sábado, 28 de noviembre de 2020

El Noviazgo

 



 EL NOVIAZGO

Monseñor Romulo Emiliani


El noviazgo es una relación formal de un muchacho y una muchacha que, después de un período en el cual fueron amigos, comprenden que hay algo más que una amistad. El noviazgo es fruto y expresión de amor. 

Noviazgo es también el período de preparación para el matrimonio. En el noviazgo ambos empiezan a comprometerse formalmente para casarse más adelante. El proceso del noviazgo siempre debe comenzar con una amistad que después puede fructificar en una relación más formal como novios. 

En muchos jóvenes de quince o dieciséis años existe una confusión muy curiosa. Ellos creen que porque encuentran un buen amigo que le llena, le cae muy bien y es una persona comprensiva a quien le encanta dialogar, ya tienen que ser novios. Muchos adolescentes queman etapas sin saborear bien lo que es una auténtica amistad y no dan tiempo para que la amistad dé frutos. Piensan que porque se entienden bien con su nueva amistad inmediatamente tienen que ser novios. 

Jóvenes, entiendan bien que una cosa es tener un buen amigo o una buena amiga y otra cosa muy diferente es tener relación de novios. Para que exista un noviazgo, se necesita que ambos se hayan conocido primero como amigos porque el noviazgo es el período de preparación para el matrimonio, que es la unión plena de una pareja que se ama y quiere realizarse en el amor. Además, el matrimonio es el medio creado por Dios para procrear los hijos que son el fruto del amor de la pareja. 

Es un terrible error convertir lo que podría ser una amistad preciosísima en un mal noviazgo, cuando todavía ambos son demasiado jóvenes y no han madurado suficiente para entrar en una relación de esa naturaleza. Muchos jóvenes cambian de novio o novia a cada rato. En el fondo, lo que realmente están buscando es un buen amigo o una buena amiga, pero confunden los sentimientos de amistad con los de amor. Después andan frustrados y aburridos, porque han perdido la frescura e inocencia de la juventud en relaciones amorosas vacías e inútiles. 

Es muy triste ver muchachos y muchachas que se encuentran desilusionados y amargados porque se pelearon con el novio o la novia y ya no se van a hablar más, ni siquiera como amigos. En el fondo, no existía en ellos amor de pareja, tal y como se entiende en el noviazgo, sino simplemente una amistad muy linda que pudo haber florecido, pero que se frustró porque comenzaron esa relación prematuramente o porque la moda es tener novio o novia. 


CARACTERÍSTICAS DEL NOVIAZGO 

El noviazgo es un tiempo ideal y lindísimo para dialogar, conocerse mejor y comprenderse más. Durante el noviazgo, es maravilloso descubrir quién es la otra persona y para eso se necesita tiempo. ¿Por qué perder un tiempo tan bonito como el de la juventud casándose tan jovencitos? 

En la generación de nuestros padres o abuelos, los jóvenes generalmente terminaban el bachillerato y empezaban a trabajar inmediatamente en la finca, la tienda, el almacén o la fábrica. Ellos maduraban más rápido por los trabajos y necesidades que pasaban. Ustedes, los jóvenes de ahora, maduran más lentamente que sus padres y abuelos, porque estudian más tiempo el bachillerato y la universidad y como resultado dependen más tiempo de ellos. Hoy día es normal ver muchachos de 24 ó 25 años que dependen de sus padres, cuando antes no era así. 

Vamos a analizar las características y condiciones fundamentales para que se dé un buen noviazgo, que será la mejor base para un matrimonio bueno, sólido y duradero. 

Esperar el momento oportuno 

En el período de noviazgo, ambos jóvenes van a intentar conocerse más, vivir más de cerca y dialogar más para estar bien preparados para el matrimonio. Según opinión de muchos psicólogos que tratan el tema del matrimonio, el noviazgo debe durar un período aproximado de año y medio, dos años o dos años y medio. Ese es el tiempo ideal para que el noviazgo sea verdaderamente una preparación para el matrimonio. 

Yo creo que la edad ideal para que una joven tenga un novio es de los 22 a los 24 años, para permitir que pase más tiempo con su familia y sus amigos, se dedique a los estudios y también para socializar, hacer nuevas amistades y conocer otros muchachos. 

