sábado, 11 de febrero de 2017

Quién esté libre de pecado…

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ORAR CON EL CORAZÓN ABIERTO
Meditaciones diarias para un sincero diálogo con Dios


10 FEBRERO, 2017 
Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Nadie que yo conozca, empezando por mí mismo, es perfecto. Y a mí, como a tantos otros, nos gustaría tener el don de borrar esos episodios del pasado de los que te abochornas y te avergüenzas y que están escritos con tinta imborrable en el ayer de nuestra vida.
Hechos y circunstancias que preferimos callar para no remover el pasado, parte de nuestra historia escrita y sellada. Los pequeños matices que conforman el lienzo de nuestra vida no siempre han tenido los trazos más adecuados. Pero están ahí y no pueden borrarse. Solo están en el olvido de la misericordia de Dios.
Además, las batallas cotidianas imposibilitan muchas veces cicatrizar esas heridas profundas que cada uno atesora. Cuando un daño interior es profundo y no se ha sanado a base de perdón, renuncia y mucho amor no hay curación completa y la marca del dolor dura para siempre.
Es conveniente reconciliarse con los “fantasmas” del pasado, armazón de muchos desánimos. Dejarlos pasar y tratar de que se vayan acomodando en el baúl de nuestros recuerdos. Sabemos que existen pero no condicionarán nuestra vida ni harán que caigamos en la desazón y la tristeza. Con ello seremos capaces a enfrentarnos a ellos sin miedo.

Dios es el único propietario de nuestro pasado, del presente de nuestra vida y del futuro que nos espera. Solo queda confiarle la vida y Él, que sabe de nuestros anhelos y limitaciones, nos permitirá caminar sin miedo, sin límites y sin temores y se ocupará de iluminar el camino de nuestra vida

¡Señor, tú sabes bien que habido en mi vida muchos episodios en el pasado en los que me egoismo ha permitido que mi corazón se llene de rencor, de envidia, de dolor, de resentimiento! ¡Te pido perdón, Jesús, porque estos momentos me han alejado de ti! ¡Señor, envíame tu Espíritu para que me de la luz para caminar y no volver a vivir momentos como aquellos que me amargaban a mí y a los demás! ¡Señor, tú eres misericordioso y puedes ayudarme siempre a través de la fuerza de tu Santo Espíritu para que mis emociones pueda controlarlas siempre para hacer el bien y unirme más a ti! ¡Te pido, Señor, que borres de mi corazón aquellas heridas que puedo no haber cicatrizado para dar amor, para llevar bondad, para mirar a los demás con ojos de misericordia, para unirme más a ti a través de los demás! ¡Dame, Señor, la fortaleza necesaria y capacítame para vivir en el amor y no en el resentimiento! ¡Anhelo, Señor, crecer en mi unión contigo, vigilar con atención y humildad mis errores, equivocaciones, faltas y pecados para estar muy unido a Ti! ¡Necesito, Señor, con la guía del Espíritu Santo aprender a dominar mis impulsos! ¡Ayúdame a ser perseverante en mi vida de oración y tener un espíritu contemplativo de conciencia de lo que soy, de lo que quiero ser y de cómo debo comportarme! ¡Fórmame y moldéame para convertirme en un auténtico testigo de tu verdad! ¡Quiero, Señor, ser un cristiano fiel caminando por los senderos de la santidad! ¡Señor, te pido algo sencillo y grande a la vez: sé mi Camino, mi Verdad y mi Vida!

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