jueves, 18 de octubre de 2018




Santo Evangelio según San Lucas 12, 1-7. Viernes XXVIII de Tiempo Ordinario.



Por: H. Alejandro Bustos, L.C. | Fuente: missionkits.org 


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!


Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)


Jesús, te pido la fuerza necesaria para no tener miedo a ser santo.


Evangelio del día (para orientar tu meditación)






Del santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7


En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:


"Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.


Yo les digo a ustedes, amigos míos: no teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quien han de temer: Teman a aquel que, después de darles la muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.


¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno de ellos se olvida Dios; y por lo que ha ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos".


Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio


Se agolpaban, se pisaban unos a otros, mientras Jesús empezaba a hablar a la muchedumbre… Se dirige a sus discípulos, a sus amigos, a nosotros para invitarnos a ser muy valientes; a luchar con todas nuestras fuerzas por la santidad.


Nos llama amigos, nos pide no tener miedo a los que matan el cuerpo, sino a los que matan el alma; puede sonar negativo el Evangelio, pero en el fondo nos presenta una oportunidad de decidirnos por Cristo y enamorarnos de Él.


Tomemos conciencia de que nuestra vida es una, que no hay nada oculto que no llegue a conocerse. Lo mejor que se puede conocer de nosotros es que amamos, seguimos a Cristo y luchamos por ser santos.


Pero en medio del torbellino, el cristiano no debe perder la esperanza, pensando en haber sido abandonado. Jesús nos tranquiliza diciendo: "Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados". Como diciendo que ninguno de los sufrimientos del hombre, ni siquiera los más pequeños y escondidos, son invisibles ante los ojos de Dios. Dios ve, y seguramente protege; y donará su recompensa. Efectivamente, en medio de nosotros hay alguien que es más fuerte que el mal, más fuerte que las mafias, que los entramados oscuros, que quien se lucra sobre la piel de los desesperados, que el que aplasta a los demás con prepotencia... Los cristianos entonces deben hacerse encontrar siempre "en el otro lado" del mundo, el elegido por Dios: no perseguidores, sino perseguidos; no arrogantes, sino dóciles; no vendedores de humo, sino sometidos a la verdad; no impostores, sino honestos.

(Audiencia de S.S. Francisco, 28 de junio de 2017).

Diálogo con Cristo


Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.


Propósito


Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.


Hoy viviré mi vida cristiana con autenticidad, cuando se presente la ocasión contraria.


Despedida


Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

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