Los varones maduran más lentamente que las muchachas porque a nivel mental y físico son más lentos en el desarrollo. Entonces, para los jóvenes la edad ideal para un noviazgo es como a los 27 años, más o menos. A esa edad ya ha hecho su carrera o está trabajando, su vida está encaminada y tiene los medios necesarios para poder casarse y mantener a su familia. 

Hay jóvenes de 24 ó 25 años que apenas empiezan a despegar y algunos no logran nunca despegarse del vientre materno y ésto es muy peligroso. 

Cuidado con los noviazgos de dos o cuatro meses, así como los de seis o siete años porque son peligrosos. Cuando la pareja es muy joven, el matrimonio no es aconsejable porque pueden confundir sentimientos y emociones. Si tú con los pocos años que tienes todavía no te conoces bien, ¿cómo quieres conocer bien a tu novio o tu novia en un mes y medio? No hay que desesperarse, ten calma. Después tendrás toda una vida de casados... ¡hasta de cuarenta o cincuenta años! 

¡No hay prisa; vive y goza tu juventud! Aprende un poco de la vida para que, cuando te cases, hayas vivido lo suficiente para experimentar un poco lo que es la vida y vayas más seguro de lo que quieres. ¡Aprovecha este tiempo precioso! 

Compartir con la pareja 

El noviazgo es un tiempo ideal para compartir juntos, salir a paseos, participar en grupos juveniles, conocer bien a la familia del otro y tener muchísimas actividades en común. Esta es la mejor forma para conocer bien a tu pareja, o sea, en actividades y paseos recreativos juveniles y en reuniones familiares. 

El novio y la novia tienen derecho a estar a solas para hablar y dialogar. Pero yo no concibo un noviazgo donde están siempre los dos solitos. Hay que aprender a estar en grupo, porque las actividades de grupo son fundamentales. 

Yo creo firmemente que la causa de que muchos matrimonios fracasan es que hicieron un mal noviazgo. En el período del noviazgo, es indispensable conocer bien a la pareja para saber bien con quién te vas a casar, porque es una decisión para toda la vida. Escoge bien con quién te vas a casar, no sea que después te lleves una tremenda sorpresa. Mira que tu novio será el padre de tus hijos; tu novia será la madre de tus hijos. 

Respetar la libertad de la otra persona 

Ser novio de una persona no te concede derecho alguno para que intervengas demasiado en su vida, porque esa otra persona todavía no te pertenece, no es tuya. 

En el período del noviazgo nadie tiene derecho a meterse en la vida de la otra persona y presionarla a que decida una u otra cosa que tenga que ver con su vida familiar, sus estudios, sus metas o sus gustos. Debe haber un gran respeto a la privacidad de la otra persona. 

Un noviazgo auténtico no debe jamás perjudicar tu vida ni apartarte de Dios, de tus estudios, tu vida cristiana o tu vida familiar. En tu vida cristiana, si tu novio te lleva al pecado o tu novia te aparta de Dios, ese noviazgo no es del Señor. El novio o novia que haga que el otro se pelee con su familia y destruya su vida familiar, no es bueno. Si no te permite estudiar, es un egoísta. Son cosas fundamentales que un buen noviazgo nunca debe afectar ni perjudicar. 

Los novios no son una sola carne, cosa que la Palabra de Dios dice claramente con respecto al matrimonio. Acerca del matrimonio, Jesús dice en la Palabra que "El hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá con su mujer, y serán los dos uno solo" (Mt 19.5). En el noviazgo ustedes no son una sola carne, porque la unión no ha sido bendecida por Dios. Es muy importante que los novios, al entrar en ese período formal de relaciones humanas, comprendan que el noviazgo no implica pertenencia. En el noviazgo nadie posee al otro; cada uno es dueño solamente de sí mismo. Por lo tanto, cada uno debe aceptar que hay fronteras que no deben traspasar. 

En nuestra sociedad machista existe la idea errónea de que el hombre es el que debe decidir en todo. Tristemente, en algunos noviazgos el hombre adopta la actitud de amo y la muchacha depende de él en todo. En realidad, lo que existe es un atropello a la dignidad humana. Entonces no hay una relación de igualdad, sino siempre él dominándola a ella. Eso no está correcto y es lamentable que las muchachas sigan ese juego. Si de novio el muchacho es así, de casados la situación será insoportable. 

