lunes, 20 de julio de 2020

Santo Evangelio del Día 20 de julio


SAN JERÓNIMO EMILIANO,
Confesor

n. 1481 en Venecia, Italia; † 8 de Febrero de 1537 en Italia

Doble
(ornamentos blancos)

Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario, el diablo,
ronda como león rugiente buscando a quién devorar.
Resistidle firmes en la fe.
(1 Pedro 5, 8-9)


Lección
Esto dice el Señor: Parte tu pan con el hambriento, acoger en tu casa a los pobres sin hogar, cubrir al que veas desnudo, y tratar misericordiosamente al que es de tu carne. Entonces prorrumpirá tu luz como la aurora, y no tardará en brotar tu salvación; entonces tu justicia irá delante de ti, y detrás de ti la gloria de Yahvé. Entonces clamaras, y Yahvé te responderá; y si pides auxilio dirá: “Heme aquí”, con tal que apartes de en medio de ti el yugo y ceses de extender el dedo y hablar maldad. Cuando abras tus entrañas al hambriento, y sacies al alma afligida, nacerá tu luz en medio de las tinieblas, y tu obscuridad será como el mediodía. Entonces Yahvé te guiará sin cesar, hartará tu alma en tierra árida, y dará fuerza a tus huesos; serás como huerto regado, y como manantial de agua, cuyas aguas nunca se agotan.

Isaías LVIII


Evangelio
En aquel tiempo: Le fueron presentados a Jesús unos niños para que pusiese las manos sobre ellos, y orase ( por ellos ); pero los discípulos los reprendieron. Mas Jesús les dijo: “Dejad a los niños venir a Mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos”. Y les impuso las manos y después partió de allí. Y he ahí que uno, acercándose a Él, le preguntó: “Maestro, ¿qué de bueno he de hacer para obtener la vida eterna?” Respondióle: “¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno. Mas, si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos”. “¿Cuáles?”, le replicó. Jesús le dijo: “No matarás; no cometerás adulterio; no robarás; no darás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre, y: amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Díjole entonces el joven. “Todo esto he observado; ¿qué me falta aún?” Jesús le contestó: “Si quieres ser perfecto, vete a vender lo que posees, y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme”.

Mateo XIX, 13-21



Catena Aurea


San Jerónimo

No porque no quisieran que los bendijera el Salvador con la mano y con su voz, sino que como aún no tenían una fe plena, creían que se cansaría el Señor, como se cansan los demás hombres, con la importunidad de aquellos que presentaban a los niños.



San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 62,4

O también, arrojan a los niños a causa de la dignidad de Cristo. Pero el Señor, enseñando a los discípulos a tener moderación y a pisotear el orgullo mundano, recibió a los niños, los tuvo en sus brazos y les prometió el Reino de los Cielos. Por eso sigue: "Y Jesús les dijo: Dejad a los niños y no les estorbéis", etc.


Orígenes, homilia 7 in Matthaeum
Llamamos en sentido místico niños a los que aún son carnales en Cristo y tienen necesidad de ser amamantados ( 1Cor 3). Aquellos que profesan la doctrina del Verbo, los que son los más sencillos y los que se nutren de la palabra, por decirlo así, infantil, aún son principiantes y presentan al Salvador los niños y los pequeñitos. Por el contrario, los que parecen más perfectos, los discípulos de Jesús, antes de aprender la razón de la justicia divina sobre los niños, reprenden a los que por una doctrina más elemental -es decir, por ser menos eruditos- ofrecen los niños y los pequeñitos a Cristo. Mas el Señor, dirigiéndose a sus discípulos, hombres ya formados, los exhorta a que sean condescendientes con las exigencias de los niños, a que se hagan niños para con los niños, a fin de ganarlos. Y les dice: "Porque de los tales es el Reino de los Cielos". Porque El mismo, teniendo la forma de Dios, fue hecho niño ( Fil 2). Debemos, pues, considerar esto y temer, que por el sentimiento de una sabiduría más excelente o de mayor adelanto espiritual, nos tengamos como muy grandes, despreciemos a los pequeñitos de la Iglesia y estorbemos a los niños que se acerquen a Jesús. Y como los niños no pueden comprender todo lo que se les dice, el Señor les impuso las manos y dándoles la virtud por medio de sus manos, se alejó de ellos, que no podían seguirle como los demás discípulos perfectos.

