martes, 31 de enero de 2017

Los caminos de María

Inmaculado corazón de María 3 (ft img)
La devoción y el culto a la Virgen María están presentes desde los inicios de la vida de la Iglesia. Ya en los textos evangélicos puede observarse la particular atención que Jesús tenía con su Madre, así como el cariño y respeto que debían profesarle los discípulos desde que en el Calvario recibió su misión maternal y fue encomendada a San Juan.
Desde los tiempos más antiguos se venera a la Santísima Virgen con el título de Madre de Dios, a cuya protección acuden fieles y peregrinos de todos los continentes. Las expresiones de amor y cariño de las personas a María comenzaron pronto a sucederse y la repetición y continuidad de las mismas hizo que enseguida se convirtieran en actos de confianza filial y devoción hacia Nuestra Señora.
Santa María Virgen Reina (ft img)El culto mariano tiene sin duda un carácter muy particular y especial, y ha de servir para la gloria de la Trinidad, pues no en vano se venera a “María, exaltada por la gracia de Dios, después de su Hijo, por encima de todos los ángeles y hombres, como la Santa Madre de Dios, que participó en los misterios de Cristo, es honrada con razón por la Iglesia con un culto especial”, tal y como se afirmó en el Concilio Vaticano II. Venerar a la Virgen es también adorar a Dios que la llenó de gracias pues iba a ser la madre de Cristo.
La devoción mariana se ha ido desarrollando hasta nuestros días con un admirable amor y respeto hacia María, íntimamente ligada a la vida de su Hijo, a quien siempre conduce, promoviendo y fortaleciendo la entrega por parte de los fieles y devotos.

Las imágenes, los iconos y las estatuas de la Virgen que se hallan en santuarios, iglesias y capillas, ayudan a los fieles y peregrinos a la búsqueda y al encuentro de la Santa Madre.
Ninguna de las imágenes conocidas reproduce el rostro auténtico de María, pero nos muestran el camino para llegar hasta ella y nos reconfortan con su ayuda y protección. Así, al venerar las representaciones de María, el creyente honra a Cristo en la persona de su Madre.
Como queda reflejado, la doctrina mariana tiene pues una característica esencial y es la referencia a Cristo, pues todo en María deriva de Cristo y está orientado a él.
La Ruta Mariana posee en sus santuarios cinco de estas representaciones de María la Madre de Dios, cinco de las más conocidas y veneradas imágenes del mundo cristiano.
Cada una tiene un origen y una historia diferente, pero todas ellas reciben el incondicional amor y cariño de los fieles, la admiración y el respeto de todos.

La devoción mariana a Nuestra Señora del Pilar

Virgen del Pilar (ft img) 3De acuerdo con una antiquísima tradición, venerada y viva a lo largo de los siglos, la venida de la Virgen a Zaragoza en carne mortal es el origen que da sentido a todo lo que rodea al Santuario del Pilar. Se trata de una piadosa tradición según la cual, el apóstol Santiago se encontraba en Cesaraugusta, a orillas del río Ebro, junto a un pequeño grupo de conversos que habían escuchado y creído su predicación. Pero los cesaraugustanos resultaban bastante duros de oído y de corazón, y el apóstol vio flaquear sus fuerzas y comenzó a preguntarse si tenía sentido seguir predicando el mensaje de Jesús en esta tierra. Cuando su flaqueza por el desánimo le hizo perder su entereza, vio a María, la madre de Jesús, rodeada de ángeles que, desde Jerusalén venía para confortarle y renovar sus ánimos. La Santísima Virgen entregó a Santiago el Pilar, la Columna de jaspe que hoy sostiene su imagen, como símbolo de la fortaleza que debía tener su fe. Esto sucedía en la madrugada del día dos de enero del año cuarenta del siglo primero. María conversó con Santiago y le encargó que fuera levantado un templo sobre la Columna o Pilar que trajo, convirtiéndose así en el primer templo Mariano de la cristiandad.
La Jaculatoria pilarista que cada día cantan los infanticos en respuesta de amor y emoción hacia la Madre de Dios dice así: “Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza. Por siempre sea, por siempre sea bendita y alabada.”
La imagen de la Virgen está sobre un pilar, mejor dicho, sobre una columna de jaspe de 1,70 m. de altura y un diámetro de 24 cm. La devoción pilarista sostiene que la columna no ha variado jamás su emplazamiento desde la fecha en que la tradición sitúa la venida de María.
Rodeando el pilar, cada día viste uno de los muchos mantos ofrecidos por los fieles, instituciones y asociaciones. Los días 2, 12 y 20 de cada mes la Imagen aparece sobre la columna sin el manto. En estos días se conmemoran la fiesta de la Venida de la Virgen (2 de enero), la fiesta del Pilar (12 de octubre) y la fiesta de la Coronación Canónica ( 20 de mayo de 1905).