En el noviazgo cada uno tiene que dar libertad al otro para que desarrolle su propia personalidad y sea como quiera. Ambos jóvenes están en un proceso de crecimiento y tienen derecho a decidir por sí mismos. Hay noviazgos donde uno de los dos se convierte en un dictador del otro, como si fuera su amo. ¿Qué derecho tienen para decidir por el otro? El ser novio no te da derecho a decidir por tu novia y decirle lo que tiene que hacer en su casa, qué carrera debe estudiar o si debe tener ese amigo o amiga. Los jóvenes creen que el noviazgo, de hecho, les da el derecho para hacer lo que les da la gana con la otra persona. ¡No hay tal derecho, ni religiosa ni legalmente! 

Comprender que amor no es sinónimo de sexo 

Jóvenes, es importante que entiendan que el sexo es una expresión de amor en la cual uno demuestra el amor que le tiene a la otra persona con gestos corporales. Como el sexo es parte del amor, no puede en ningún momento estar por encima o suplantar el sentimiento de amor. Muchos novios creen que se aman porque se entienden sexualmente. Entenderse sexualmente no significa amor. Hay que puntualizar que existe una profunda diferencia entre una cosa y otra. ¡Los animales se entienden sexualmente, pero no se aman! 

El noviazgo no concede ningún derecho a tomar posesión del cuerpo de la otra persona, porque él o ella no te pertenece. Cada persona es dueña solamente de sí misma. En el período del noviazgo no existe ningún derecho para traspasar ciertas fronteras. Lo triste es que en muchos noviazgos se están quemando etapas porque los novios están viviendo casi como marido y mujer. Ésto definitivamente no produce los mejores resultados porque muchos noviazgos fracasan y resulta que no se casan. No se puede tomar posesión de la otra persona sencillamente porque son novios y creen que se aman. Dios no ha bendecido esa unión todavía y por lo tanto esa persona no te pertenece. 

En cambio, dentro de la unión matrimonial, en cierto sentido los cónyuges sí se pertenecen. En el matrimonio, los dos son uno solo; carne de su carne. Entonces, ya casados, el sexo es una de las tantas expresiones de amor pero no la única. El amor está por encima del sexo y es, en definitiva, lo que debe unir a la pareja. Hay muchas parejas de edad avanzada en las que no hay nada de intimidad sexual, pero en cambio se aman muchísimo y viven muy felices. 

El amor tiene otras muchas expresiones además del sexo. Lo que pasa es que mucha gente ha convertido el sexo en un dios y creen que la felicidad matrimonial consiste únicamente en entenderse bien en ese aspecto. 

El matrimonio está destinado al fracaso cuando el sexo es la única motivación que existe para casarse, porque puede aparecer después otra persona más atractiva y apetecible. Muchos hombres casados creen que solamente aman cuando están con su mujer en un acto sexual. 

El problema con los jóvenes es que muchas veces queman etapas y confunden el sexo con el amor. Repito, jóvenes, el sexo es solamente una expresión de amor. Cuando en la pareja hay intimidad sexual es porque existe permanencia matrimonial, fidelidad, convivencia plena, garantía de perseverancia, madurez y la bendición de Dios en esa unión. Yo conozco muchas muchachas y también muchachos que se sienten frustrados, desilusionados y engañados porque creyeron que en el noviazgo lo importante era la parte carnal y después descubrieron que no había amor. ¡Imagínense, que no había amor! Entonces, rompen el noviazgo para empezar de nuevo con otra persona y al final terminan muy desilusionados. 

Un buen noviazgo permite, claro que sí, besos y abrazos hechos con mucho respeto y delicadeza. ¡Suficiente! No es necesario avanzar más. Yo creo que eso, en definitiva, ayuda muchísimo a que cada uno comprenda que la otra persona no le pertenece todavía. Entonces, si todavía no es tuyo, por qué vas a tomar posesión de él o ella. Esto es sabiduría de muchos siglos de la Iglesia Católica, no un simple puritanismo. 

Conocer a tu pareja 

En el noviazgo hay que aprender a escuchar, dialogar mucho, comprender que la otra persona es diferente a ti y que para conocerla tiene que pasar algún tiempo. Nadie puede amar lo que no conoce. Mucha gente se casa sin conocer bien con quién se está uniendo. Resulta que después vienen las tremendas sorpresas porque ese ser es un extraño, un desconocido. Algunas personas dicen que si hubieran sabido con quién se casaban, no se habrían casado. Por eso se insiste tanto en la importancia del período de noviazgo. 