Remigio
Bendijo el Señor a los niños imponiéndoles las manos, para significar que los humildes de espíritu son dignos de su gracia y de su bendición.

San Agustín, de Trinitate, 1,13
O también, como buscaba aquel joven la vida eterna, y la vida eterna consiste en aquella contemplación de Dios cuya visión no nos proporciona pena sino una alegría eterna y no comprendía con quién hablaba (porque le miraba tan sólo como Hijo del hombre), por eso el Señor le contesta: "¿Por qué me preguntas sobre el bien y me llamas Maestro bueno en esta forma que ves en mí?" En esta forma de Hijo del hombre aparecerá en el juicio, no sólo para que la vean los justos, sino también los impíos y esta visión no será un bien para quienes obraron el mal. Pero además hay en mí otra visión de mi forma, por la que soy igual a Dios, porque hay un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que es el único y sumo Bien. Porque nadie le ve de manera que con su vista esté abatido o lloroso, sino que con ella tiene salud y alegría.

San Jerónimo
No rechaza nuestro Salvador el testimonio de bondad que le da el joven, pero sí el error de llamarlo maestro sin creer que es Dios.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 63,1
¿Qué utilidad hay en contestarle de esa manera? Porque de ese modo le gana poco a poco, le enseña a despreciar la adulación y a retirarse de las cosas terrenales, le convence de que se una a Dios, que busque las cosas de la otra vida y que conozca al que es el verdadero Bien, la raíz y la fuente de todo lo bueno.

Orígenes, homilia 8 in Matthaeum
También respondió Cristo de esa manera por causa del joven que le preguntó: "¿Qué bien haré?" Porque cuando nos separamos del mal y practicamos el bien llamamos bien a lo que hacemos por comparación con lo que hacen los demás hombres. Pero en cuanto a lo que se dice: "Uno solo es bueno", nuestro bien no es bien. Mas puede alguno decir: Porque el Señor, que sabía que quien le preguntaba no tenía intención de que hiciera algún bien humano, le dijo: "¿Por qué me preguntas del bien?", que es como si le dijera: ¿Por qué me preguntas sobre el bien cuando te he dado los mandamientos que contienen el bien? Y después de esto le añadió: "Si quieres entrar en la vida", etc. En estas palabras debemos considerar que el Señor contestó al joven como si estuviera fuera de la vida. En efecto, el que está fuera de Jesús que dice "Yo soy la vida" ( Jn 11,6), está de algún modo fuera de la vida. Por otro lado el hombre, incluso el más justo, mientras vive sobre la tierra está en la sombra de la vida, porque está aún rodeado de un cuerpo mortal. 1 Mas aquel que se abstuviere de las obras de muerte y deseare las de la vida, entrará en la vida. Hay palabras muertas y palabras vivas, pensamientos muertos y pensamientos vivos y por eso dice: "Si quieres entrar en la vida", etc.

San Agustín, epístolas, 31,5
No entiendo qué significa que encadene más la posesión de los bienes superfluos que el deseo de ellos, pues ¿por qué se queda triste este joven, sino porque tenía grandes riquezas? Porque una cosa es no querer incorporar lo que uno no tiene y otra cosa es arrancar lo que ya se tiene incorporado. En el primer caso se abandonan las riquezas como una cosa extraña y en el segundo se arrancan como un miembro de su propio cuerpo.

Orígenes, homilia 8 in Matthaeum
Según la historia, es digno de alabanza el joven, porque no mató ni cometió adulterio; pero es vituperable porque se entristeció por las palabras de Cristo que lo llamaban a la perfección. Era aún joven en el alma y por eso abandonó a Cristo y se marchó.





Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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