La devoción mariana a Nuestra Señora de Torreciudad

Señora TorreciudadLa devoción a la Virgen de Torreciudad es muy antigua en los pueblos próximos. Ya desde el siglo XI, vecinos de localidades cercanas como Secastilla, Ubiergo, El Grado, Graus, Olvena, Naval, Enate o Artasona se dirigían a Torreciudad para pedir favores, dar gracias o, simplemente, manifestar su amor a la Virgen. Esta costumbre se ha trasmitido de generación en generación, manteniendo viva esta devoción mariana, acudiendo en peregrinación a este lugar para rezar a la Virgen y confiarle sus alegrías y penas. La imagen se encontraba en una ermita, en un promontorio sobre el río Cinca.
Antiguamente, los peregrinos venían desde los lugares más alejados de la comarca gracias a los trabajos de los santeros. Estos hombres iban de un lado a otro con una imagen pequeña de la Virgen, recogiendo limosnas y moviendo a las gentes a ir a Torreciudad. Los santeros eran alojados en los pueblos por los hermanos, quienes a su vez tenían derecho a ser alojados y atendidos en Torreciudad cuando peregrinasen.
Según la tradición, refrendada por estudios históricos, la talla de la Virgen fue venerada con anterioridad a 1804. A raíz de la denominación árabe, fue escondida y posteriormente recuperada, cerca de la ermita, una vez reconquistado el terreno por los cristianos. El día de la fiesta de la Virgen congregaba a tantos fieles en la ermita que el lugar se quedaba pequeño para albergar a los peregrinos. Se formaban largas colas que se perdían entre las peñas de los montes. Entre las gentes, que subían a celebrar la fiesta, se cantaba y repartía torta y vino.
Hoy, como a lo largo de los nueve siglos de historia, esta pequeña ermita sigue siendo un entrañable punto de encuentro para las gentes de las comarcas cercanas, que celebran con frecuencia misas, bodas, aniversarios o retiros espirituales.
La Virgen de Torreciudad se nos presenta como “Majestad de Nuestra Señora”, dejando al descubierto una espléndida expresión de rostros y formas. Responde al tipo iconográfico del “Asiento de la Sabiduría”, muy extendido durante la Edad Media. Son imágenes privadas de sentimentalismo, a veces con una escueta expresión de sencillez campesina y ricas en contenido doctrinal. Serenidad y belleza son sensaciones que los peregrinos y fielen reciben cuando se postran ante ella.
El día 22 de Agosto se celebra la Fiesta de la Virgen de Torreciudad.
Al actual santuario de Torreciudad acuden personas venidas de todos los rincones del mundo. Los autocares y automóviles traen hasta aquí peregrinos, familias, estudiantes, obreros, campesinos, etc. Todo está envuelto en un halo de silencio y paz, limpio aire y sosegado ambiente. En la explanada es muy frecuente ver gente que bajo los porches recorre meditando y rezando los misterios del rosario, representados en azulejos sobre altares, o algún párroco celebrando misa para sus feligreses llegados con él en romería.
Igual que en el pasado, quienes se acercan a Torreciudad sienten que están en un lugar de oración, en un sitio donde se da culto a la Santísima Virgen.