También es importantísimo conocer a la familia de la otra persona porque cada persona está condicionada por su ambiente familiar. No se trata de si tu novio o tu novia es de una familia muy pobre, si es de la misma raza o color. Es más, tampoco importa tanto si es de otra religión. Lo verdaderamente importante es que la familia del novio o la novia no tengan antecedentes de enfermedad mental, psicológica o de dependencia ni que tengan otros tipos de problemas morales. No te cases con una persona que provenga de una familia así, porque eso influye mucho. 


Claro que hay excepciones, pero eso no elimina la validez de la regla universal. Si en la familia todos sufren algún grado de locura, es muy probable que tu novio o novia ya esté medio loquito. Si en la familia son maleantes, es muy probable que él ya esté en la onda. Si en la familia resulta que hay problemas de inmoralidad, donde el papá anda con otras mujeres o la mamá anda con otros hombres, sería muy difícil que tu novio o novia no haya absorbido algo de este tipo de comportamiento y lo considere muy normal porque lo ha vivido. 


No te relaciones con un degenerado que no tenga valores morales. Te puedes encontrar en el caso de una señora cuyo marido tenía valores morales muy débiles y, con el tiempo, se metió en negocios de burdeles o casas de cita. Ella sufrió horrores con su marido y decía que le daba vergüenza comer de su mesa porque sabía que esa comida era, en parte, fruto de lo que ese hombre ganaba en los prostíbulos. Le daba asco meterse en el carro que su esposo le había regalado, ponerse los collares y la ropa. 


El no quiso cambiar, a pesar de que ella insistió repetidamente hasta que no aguantó más y le dijo que no podía convivir más con un inmoral. A ella se le aconsejó que se separara, ya que la Iglesia lo permite cuando no coinciden los valores y principios fundamentales de moralidad, sobre todo cuando la otra persona no desea cambiar. 


Hay que tener mucho cuidado con la familia de tu novio o novia. Tú tienes todo el derecho a investigar para conocerla, porque aunque es verdad que no te casas con la familia de la otra persona, también es cierto que te casas con alguien que trae mucho de esa familia. 



Ser fieles el uno con el otro 

El noviazgo es un período muy bonito, durante el cual se aprende mucho de la otra persona, pero mientras son novios deben ser completamente fieles. Cuando ya se establece el noviazgo formal, tiene que existir un compromiso serio, formal y de respeto. Los novios deben comprometerse en este período a ser fieles uno con el otro y conocerse bien antes de decidir si les conviene casarse. Durante el noviazgo se puede descubrir que no hay verdadero amor ni enamoramiento. En ese período hay un compromiso muy serio, pero todavía se puede romper si no conviene. 


En el período de novios, ambos deben comprender bien el compromiso que adquieren y no estar jugando con otras personas, porque el noviazgo no se puede tomar como un juego. Es cierto que en el noviazgo hay que respetar la libertad de la novia o el novio para que tenga amigos y amigas y permitirle que haga lo que crea conveniente con su vida. Pero no se trata tampoco de que la novia o el novio mantenga relaciones con otras personas o juegue con ellas. Eso es indigno y no puede ser. 


En el noviazgo tiene que existir fidelidad, porque el noviazgo es la escuela para el matrimonio. Yo no creo en los novios que no son fieles el uno al otro. Si no se es fiel de novio, qué pasará después en el matrimonio. Si tu novio es muy mujeriego o tu novia es muy aficionada a los hombres, y no ha cambiado en el noviazgo, en el matrimonio será peor. Esas son cosas que el noviazgo tiene que descubrir y supuestamente curar. 



Ser sinceros 

La sinceridad total es muy importante en el noviazgo. A mí me duele el caso de muchos matrimonios que confrontan problemas porque simplemente no se conocieron bien de novios. Si llevas cinco meses o un año de novios y te das cuenta que no te conviene la persona que es tu novio o novia, que no te llena, que no es para ti, que no son el uno para el otro, debes ser totalmente sincero y decírselo antes que sea demasiado tarde. Si no eres sincero y te casas así, será mil veces peor después porque ya estás unido con lazos indisolubles. No tengas pena ni pienses que no puedes ser sincero porque vas a hacer sufrir a esa persona. El sufrimiento será mucho peor en el matrimonio. Mejor cortar de una vez ahora, para no crear ilusiones inútiles. 


