miércoles, 3 de julio de 2024

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martes, 2 de julio de 2024

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN DÍA 3 DE JULIO



PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

En la última Cena, en su discurso de despedida, Jesús dijo a sus discípulos: «Adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14,4-6).

Pensamiento franciscano:

Dice san Francisco: «Todos los que vieron al Señor Jesús según la humanidad, y no vieron y creyeron según el espíritu y la divinidad que él era el verdadero Hijo de Dios, se condenaron. Así también ahora, todos los que ven el sacramento, que se consagra por las palabras del Señor sobre el altar por mano del sacerdote en forma de pan y vino, y no ven y creen, según el espíritu y la divinidad, que es verdaderamente el santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, se condenan» (Adm 1,8-9).

Orar con la Iglesia:

Oremos a Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, su Enviado, que eligió a santo Tomás para ser apóstol suyo.

-Para que como Tomás estemos dispuesto a decir con firmeza y sinceridad: «Vayamos también nosotros a morir con él, Cristo».

-Para que en nuestras dudas tengamos la valentía de preguntar y pedir con humildad al Señor que nos muestre su camino.

-Para que en nuestra vida demostremos que asumimos las palabras de Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida».

-Para que el Espíritu nos conceda superar nuestras incredulidades y lleguemos a exclamar de todo corazón: «Señor mío y Dios mío».

-Para que el Señor pueda decir de nosotros: «Bienaventurados los que creen sin haber visto».

Oración: Escucha, Señor, nuestras súplicas en la fiesta de tu apóstol santo Tomás, que hace suya nuestra plegaria e intercede por nosotros ante ti. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

Señor mío y Dios mío

 



 De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios

(Homilía 26, 7-9: PL 76, 1201-1202)


SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO

Tomás, uno de los Doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos en el momento de presentarse Jesús. Sólo este discípulo estaba ausente y, al volver y escuchar lo que había sucedido, no quiso creer lo que le contaban. Se presenta de nuevo el Señor y ofrece al discípulo incrédulo su costado para que lo palpe, le muestra sus manos y, mostrándole la cicatriz de sus heridas, sana la herida de su incredulidad. ¿Qué es, hermanos muy amados, lo que descubrís en estos hechos? ¿Creéis acaso que sucedieron porque sí todas estas cosas: que aquel discípulo elegido estuviera primero ausente, que luego al venir oyese, que al oír dudase, que al dudar palpase, que al palpar creyese?

Todo esto no sucedió porque sí, sino por disposición divina. La bondad de Dios actuó en este caso de un modo admirable, ya que aquel discípulo que había dudado, al palpar las heridas del cuerpo de su maestro, curó las heridas de nuestra incredulidad. Más provechosa fue para nuestra fe la incredulidad de Tomás que la fe de los otros discípulos, ya que, al ser él inducido a creer por el hecho de haber palpado, nuestra mente, libre de toda duda, es confirmada en la fe. De este modo, en efecto, aquel discípulo que dudó y que palpó se convirtió en testigo de la realidad de la resurrección.

Palpó y exclamó: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «¿No has creído, Tomás, sino después de haberme visto?» Como sea que el apóstol Pablo dice: La fe es la firme seguridad de los bienes que se esperan, la plena convicción de las realidades que no se ven, es evidente que la fe es la plena convicción de aquellas realidades que no podemos ver, porque las que vemos ya no son objeto de fe, sino de conocimiento. Por consiguiente, si Tomás vio y palpó, ¿cómo es que le dice el Señor: No has creído, sino después de haberme visto? Pero es que lo que creyó supera a lo que vio. En efecto, un hombre mortal no puede ver la divinidad. Por esto lo que él vio fue la humanidad de Jesús, pero confesó su divinidad al decir: ¡Señor mío y Dios mío! Él, pues, creyó con todo y que vio, ya que, teniendo ante sus ojos a un hombre verdadero, lo proclamó Dios, cosa que escapaba a su mirada.