La devoción mariana a Nuestra Señora de Montserrat

Nuestra Señora de MontserratEl primer texto que hace referencia a la leyenda del origen de la Virgen data de 1239, hecho que evidencia que Montserrat es un lugar santo desde mucho tiempo atrás, tanto por la presencia de la imagen de Santa María, como por la de miles de peregrinos.
Cuenta la leyenda que en el año 880, un sábado al anochecer en la montaña de Montserrat, unos niños pastores vieron bajar del cielo una gran luz acompañada de una bella melodía que se paró en medio de la montaña. Al cabo de una semana volvieron al lugar junto con sus padres y la visión se repitió. Durante los cuatro sábados siguientes les acompañó el párroco del pueblo de Olesa y todos juntos volvieron a ver la misma visión. El obispo de la ciudad de Manresa, enterado de la noticia, quiso observarlo personalmente y acudió también en sábado al citado lugar. Tanto el obispo como sus acompañantes vieron una cueva en la que se hallaba la imagen de la Virgen María. Intentaron trasladarla procesionalmente a la ciudad de Manresa, pero se les hizo tan pesada que fue inútil. Este hecho fue interpretado por el Obispo como la voluntad de la Virgen de quedarse en aquel lugar y mandó construir una capilla para María, pues tenía que ser venerada en la montaña de Montserrat.
Esta pequeña abadía recibió pronto peregrinos y visitantes de múltiples lugares, lo que contribuyó a conocerse entre las gentes las narraciones de los milagros que la Virgen allí obraba.
La Virgen de Montserrat, conocida popularmente como “la Moreneta” por el color oscuro de su cara y manos, es Santa María como “Madre de Dios” o “Trono de Sabiduría”.
La Virgen sostiene con la mano derecha el orbe esférico, símbolo del cosmos, la creación, el volumen perfecto. El gesto ritual que se utiliza para venerar la Imagen es besar o tocar su mano derecha. Con la mano izquierda, María hace el gesto de ponerla sobre el hombro del Niño, indicando así que aquel rey omnipotente es hijo suyo. El Niño Jesús bendice con la mano derecha y en la izquierda sostiene una piña, símbolo de fecundidad y vida perenne. Todo ello provoca una impresión majestuosa y afable a la vez.
La actual Imagen , la que hoy se venera, fue esculpida a finales del siglo XII y fue coronada patrona de Cataluña por el Papa León XIII en 1881.
El dia 27 de abril se celebra la Fiesta de la Virgen de Montserrat, Patrona de Cataluña, precedida por la celebración de la Víspera el día anterior.

La devoción mariana a Nuestra Señora de Lourdes

La advocación mariana de Nuestra Señora de Lourdes tiene su origen en una persona y unos hechos acaecidos en la villa francesa de Lourdes, a orillas del río Gave. A Bernardita Soubirous, una pequeña niña de 14 años, cuando el 11 de febrero de 1858 se encontraba en el bosque recogiendo leña, se le apareció una resplandeciente figura de una joven que la llamaba. Sorprendida se arrodilló y comenzó a rezar pues no alcanzaba a comprender lo que había visto. La figura desapareció, para aparecer nuevamente a los pocos días. Hubo 18 apariciones entre el 11 de febrero y el 16 de julio de ese mismo año. El 25 de marzo, en la decimosexta aparición, la Señora reveló su nombre a la pequeña Bernardita, la Inmaculada Concepción. La Inmaculada Concepción es la advocación y privilegio de la Santísima Virgen María, según el cual María, en previsión de los méritos de la Pasión y Muerte de su Hijo Jesucristo, fue preservada de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su Concepción. Esta verdad fue proclamada dogma de fe por el Papa Pío IX en 1854.
Todas las apariciones de la Inmaculada Concepción a Bernardita se caracterizaron por la sobriedad de las palabras de la Señora y por la aparición en una gruta de una fuente que de repente empezó a dar agua limpia y clara. Desde entonces es un lugar de referencia de innumerables milagros constatados. Tomada con incredulidad por el clero en los primeros momentos, la manifestación fue recibiendo con el tiempo una acogida cada vez más favorable, siendo hoy en día uno de los lugares de devoción mariana más importantes y reconocidos en el mundo cristiano. El Obispo de Lourdes, Monseñor Laurence, certificó la declaración de la autenticidad de las Apariciones. Todos estos hechos dieron lugar al Mensaje de Lourdes. Donde hoy se encuentra la Imagen de la Virgen de Lourdes es el lugar exacto donde se produjeron las Apariciones.
El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, puede resumirse en:
– Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción (que se había declarado cuatro años antes por el Papa Pio IX en 1854), al mismo tiempo que se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo.
– Derramó innumerables gracias de sanaciones físicas y espirituales para que se le siguiese a través de la Iglesia.
– Es una exaltación a la virtudes de la pobreza y humildad al escoger a Bernadita como instrumento de su mensaje.
– La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz. “Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro”.
– En todas la apariciones vino con su Rosario: la importancia de rezarlo.
– Importancia de la oración, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello) y también de la misericordia infinita con los enfermos
– Importancia de la confianza en Dios