Tampoco te cases porque crees que él o ella es el único ser que existe en el mundo y no encontrarás a otro u otra que se interese por ti. Ten fe en Dios y confianza en ti mismo. Comprenderás que en el mundo hay muchísimas personas buenas y que en el momento que Dios quiera encontrarás a esa persona especial que te amará y respetará, con la que podrás establecer una relación satisfactoria y ser feliz. 



Ser realistas 

Jóvenes, sean muy realistas en su relación de noviazgo. Hay muchachos y muchachas que están tan enamorados e ilusionados que solamente ven las virtudes del otro y además las ven con una especie de lente de aumento, haciendo que esas virtudes aparezcan enormes. ¡No ven un sólo defecto! Están tan enamorados, que se casan creyendo que la otra persona es un semi-dios. Desafortunadamente, después de los primeros meses de matrimonio, vienen los terribles problemas. ¡Ay si hubiera sabido ésto o aquello! Lo sabías, pero no querías ver la realidad. 


En el noviazgo, hay que ser realistas y poner los pies sobre la tierra. Tu novio o novia tiene grandes virtudes, pero también tiene defectos. Y te vas a casar con sus virtudes y defectos porque ambas cosas son parte integral de su personalidad. No seas ingenuo, que eso se paga muy caro en la vida. Hay cosas que después no se pueden solucionar sin destruir la unión que ha sido bendecida por Dios. 



Evitar relaciones con personas enfermas o adictas 

El equilibrio emocional y mental es importantísimo en cualquier relación. En el matrimonio lo es más, pues la convivencia diaria es tan íntima y profunda que casarse con una persona que tenga un desequilibrio emocional o mental es convertir tu vida en un infierno. 


No debes comprometerte ni casarte con una persona que tenga enfermedad mental grave, tal como psicosis o esquizofrenia. Si es una persona muy enferma, que lo atienda un psiquiatra, pero no seas tú psiquiatra de nadie ni hagas de tu casa un manicomio. Si te casas con una persona así, la vas a pasar muy mal porque, desgraciadamente, con el tiempo las enfermedades mentales se agravan. 


Tampoco te debes comprometer ni casar con una persona que tenga una adicción muy pronunciada, como el consumo habitual de drogas, porque ese hábito también empeora. Una cosa es haber probado la droga alguna vez y otra muy distinta es tener problemas graves de drogadicción. ¡Ten mucho cuidado en casarte con una persona así! 


La adicción al alcohol también es terrible. Esta es una enfermedad que se oculta dentro de las fibras más íntimas de nuestra sociedad bajo la careta de socialización y hasta de sofisticación. No te cases con un alcohólico o un drogadicto, a menos que esté dando pruebas clarísimas de rehabilitación y tú veas una disposición firme y sincera a dejar el vicio del licor o la droga. 



Evitar problemas de desviación sexual 

Procura conocer bien a tu novio o a tu novia y no te cases con una persona que tenga problemas de homosexualidad o lesbianismo. Esto parece como una broma, pero es un problema muy serio. Yo he visto casos de matrimonios donde se sufre muchísimo porque después de casada ella descubre que él es homosexual o él que ella es lesbiana. 


El problema de desviación sexual es muy grave. Un matrimonio que se efectúa sin saber de la homosexualidad de la pareja, anula el matrimonio. Pero si te casas sabiéndolo, el matrimonio es válido y tendrás que manejar esa situación. Por eso, conoce bien con quién te vas a casar para evitar grandes sufrimientos. 



Tener ideas y metas comunes 

El joven y su novia deben tener ideas y metas comunes. Puede ser que no coincidan en ideas políticas y hasta que no sean de la misma religión. No importa si uno es rico y el otro pobre o uno es negro y el otro blanco. La Iglesia permite que se casen aunque sean de diferentes partidos políticos o religiones. 


Lo que en verdad importa es qu ambos coincidan en principios fundamentales como son el respeto a la vida, el valor de la justicia, el amor, la fidelidad, el respeto a la dignidad humana y los valores morales. Si ambos respetan la vida, aceptarán todos los hijos que el Señor les mande. Si respetan los valores, formarán a sus hijos con el más alto sentido de la justicia, fraternidad, igualdad, fidelidad, paternidad y dignidad humanas. 