Y es para nosotros motivo de alegría lo que sigue a continuación: Dichosos los que sin ver han creído. En esta sentencia el Señor nos designa especialmente a nosotros, que lo guardamos en nuestra mente sin haberlo visto corporalmente. Nos designa a nosotros, con tal de que las obras acompañen nuestra fe, porque el que cree de verdad es el que obra según su fe. Por el contrario, respecto de aquellos que creen sólo de palabra, dice Pablo: Van haciendo profesión de conocer a Dios, y lo van negando con sus obras. Y Santiago dice: La fe, si no va acompañada de las obras, está muerta.

Jaculatoria

 


 


Devoción al Santísimo Sacramento del Altar

Señor, ten misericordia de nosotros.
! Oh Cristo ! ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
! Oh Cristo ! óyenos.
! Oh Cristo ! escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Pan vivo que bajaste del Cielo, ten misericordia de nosotros.
Dios escondido y Salvador, ten misericordia de nosotros.
Comida de los escogidos, ten misericordia de nosotros.
Vino que engendras vírgenes, ten misericordia de nosotros.
Pan substancioso y de los reyes regalo, ten misericordia de nosotros.
Sacrificio continuo, ten misericordia de nosotros.
Ofrenda pura, ten misericordia de nosotros.
Cordero sin mancha, ten misericordia de nosotros.
Mesa purísima, ten misericordia de nosotros.
Comida de los ángeles, ten misericordia de nosotros.
Maná escondido, ten misericordia de nosotros.
Memorial de las maravillas de Dios, ten misericordia de nosotros.
Pan sobresubstancial, ten misericordia de nosotros.
Verbo hecho carne, ten misericordia de nosotros.
Dios con nosotros, ten misericordia de nosotros.
Hostia Santa, ten misericordia de nosotros.
Cáliz de Bendición, ten misericordia de nosotros.
Misterio de fe, ten misericordia de nosotros.
Preexcelxo y venerable Sacramento, ten misericordia de nosostros.
Sacrificio, el más santo de todos, ten misericordia de nosotros.
Verdadero propiciatorio por los vivos y difuntos, ten misericordia de nosotros.
Remedio celestial, con el que nos preservamos de todos los pecados, ten misericordia de nosotros.
Milagro asombroso sobre todos los milagros, ten misericordia de nosotros.
Memoria sacratísima de la Pasión del Señor, ten misericordia de nosotros.
Don que excedes a toda riqueza, ten misericordia de nosotros.
Memorial principal del amor divino, ten misericordia de nosotros.
Abundancia de liberalidad divina, ten misericordia de nosotros.
Sacrosanto y augustísimo misterio, ten misericordia de nosotros.
Medicamento de inmortalidad, ten misericordia de nosotros.
Sacramento vivífico digno de todo respeto, ten misericordia de nosotros.
Pan hecho carne por el Todopoderoso, ten misericordia de nosotros.
Sacrificio incruento, ten misericordia de nosotros
Comida y convidado, ten misericordia de nosotros.
Convite dulcísimo en el que sirven los ángeles, ten misericordia de nosotros.
Sacramento de piedad, ten misericordia de nosotros.
Vínculo de caridad. ten misericordia de nosotros.
Oferente y ofrecido, ten misericordia de nosotros.
Espiritual dulzura, gustada en la misma fuente, ten misericordia de nosotros.
Sustento de las almas santas, ten misericordia de nosotros.
Viático de los que mueren en el Señor, ten misericordia de nosotros.
Prenda de la gloria que esperamos, ten misericordia de nosotros
Sénos propicio, perdónanos, Señor.
Sénos propicio, escúchanos, Señor.
De la comunión sacrílega, líbranos, Señor.
De la concupiscencia de la carne, líbranos, Señor.
Del deseo desordenado de los ojos, líbranos Señor.
De las soberbia de la vida, líbranos, Señor.
De toda ocasión de pecar, líbranos , Señor.
Por aquel deso con que deseaste comer esta pascua con tus discípulos, líbranos, Señor.
Por la encendida caridad con que instituiste este divino Sacramento, líbranos, Señor.
Por tu sangre preciosa, que nos dejaste en el altar, líbranos, Señor.
Por las cinco llagas de tu cuerpo sacratísimo, que nosotros recibiste, líbranos, Señor.
Nosotros pecadores, te rogamos óyenos.
Que te dignes aumentar y conservar en nosotros la fe, reverencia y devoción de este admirable Sacramento, te rogamos óyenos.
Que te dignes guiarnos por la verdera confesión de los pecados, a la frecuente comunión, te rogamos, óyenos.
Que te dignes librarnos de toda herejía, infedelidad y ceguedad de corazón de corazón, te rogamos óyenos.
Que te dignes hacernos participantes de los frutos preciosos y celestiales de este Santísimo Sacramento, te rogamos óyenos.
Que te dignes confortarnos y fortalecernos en la hora de nuestra muerte con este Viático celestial, te rogamos óyenos.
!Oh Hijo de Dios! te rogamos óyenos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.
!Oh Cristo, óyenos!
!Oh Cristo, escúchanos!
!Señor, ten misericordia de nosotros!
!Señor, ten misericordia de nosotros!
Padre nuestro, etc.
v/ El pan del cielo les has dado.
r/ Que tiene en sí todo el deleite.
v/ Bendito eres, Señor, en, los Cielos.
r/ Digno de las alabanzas que se te den, y de ser exaltado y glorificado en todos los siglos.
v/ Señor, oye gustoso mi súplica.
r/ Y llegue a tu oído mi clamor.
v/ El Señor esté con ustedes.
r/ Y con tu espíritu.

