundo, tenemos que arrancarlo de la locura, de las convulsiones. ¿Cómo? ¡Si somos tan impotentes e incapaces!….Jesús nos indica los medios: la fe y la oración.

El chico para curarse tiene que pasar por la muerte, pero una muerte que prepara la resurrección. También es necesario que muera el hombre viejo con sus desordenes y reine la sabiduría que viene de lo alto pura, pacifica, mansa, rica en misericordia en buenos frutos… (Vanhoye) Y se dará el milagro. El Señor lo hará si será fuerte nuestra fe. Si como el padre del niño, humildemente, le pedimos: “ayúdanos en nuestra incredulidad” “compadécete de nosotros”.

El relato es riquísimo en dialogo con tres actores distintos: la gente, el padre del enfermo y los discípulos. En el centro la figura de Jesús que hace surgir una comunicación clarificadora alrededor de lo sustancial: todo es posible al que cree. Jesús, al final, sanando al niño, vuelve a reafirmar en los discípulos el valor de la oración.

Párate ante esta escena en cuyo centro está el enfermo y Jesús el salvador. Jesús pregunta primero a la gente qué pasa…Luego escucha el relato del padre, al final pregunta por detalles:¿” desde cuando sucede esto?” En toda verdad afronta la poca confianza del padre del niño, reafirmando su poder: ¿”que si puedo”? Todo es posible para quien cree”. Así pone en su sitio el poder poniendo el acento en la fe que es la fuerza que mueve el poder…Y al final con los discípulos subraya de forma contundente el poder de la oración. “Esta clase de demonio solo sale a fuerza de oración”.


Observa los pasos del dialogo de Jesús… ¿Cómo obras tú, en situaciones algo complejas?

¿Te preocupas de escuchar desde el corazón, de recoger datos, de ir al fondo de las cuestiones, de conocer el desarrollo de hechos anteriores y luego acudir a lo esencial que es el poder de la fe y de la oración que desde dentro transforma hasta lo que parece imposible cambiar?

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