Sobre todo, se respetarán mutuamente en su dignidad y condición de seres humanos. Por eso es importante que desde el noviazgo coincidan en sus ideas y metas. 



Respetar las ideas y opiniones del otro 

Cada persona es diferente y tiene sus propias ideas, opiniones, gustos y convicciones. En el período del noviazgo, cada uno debe respetar al otro en estos y otros aspectos. Se trata de respetar todo aquello que sea bueno, aunque no coincida con tus ideas o gustos. Nadie tiene derecho a cambiar la forma de pensar del otro. 


En una pareja se juntan dos historias personales distintas. Hay que ser respetuoso de la personalidad e idiosincrasia de todas las personas, sobre todo de las personas más importantes en tu vida. Tengan paciencia el uno con el otro y no se exijan demasiado. Perseverar es triunfar. 



Creer y tener fe en Dios 

Donde está Dios las cosas funcionan mejor. Si creen en Dios, ¡búsquenlo! Recen, oren y asistan a misa juntos. Qué lindo ver una pareja de novios en misa y comulgando. Es más, conozco una pareja que pidió confesarse los dos juntos. Eso en verdad no se aconseja porque cada uno tiene derecho a estar a solas con el sacerdote para hablar de sus problemas. Pero ellos son tan sinceros que quieren confesarse juntos. Es bonito, emocionante y causa gran alegría poder levantar la mano, absolver a los dos juntos y después verlos comulgar. ¡Ese matrimonio sí va a resultar! 


Cuando tengan problemas o dificultades en el noviazgo, busquen la orientación y el consejo adecuado. Pueden confiar en un sacerdote, en una religiosa, quizás su mamá o alguien de confianza. Nadie es Dios para saber y resolver todo. Sólo con la ayuda del poder de Dios se pueden aliviar las cargas y resolver los problemas. 



Tener vocación matrimonial 

Antes de considerar el noviazgo, ambos deben definir claramente qué es lo que quieren en la vida. Dios no da vocación matrimonial a todos. 


Hay personas que se casan, pero que en el fondo realmente tenían vocación religiosa o sacerdotal y no la pudieron realizar por su situación. A veces no realizan su vocación por vergüenza, miedo o cobardía de hacer algo que no hace la mayoría de la gente. 


En nuestro país hay muchas personas que no debieron casarse, porque en realidad tenían vocación sacerdotal o religiosa. 


Las personas que se encuentran en esta circunstancia sufren mucho porque desean en realidad ser sacerdotes o religiosas, pero no pueden serlo salvo que queden viudos, ya que los viudos sí pueden ser sacerdotes. Por ejemplo, en Brasil hay un sacerdote Jesuita que se ordenó a los cincuenta y tantos años. A su ordenación fueron tres de sus hijos que también son sacerdotes Jesuitas. 


Hay gente que tiene la mala y absurda costumbre de poner una imagen de San Antonio al revés para conseguir novia o novio. Eso no funciona. No necesitas poner de cabeza a San Antonio. Lo que sí necesitas es ser muy exigente al escoger a la persona que será el padre o la madre de tus hijos, tu futuro marido o tu futura esposa. 


Joven, pide a Dios que te ayude a descubrir si tienes vocación matrimonial o sacerdotal. Si Dios te dio vocación matrimonial, debes pedirle mucho que te conceda la gracia de descubrir al que será el hombre o la mujer de tu vida. Debes ser muy exigente, aprender a estudiar y seleccionar bien a esa persona y no irte con el primero que llegue. Dios te dirá si es esa, aquella o la otra persona. 



CONCLUSIÓN 

Comprender y profundizar en el verdadero significado del amor permite entender mejor todo estado de relación que tengamos con los demás seres humanos. La Palabra de Dios contiene todos los elementos necesarios para producir ánimo, alegría y entusiasmo. Lo que encontramos en las Escrituras es inspiración divina, contiene la sabiduría de Dios y el poder de Su Espíritu. 


Dios creó a cada uno para amar y sin amor no se puede ser feliz. Existe una relación muy íntima entre el amor y la paz mental que es, en definitiva, la felicidad real. Busquen el amor de Dios, que es el único amor perfecto. 


El Señor quiere que ames de verdad para que seas realmente feliz. Sonríe a la vida y ámala profundamente. Ama y serás feliz, porque Con Dios, que es amor . . . ¡TU ERES INVENCIBLE!

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