Oración
¡ Oh Dios, que nos dejaste la memoria de tu Pasión en este admirable Sacramento !
Concédenos que de tal suerte veneremos los sagrados misterios de tu cuerpo y sangre, que experimentemos continuamente en nosotros el fruto de nuestra redención. Que vives y reinas con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

(Compilado por José Gálvez Krüger)

Madre Admirable......Ruega por nosotros

 


SANTO TOMÁS APÓSTOL

 





3 DE JULIO SANTO TOMÁS APÓSTOL


SANTO TOMÁS

APÓSTOL

PALABRA DE DIOS DIARIA

Tomás significa "gemelo"

La tradición antigua dice que Santo Tomás Apóstol fue martirizado en la India el 3 de julio del año 72. Parece que en los últimos años de su vida estuvo evangelizando en Persia y en la India, y que allí sufrió el martirio.

De este apóstol narra el santo evangelio tres episodios.

El primero sucede cuando Jesús se dirige por última vez a Jerusalem, donde según lo anunciado, será atormentado y lo matarán.

En este momento los discípulos sienten un impresionante temor acerca de los graves sucesos que pueden suceder y dicen a Jesús: "Los judíos quieren matarte y ¿vuelves allá?. Y es entonces cuando interviene Tomás, llamado Dídimo (en este tiempo muchas personas de Israel tenían dos nombres: uno en hebreo y otro en griego. Así por ej. Pedro en griego y Cefás en hebreo). Tomás, es nombre hebreo. En griego se dice "Dídimo", que significa lo mismo: el gemelo.

Cuenta San Juan (Jn. 11,16) "Tomás, llamado Dídimo, dijo a los demás: Vayamos también nosotros y muramos con Él". Aquí el apóstol demuestra su admirable valor. Un escritor llegó a decir que en esto Tomás no demostró solamente "una fe esperanzada, sino una desesperación leal". O sea: él estaba seguro de una cosa: sucediera lo que sucediera, por grave y terrible que fuera, no quería abandonar a Jesús. El valor no significa no tener temor. Si no experimentáramos miedo y temor, resultaría muy fácil hacer cualquier heroísmo. El verdadero valor se demuestra cuando se está seguro de que puede suceder lo peor, sentirse lleno de temores y terrores y sin embargo arriesgarse a hacer lo que se tiene que hacer. Y eso fue lo que hizo Tomás aquel día. Nadie tiene porque sentirse avergonzado de tener miedo y pavor, pero lo que sí nos debe avergonzar totalmente es el que a causa del temor dejemos de hacer lo que la conciencia nos dice que sí debemos hacer, Santo Tomás nos sirva de ejemplo.

