martes, 7 de julio de 2020

Reflexión 189: Superando el miedo




Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina


Reflexión 189: Superando el miedo


El miedo resulta de varias causas. La percepción de alguna amenaza inmediata causa miedo repentino como una especie de mecanismo de defensa. De hecho, esto podría salvarle la vida si, por ejemplo, la amenaza inmediata es un automóvil que se desvía hacia su carril. El miedo repentino te obliga a tomar medidas y evitar una colisión. Sin embargo, el miedo también puede ser el resultado de otros factores más remot
os que experimentamos como amenazas para nuestro bienestar. Por ejemplo, uno puede luchar con miedo por una recesión económica o pérdida de ganancias en un negocio. El miedo puede ser: "¿Cómo voy a mantener a mi familia?" O uno puede tener problemas de salud y esto causa un miedo creciente sobre el futuro. Y la lista podría seguir. Aunque algunas formas de miedo son saludables (desviarse para evitar un accidente automovilístico), la mayoría no lo son. Específicamente, cuando el miedo causa ansiedad y preocupación, llevando a uno a perder la confianza en Dios y su providencia, este es un problema. Pero si Dios está vivo en tu corazón, viviendo y reinando allí, su presencia produce una confianza sobrenatural y confianza en medio de todas y cada una de las luchas que enfrentamos (VerDiario # 1001).

Reflexiona sobre el miedo específico con el que luchas ahora. ¿Qué es lo que causa preocupación y ansiedad excesivas? Sea lo que sea, el Señor quiere que confíes en Él. Sí, cierto temor "sagrado" puede ayudarnos a evaluar todas las situaciones de manera adecuada y actuar con diligencia y responsabilidad, pero con demasiada frecuencia con lo que realmente luchamos es la falta de confianza en Dios. Reflexione sobre su miedo y su confianza e invite a Cristo más profundamente en su corazón para que su presencia expulse todo temor inútil, permitiéndole confiar plenamente en su cuidado, providencia y misericordia.

Señor, confío en ti. Ayúdame a confiar en ti aún más. Me entrego a ti todo lo que me tienta a temer. Confío en Tu amor perfecto y deseo confiar completamente en Tu Misericordia en mi vida. Mi vida es tuya, querido Señor, haz conmigo lo que quieras y guíame siempre. Jesús, confío en ti.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario