Cada uno de nosotros, desde la concepción hasta la muerte, somos acompañados, protegidos y asistidos por un ángel de la guarda personal
La Iglesia enseña claramente que cada uno de nosotros, a través de nuestras vidas en la tierra, desde la concepción hasta la muerte, somos acompañados, protegidos y asistidos por un ángel de la guarda personal designado por Dios.
Todo bautizado tiene un ángel de la guarda. Esto se desprende de lo que enseña San Basilio y el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica lo reiteró:
"Desde su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1,12;Tb 12, 12). "Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida" (San Basilio Magno, Adversus Eunomium, 3, 1: PG 29, 656B). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios." (CIC 336)
Los ángeles de la guarda pueden comunicarse con nosotros y hay dos formas principales que hacen esto. Podríamos llamar a una como la forma común, y a la otra como la forma menos común. En la forma común, los ángeles se comunican con nosotros colocando pensamientos en nuestra mente, imágenes en nuestra imaginación y sentimientos en nuestras emociones.
En primer lugar, pueden poner los pensamientos en nuestra mente mediante el envío de palabras que se reciben en los sentidos interiores.
En segundo lugar, ellos pueden enviarnos visiones intelectuales que comunican una verdad o iluminación para hacer tales juicios de la verdad. Por otra parte, los ángeles pueden comunicarse con nosotros dándonos consuelos espirituales.
Por último, los ángeles de la guarda se comunican con nosotros haciendo cierto tipo de tensión o presión en el alma o el cuerpo. En ciertos momentos, podemos tener la fuerte sensación de que tenemos que hacer algo, o ir a alguna parte, o ayudar a alguien, o rezar por una intención especial.
Muchos de nosotros, sin duda, ha experimentado este tipo de sentimiento que parecen salir de la nada, y que nos impulsa a actuar de manera decisiva con el fin de ayudar a alguien que puede estar en peligro o alguna necesidad desesperada.
Novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales
Oración para el primer día
Oraciones finales
Oraciones iniciales
Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para el quinto día:
Guíar e iluminar el camino al Cielo
Oh mi grandioso guía fiel, Ángel querido de la guarda, te ruego, por la misión que Dios te ha confiado para que me guíes en el camino hacia el Cielo, concédeme la gracia de seguir fielmente y constantemente la luz que tú me has mostrado, señálame el mal que debo evitar, y el bien que debo hacer, y no dejes nunca, por medios de tus inspiraciones, de impulsarme en la práctica de todas las buenas virtudes, hasta el último momento de mi vida. Amén
Oraciones finales
Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén
Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Todos los días de la novena:
Primer día: El odio al pecado
Segundo día: La perfección cristiana
Tercer día: Cumplir la voluntad de Dios
Cuarto día: Protección contra el enemigo malo
Quinto día: Guiar e iluminar el camino al Cielo
Sexto día: La oración insistente y llena de fe
Séptimo día: Un celo ardiente por la salvación
Octavo día: Por la pureza del alma y el cuerpo
Noveno día: Agradecimieno por la ayuda divina
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