La devoción mariana a Nuestra Señora de Meritxell

Señora de MaritxellAunque los orígenes de la devoción por la virgen de Meritxell podrían ser anteriores, dado que no contamos con información anterior, si podemos afirmar que ya existía culto a Nuestra Señora de Meritxell desde la época en que se construyo la antigua iglesia románica y la época en la que estaba datada la antigua talla de la virgen que desapareció en un incendio en 1973.
Además de estos elementos físicos y tangibles, existe también ese elemento intangible del conocimiento popular que se transmite a través de cuentos y leyendas. En el caso de Meritxell, se trata de una bonita leyenda que cuenta como un pastor que se dirigía desde Encamp a Canillo para asistir a la misa del día de Reyes (6 de enero), encontró a mitad de camino la talla de la imagen de Meritxell bajo un rosal silvestre en flor. Se trataba de una imagen más propia de la primara que de invierno y fue esto lo que le llamó la atención para reparar en la imagen de la virgen.
Una vez informó del acontecimiento al cura de Canillo, la imagen fue colocada en el altar de la iglesia de Canillo, de donde desapareció sin explicación durante la noche. A pesar de que se pensó, que la imagen se había robado, llegaron noticias de que la virgen se encontraba nuevamente bajo el rosal. La imagen se llevó a la iglesia de Encamp, pensando que ese era el deseo de la virgen, pero al igual que había sucedido la noche anterior, la imagen había desaparecido, apareciendo nuevamente a los pies del rosal. Por este motivo, los fieles de la zona decidieron hacer una iglesia en Meritxell (justo en el lugar donde había aparecido), entendiendo que ese era el deseo de la Madre.
A la Virgen de Meritxell se la concibe como madre protectora. El artista que crea la imagen la muestra como una mujer sencilla y humilde a pesar de ser la reina del cielo. Y los fieles la miran como guía en su día a día, tal y como se canta en las plegarias.
Meritxell del silencio, enseñadnos a escuchar.
Meritxell de la montaña, enseñadnos a admirar.
Meritxell de las nieves, enseñadnos a no mentir, a no mentirnos.
Meritxell del rosal silvestre, enseñadnos el gozo de dar y de darse.
Meritxell de los narcisos, enseñadnos la dulzura de la vida.
Meritxell del cielo limpio y del sol esplendoroso, enseñadnos la Luz.
Meritxell vecina de los prados, de las bordas y de las casas de labrador, enseñadnos la sencillez.
Meritxell del sufrimiento, enseñadnos a rezar.
Meritxell de los niños, enseñadnos a sonreír.
Meritxell de la paz, enseñadnos la solidaridad.
Meritxell, Madre de los andorranos, enseñadnos la unidad.
Meritxell, Virgen, enseñadnos a amar.
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Fuente: Ruta Mariana

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