La segunda intervención:

3 DE JULIO MIÉRCOLES XIII DEL T. ORDINARIO FIESTA DE SANTO TOMÁS APÓSTOL

 




Del Común de apóstoles.


SANTO TOMÁS, apóstol (FIESTA).

Tomás es conocido entre los demás apóstoles por su incredulidad, que se desvaneció en presencia de Cristo resucitado; él proclamó la fe pascual de la Iglesia con estas palabras: «¡Señor mío y Dios mío!» Nada sabemos con certeza acerca de su vida, aparte de los indicios que nos suministra el Evangelio. Se dice que evangelizó la India. Desde el siglo VI se celebra el día 3 de julio el traslado de su cuerpo a Edesa.

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: MENSAJEROS DE DIOS.

Mensajeros de Dios
dadnos la Nueva;
mensajeros de paz,
sea paz nuestra.

Mensajeros de luz,
sea luz nuestra;
mensajeros de fe,
sea fe nuestra.

Mensajeros del Rey,
sea rey nuestro;
mensajeros de amor,
sea amor nuestro. Amén.

SALMODIA

MISAL DIARIO PALABRA DE DIOS. LECTURAS DEL MIÉRCOLES XIII DEL T. ORDINARIO 3 DE JULIO SANTO TOMÁS APÓSTOL (ROJO)

 "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".

 

 


 

 

SANTO TOMÁS APÓSTOL

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 117, 28. 21

 

Tú eres mi Dios, y yo confiaré en ti, tú eres mi Dios, te alabaré y te daré gracias; pondré en ti mi confianza, porque tú eres mi salvador.

 

Se dice Gloria.

 

ORACIÓN COLECTA

 

Concédenos, Dios todopoderoso, alegrarnos por la festividad del apóstol santo Tomás, para que siempre nos ayude con su protección y para que, creyendo, tengamos vida en el nombre de aquel a quien él mismo reconoció como Señor, Jesucristo, tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

Ustedes han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles.

 


De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 2, 19-22

 

Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.

 

Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo en el Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.

 

Palabra de Dios.

“Denme su corazón y Yo les doy el Mío”.

 



“Denme su corazón y Yo les doy el Mío”.

CORAZON DE JESUS

En verdad que tenéis Mi Corazón preso de amor. Por esto Mi herida esta abierta, para que entrando en el gocéis de sus ternuras y dulzuras que en el hay.

Yo Soy Amor y por este amor y misericordia les digo: que con gozo saqueéis Mi Corazón, porque es vuestro y estáis dentro de el.

Yo les pido no salgáis de el con vuestro pecados. Yo les deseo cambiéis. Denme su corazón y Yo les doy el Mío para que sean todos santos.

Déjenme su corazón y todo para que sean llenos de mis gracias. María sea vuestra fortaleza y ejemplo.

Yo los bendigo.

Día del Sagrado Corazón

Sagrado Corazón de Jesús

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lunes, 1 de julio de 2024

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN DÍA 2 DE JULIO




 PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

«¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: "Id en paz, abrigaos y saciaos", pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro» (Sant 2,14-17).

Pensamiento franciscano:

Dice san Francisco en su primera Regla: -Los hermanos muestren por las obras el amor que se tienen mutuamente, como dice el Apóstol: No amemos de palabra y de boca, sino de obra y de verdad. Y a nadie difamen. No murmuren, no denigren a otros. Y sean modestos, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. No juzguen, no condenen. Y, como dice el Señor, no consideren los pecados mínimos de los otros; al contrario, recapaciten más bien en los suyos propios con amargura de su alma (cf. 1 R 1,6-12).

Orar con la Iglesia:

Demos gracias a Dios Padre que, por la acción de su Espíritu, purifica nuestros corazones y los llena de su amor, y digámosle: Derrama sobre nosotros tu Espíritu.

-Concédenos, Señor, el espíritu de fe y de acción de gracias, para recibir siempre con gozo lo bueno y soportar con paciencia lo adverso.

-Haz que practiquemos la caridad no únicamente en los acontecimientos importantes, sino, ante todo, en la vida ordinaria.

