11/11/2018 de FOPSME.
San Bernardo de Clairvaux decía:
“Mientras estamos en la Tierra no hemos nacido todavía. Nacemos cuando entramos al Cielo.
Mientras estamos en la Tierra nos encontramos en el seno de la Madre de Dios”.»
Llega un momento, en las vidas de todos nosotros, que debiéramos pensar en prepararnos para la muerte.
Cuando sería? Cuando nos hacemos viejos, cuando nos enfermamos de gravedad o corremos un serio peligro? Cuando perdemos a algún ser querido? .
La vida, nuestra vida, está orientada hacia la muerte, nacemos sabiendo que moriremos y encontramos poco apoyo, si acaso alguno, de que alguien nos ayude y prepare para una buena muerte.
La mayoría supone que nuestro único deseo es vivir más tiempo en esta tierra.
Pero atención, sin embargo, morir, como dar a luz, es un camino hacia una nueva vida, tal y como lo dice el Eclesiastés 3,1/2: Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: su tiempo de nacer y su tiempo de morir.
Creo que debemos prepararnos para nuestra muerte con cuidado y esmero.
San Agustín, doctor y Padre de la Iglesia, acertadamente expresa esta verdad, “La vida es un abrir y cerrar de ojos comparada con la eternidad”. En efecto, la eternidad no tiene descanso, es para siempre y por los siglos de los siglos.
Que esta verdad nos ayude a prepararnos para el bien morir.
Queridos amigos, amar a la Santísima Virgen María es esencial para alcanzar esta gracia del bien morir.
Uno de sus más grandes anhelos es que todos lleguemos al cielo para con ella glorificar a Dios y vivir junto a los santos, amigos y seres queridos que ya partieron y nos esperan allí. JL.
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