viernes, 2 de octubre de 2020

Palabra de Dios diaria. P. Francisco J. Rebollo Leòn - LECTURAS DEL SÁBADO XXVI DEL T. ORDINARIO 3 DE OCTUBRE (VERDE O BLANCO) - Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.

 




SAN FRANCISCO DE BORJA PRESBÍTERO

ANTÍFONA DE ENTRADA

¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en tu seno a Cristo, creador del cielo y de la tierra, y diste a luz al Salvador del mundo.

ORACIÓN COLECTA

Padre santo, que en santa María de Guadalupe nos has enseñado a escuchar tu Palabra y a conservarla en tu corazón, ilumínanos con el esplendor de la verdad, para que sigamos fielmente el camino del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo ...


LITURGIA DE LA PALABRA

Ahora te han visto ya mis ojos, por eso me retracto.

Del libro de Job: 42, 1-3. 5-6. 12-16

Job le dijo al Señor: "Reconozco que lo puedes todo y que ninguna cosa es imposible para ti. Era yo el que con palabras insensatas empañaba la sabiduría de tus designios; he hablado de grandezas que no puedo comprender y de maravillas que superan mi inteligencia. Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto ya mis ojos; por eso me retracto de mis palabras y me arrepiento, echándome polvo y ceniza".

El Señor bendijo a Job al final de su vida más que al principio: llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burras. Tuvo siete hijos y tres hijas; la primera se llamaba Paloma, la segunda Canela y la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les asignó una parte de la herencia, al igual que a sus hermanos.

Y Job vivió hasta los ciento cuarenta años y vio a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos. Murió anciano y colmado de años. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 118


R/. Enséñame, Señor, tus mandamientos.

Enséñame a gustar y a comprender tus preceptos, pues yo me fío de ellos. Sufrir fue provechoso para mí, pues aprendí, Señor, tus mandamientos. R/.

Yo bien sé que son justos tus decretos y que tienes razón cuando me afliges. Todo subsiste hasta hoy por orden tuya y todo está a tu servicio. R/.

Yo soy tu siervo: instrúyeme y conoceré tus preceptos. La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los humildes. R/.


ACLAMACIÓN Cfr. Mt 11, 25





R/. Aleluya, aleluya.


Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.

Alégrense de que sus nombres estén escritos en el cielo.

Del santo Evangelio según san Lucas: 10, 17-24

En aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre". Él les contestó: "Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les sometan. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo".

En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Padre bueno, al conmemorar a la gloriosa siempre virgen María, convierte con tu poder, en sacramento de salvación, los dones que con gozo te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 2,19

María guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios y Padre nuestro, habiendo participado de tu mesa, te rogamos que, al celebrar la memoria de la Madre de tu Hijo, gocemos con abundancia de los frutos de este santo sacrificio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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