-Concédenos vivir con austeridad cristiana y compartir nuestro pan con los hambrientos.

-Danos llevar en nuestro cuerpo la muerte de tu Hijo, para que, como dice san Pablo, sea Cristo quien viva en nosotros.

Oración: Padre nuestro, que premias a los justos y perdonas a los pecadores que hacen penitencia, danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

LA ORACIÓN DEL "ÁNGELUS" Y LA ANUNCIACIÓN

 

LA ORACIÓN DEL "ÁNGELUS" Y LA ANUNCIACIÓN
Benedicto XVI, Ángelus del día 20 de julio de 2008

Queridos jóvenes amigos:

Nos disponemos ahora a recitar juntos la hermosa oración del Ángelus. En ella reflexionaremos sobre María, mujer joven que conversa con el ángel, que la invita, en nombre de Dios, a una particular entrega de sí misma, de su vida, de su futuro como mujer y madre. Podemos imaginar cómo debió sentirse María en aquel momento: totalmente estremecida, completamente abrumada por la perspectiva que se le ponía delante.

El ángel comprendió su ansiedad e inmediatamente intentó calmarla: «No temas, María… El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc 1,30.35). El Espíritu fue quien le dio la fuerza y el valor para responder a la llamada del Señor. El Espíritu fue quien la ayudó a comprender el gran misterio que iba a cumplirse por medio de Ella. El Espíritu fue el que la rodeó con su amor y la hizo capaz de concebir en su seno al Hijo de Dios.

Esta escena es quizás el momento culminante de la historia de la relación de Dios con su pueblo. En el Antiguo Testamento, Dios se reveló de modo parcial y gradual, como hacemos todos en nuestras relaciones personales. Se necesitó tiempo para que el pueblo elegido profundizase en su relación con Dios. La Alianza con Israel fue como un tiempo de hacer la corte, un largo noviazgo. Luego llegó el momento definitivo, el momento del matrimonio, la realización de una nueva y eterna alianza. En ese momento María, ante el Señor, representaba a toda la humanidad. En el mensaje del ángel, era Dios el que brindaba una propuesta de matrimonio con la humanidad. Y en nombre nuestro, María dijo sí.

En los cuentos, los relatos terminan en este momento: «y desde entonces vivieron felices y contentos». En la vida real no es tan fácil. Fueron muchas las dificultades que María tuvo que superar al afrontar las consecuencias de aquel «sí» al Señor. Simeón profetizó que una espada le traspasaría el corazón. Cuando Jesús tenía doce años, Ella experimentó las peores pesadillas que los padres pueden tener, cuando tuvo a su hijo perdido durante tres días. Y después de su actividad pública, sufrió la agonía de presenciar su crucifixión y muerte. En las diversas pruebas Ella permaneció fiel a su promesa, sostenida por el Espíritu de fortaleza. Y por ello tuvo como recompensa la gloria.

Queridos jóvenes, también nosotros debemos permanecer fieles al «sí» con que acogimos el ofrecimiento de amistad por parte del Señor. Sabemos que Él nunca nos abandonará. Sabemos que Él nos sostendrá siempre con los dones del Espíritu. María acogió la propuesta del Señor en nombre nuestro. Dirijámonos, pues, a Ella y pidámosle que nos guíe en las dificultades para permanecer fieles a esa relación vital que Dios estableció con cada uno de nosotros. María es nuestro ejemplo y nuestra inspiración; Ella intercede por nosotros ante su Hijo, y con amor materno nos protege de los peligros.

* * *

LA PREEMINENCIA DE LA CARIDAD
Del Sermón 31 del beato Isaac de Stella

¿Por qué, hermanos, nos preocupamos tan poco de nuestra mutua salvación, y no procuramos ayudarnos unos a otros en lo que más urgencia tenemos de prestarnos auxilio, llevando mutuamente nuestras cargas, con espíritu fraternal? Así nos exhorta el Apóstol, diciendo: Llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la ley de Cristo; y en otro lugar: Sobrellevaos mutuamente con amor. En ello consiste, efectivamente, la ley de Cristo.