sábado, 10 de octubre de 2020

¿Estás bendecido? 10 de octubre de 2020 Sábado de la Vigésima Séptima Semana del Tiempo Ordinario

 




Reflexiones diarias católicas
¡Mi vida católica!

¿Estás bendecido?
10 de octubre de 2020
Sábado de la Vigésima Séptima Semana del Tiempo Ordinario
Lecturas de Hoy

Mientras Jesús hablaba, una mujer de la multitud lo llamó y le dijo: "Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos con los que mamaste". Él respondió: "Más bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan". Lucas 11: 27-28

¿Escuchas la Palabra de Dios? Y si lo escuchas, ¿lo observas? Si es así, entonces puede considerarse entre los verdaderamente bendecidos por nuestro Señor.

Curiosamente, la mujer que le hablaba a Jesús en este pasaje estaba honrando a su madre al decir que fue bendecida por haberlo llevado y alimentado. Pero Jesús honra a su madre en un grado aún mayor al declarar lo que hace. La honra y la llama bienaventurada porque ella, más que nadie, escucha la Palabra de Dios y la observa perfectamente.

Escuchar y hacer son dos cosas muy diferentes. Ambos toman mucho compromiso en la vida espiritual. En primer lugar, escuchar la Palabra de Dios no es simplemente escuchar o leer la Biblia. “Escuchar” en este caso significa que Dios se ha comunicado con nuestras almas. Significa que estamos involucrando a una Persona, Jesús mismo, y le permitimos que nos comunique todo lo que desee comunicarnos.

Aunque puede ser un desafío escuchar a Jesús hablar e interiorizar lo que dice, es aún más desafiante dejar que Su Palabra nos cambie hasta el punto de que vivamos lo que Él ha dicho. Muy a menudo podemos tener muy buenas intenciones pero no cumplir con la acción al vivir la Palabra de Dios.

Reflexione, hoy, tanto al escuchar como al observar. Empiece por escuchar y reflexionar sobre si se permite o no diariamente que Jesús se involucre. A partir de ahí, reflexiona sobre si estás viviendo lo que sabes que Él ha dicho. ¡Vuelva a comprometerse con este proceso y encontrará que usted también es verdaderamente bendecido!

Señor, que te escuche hablarme. Que pueda encontrarte en mi alma y recibir Tu sagrada Palabra. Que también ponga esa Palabra en acción en mi vida para experimentar las bendiciones que me tienes reservadas. Jesús, en Ti confío.




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