En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.
Señor Jesús, quien en el Calvario y en la Sagrada Eucaristía te has descubierto a nosotros como el Dios de Amor y Misericordia: arrodillados humildemente a Tus pies, te adoramos y una vez más, te pedimos perdón e imploramos Tu Piedad Divina.
Recordamos que por Tu propia Ley en el Calvario, la raza humana, representada por Tu amado discípulo Juan, heredó una Madre en la Virgen Dolorosa; por eso ahora, deseamos homenajear los sufrimientos y dolores del Corazón de Nuestra Santa Madre, ofreciéndonos a Ella en solemne consagración.
Es justo, Oh María, que nuestras almas se esfuercen en venerarte con un homenaje especial, bajo el título del Doloroso e Inmaculado Corazón, gracia otorgada por compartir toda la Pasión de Tu Hijo y así cooperar, con la obra de nuestra Redención.
Creemos y nos encerramos, en el Sagrado Corazón de Jesús y en Tu propio Corazón, desgarrado por la Herida del Suyo. Amén.
MEDITACIÓN DÍA 1
Para mí, María, Su Corazón Inmaculado, ha sido siempre y es, mi fuerza, mi guía, mi consuelo,mi modelo, mi Maestra, mi Todo después de Jesús.
San Antonio María Claret
SÚPLICA
(Compuesta por la Mística Berthe Petit, aprobada por el Card. Mercier)
¡Doloroso e Inmaculado Corazón de María! Habitación Pura y Santa: cobijad mi alma con vuestra Maternal Protección, así permanecerá fiel a la voz de Jesús y mi alma, podrá entonces corresponder a Su Amor y obedecer Su Divina Voluntad.
-Dios te salve, María, etc...
Oh Madre mía, mi deseo es mantener ante mi vista sin cesar, vuestra participación de Co-Redentora; con este recuerdo, viviré íntimamente unido a vuestro Corazón Inmaculado, que siempre permanece totalmente unido al Sagrado Corazón de vuestro Divino Hijo.
-Dios te salve, María, etc...
Por los méritos de vuestras virtudes y angustias, clavadme a éste Divino Corazón y protegedme ahora y siempre.
-Dios te salve, María, etc...
ORACIÓN FINAL
Nos consagramos por lo tanto, Oh María, a Tu Doloroso e Inmaculado Corazón, junto con nuestras familias, nuestra Patria. Ten piedad de nosotros; mira las tribulaciones y las angustias de nuestros corazones en medio del luto y calamidades que atacan a este mundo.
Dígnate, Oh Madre de Dios, obtenernos la Misericordia para que, una vez siendo convertidos y purificados por la tristeza y fortalecidos en la Fe, de ahora en adelante seamos devotos sirvientes de Jesucristo y de su Iglesia, por cuyo triunfo oramos.
Oh María Inmaculada, prometemos ser fieles devotos de Tu Doloroso Corazón. Te suplicamos que intercedas por nosotros ante Tu Hijo, para que, al grito de Tu Doloroso e Inmaculado Corazón, Su Poder Divino lleve a cabo con rapidez el triunfo de los Derechos y la Justicia de Dios. Amén.
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