miércoles, 8 de enero de 2025

 


Santa ignorancia.
En estos tiempos en que es muy fácil saber cosas, y basta buscar en internet lo que deseamos saber, debemos tener muy en cuenta que no todo es bueno saberlo. Porque Dios no quería que el hombre conociera el mal, y por eso le había prohibido, en el paraíso terrenal, que comiera del fruto del conocimiento del Bien y del Mal, pues el bien ya lo tenía el hombre y la mujer en ellos, y el mal sólo Dios lo puede conocer sin que le haga mella ni lo perturbe, pero a los hombres, el mal no los deja indiferentes.
Así que estemos atentos, y como procedemos con nuestros hijos, que les seleccionamos lo que deben o no deben mirar en los medios de comunicación, especialmente en internet; así también nosotros, que somos adultos, también debemos ignorar el mal, no buscarlo ni indagarlo, porque el mal no nos deja indiferentes, sino que baja a nuestro corazón a corromperlo, y mancha nuestra alma, o al menos siembra malos pensamientos en nosotros.
Recordemos que cuando Eva vio el fruto prohibido, pensó para sí que era apetitoso y bueno para adquirir sabiduría. Pero no se trataba de la verdadera Sabiduría, sino del conocimiento del Mal, que Dios no quería que los hombres conociéramos, porque somos débiles e influenciables por él.
Así que estemos atentos y no queramos buscar lo desconocido, lo oculto, lo prohibido, porque nos hará mal, o al menos nos perturbará. Mejor tener una “santa ignorancia” del Mal.
Hay personas que dicen que hay que conocerlo todo y luego elegir. Es lo que le dijo el diablo a Eva: “Seréis como dioses, conocedores del Bien y del Mal”. Pero como ya se dijo, conocer el mal no es bueno, no trae consigo ningún beneficio sino todo lo contrario, sólo perturbación y disminución de la fe.
Esto vaya también para quienes quieren conocer el futuro por medios ocultos o condenados por la Iglesia, porque aunque uno supiera que cometiendo un pecado, aunque fuera leve, sacara todas las almas del purgatorio, del Infierno y convirtiera a todos los pecadores, así y todo no debería cometer dicho pecado, porque el mal de cometer un pecado, aunque fuese leve o venial, es peor que todos los posibles beneficios; también cuando queremos conocer el futuro al margen de Dios, aunque nos queramos auto convencer que es para prepararnos mejor o para hacer el bien, en realidad estamos comiendo del fruto prohibido, y ya sabemos las consecuencias de hacerlo.
Santísima Virgen
¡Gracias por difundir!



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