PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
En la Visitación, Isabel dijo a María: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!» Y dijo María: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación» (cf. Lc 1,42-50).
Pensamiento franciscano:
Dice santa Clara en su Bendición: -Yo, Clara, sierva de Cristo, plantita de nuestro muy bienaventurado padre san Francisco, ruego a nuestro Señor Jesucristo, por su misericordia y por la intercesión de su santísima Madre santa María, que el Padre celestial os dé y os confirme ésta su santísima bendición en el cielo y en la tierra: en la tierra, multiplicándoos en su gracia y en sus virtudes entre sus siervos y siervas en su Iglesia militante; y en el cielo, exaltándoos y glorificándoos en la Iglesia triunfante entre sus santos y santas (cf. BenCla 6-10).
Orar con la Iglesia:
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la Madre de su Hijo.
-Oh Dios, admirable en todas tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo, mira a la llena de gracia y escúchanos.
-Oh Cristo, tú que nos diste a María por madre, concédenos, por su mediación, la salud, el consuelo, la paz y el amor que sus hijos necesitamos.
-Señor, tú que hiciste de María la llena de gracia, concede la abundancia de tus dones a todos los hombres.
-Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor, y que todos perseveremos unánimes en la oración con María a la espera del Espíritu.
-Tú que coronaste a María como reina del cielo, haz que todos sus hijos podamos alcanzar la felicidad de tu reino.
Oración: Te pedimos, Señor, que, por la intercesión de santa María, la Virgen y Reina, nos libres de las tristezas de este mundo y nos concedas las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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