sábado, 19 de septiembre de 2020

Reflexión 263: Dios como su timonel en la tormenta

 




Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina


Imagínese ser un niño pequeño en un pequeño bote en medio del mar. Se avecina una tormenta y no se puede ver tierra en ninguna dirección. Eres sacudido y girado en las olas mientras cubren la proa con cada choque y te preguntas cómo sobrevivirás. Ahora imagina que tu papá también está en el barco contigo. Él te dice que te sientes y esperes y que todo estará bien. Tiene confianza, está a cargo y no muestra miedo. La confianza que emana tu padre te calma y confías en que él te mantendrá a salvo. Esta es una imagen de nuestras vidas. Cuando enfrentamos una crisis, debemos darnos cuenta de que no somos más que un niño en medio de un mar tormentoso que necesita a nuestro Señor Misericordioso. Sería una tontería que un niño intentara hacerse cargo del barco. También sería una tontería tratar de dirigir nuestras propias vidas. Necesitamos la firme confianza de Jesús para que nuestro corazón descanse. El Señor debe ser su timonel siempre que las olas comiencen a subir. No dude de su capacidad para manejar todo en la vida (verDiario # 1322).

¿Qué haces cuando llegan las tormentas de la vida? ¿Entras en pánico? ¿Intentas tomar el control y manejar las cosas por tu cuenta? ¿O vuelves tus ojos a la fuerza y ​​la confianza de nuestro Señor y dejas que Él tome el control de la situación? Volver a Jesús no es simplemente una cuestión de sentarse y no hacer nada. Más bien, volverse a Él con abandono es un acto de la mayor confianza. Esa confianza, cuando todo parece caótico y abrumador, abre la puerta a Su paz y te mantiene a salvo sin importar lo que se te presente. Reflexione sobre la forma en que maneja las dificultades en la vida y tome la decisión consciente de recurrir al Divino Timonel para que dirija su vida a través de la tormenta.

Señor, me dirijo a ti con confianza y elijo poner toda mi confianza en ti. Sé que puedes manejar todas las cosas y que tu amor y cuidado me mantendrán a salvo. Aumenta mi confianza en Ti, querido Señor, y ayuda a mi corazón a permanecer siempre en paz. Jesús, en Ti confío.





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