miércoles, 25 de septiembre de 2019

Santo Evangelio del Día 25 de septiembre



Santo Evangelio del Día 25 de septiembre

De la Feria

Semidoble
(ornamentos verdes)




"Acuerdate Señor de tu alianza y no tengas 
perpetuamente en el olvido a tus pobres criaturas."
(Salmos LXIII, 20)




Lección
Hermanos: Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu. No busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente. Hermanos, aun cuando alguno incurra en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado. Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo. Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Examine cada cual su propia conducta y entonces tendrá en sí solo, y no en otros, motivo para glorificarse, pues cada uno tiene que llevar su propia carga. Que el discípulo haga partícipe en toda suerte de bienes al que le instruye en la Palabra. No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. Así que, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe.
Gálatas V, 25-26, VI. 1-10


Evangelio
En aquél tiempo iba Jesús a una ciudad llamada Naim, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores.» Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.» El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». 
Lc VII, 11-16


Catena Aurea


San Gregorio Niceno Tract. de anima et resurrectione, post medim

Aprendamos del Salvador la experiencia de la resurrección no tanto en las palabras como en sus obras. Empieza por milagros menores a fin de preparar nuestra fe para otros mayores. Empieza a ejercer el poder de la resurrección en la enfermedad desesperada del siervo del centurión. Después, con un acto de mayor poder conduce a los hombres a la fe de la resurrección, resucitando al hijo de una viuda que era llevado al sepulcro. Por lo que se dice: "Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera a un difunto, hijo único de su madre".


San Cirilo

Digno era de compasión este dolor y bien capaz de excitar el llanto y las lágrimas. Por lo que sigue: "Y luego que la vio el Señor, movido de misericordia por ella, le dijo: No llores".


San Crisóstomo

Consolando así la tristeza y haciendo cesar las lágrimas nos enseña a consolarnos de la pérdida de nuestros difuntos esperando su resurrección. Toca, pues, el féretro, saliendo la vida al encuentro de la muerte. Por lo que sigue: "Y se acercó", etc.






Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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