martes, 22 de septiembre de 2020

Reflexiones diarias católicas - Familia de Jesús 22 de septiembre de 2020 Martes de la vigésimo quinta semana del tiempo ordinario

 



“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”. Lucas 8:21

Quizás se haya preguntado cómo sería tener un miembro de la familia poderoso y famoso. ¿Cómo sería si su hermano o padre fuera el presidente de los Estados Unidos? ¿O un deportista famoso? ¿O alguna otra persona famosa? Probablemente sería fuente de cierta alegría y orgullo en el buen sentido.

En el momento en que Jesús caminó sobre la Tierra, se estaba volviendo bastante "famoso", por así decirlo. Fue admirado, amado y seguido por muchos. Y mientras hablaba, su madre y sus hermanos (que probablemente habrían sido primos) aparecieron afuera. Sin duda la gente los miraba con cierto respeto y admiración y tal vez incluso con un poco de celos. Qué lindo sería ser el pariente real de Jesús.

Jesús está muy consciente de la bendición de ser su propio pariente, parte de su propia familia. Por esa razón, hace esta declaración como una forma de invitar a todos los presentes a verse como un miembro íntimo de su familia. Seguro, nuestra Santísima Madre siempre conservará su relación única con Jesús, pero Jesús quiere invitar a todas las personas a compartir su vínculo familiar.

¿Como sucedió esto? Sucede cuando "escuchamos la Palabra de Dios y actuamos en consecuencia". Es así de simple. Estás invitado a entrar en la familia de Jesús de una manera profunda, personal y profunda si escuchas todo lo que Dios dice y luego actúas en consecuencia.

Aunque esto es simple en un nivel, también es cierto que es un movimiento muy radical. Es radical en el sentido de que requiere un compromiso total con la voluntad de Dios. Eso es porque cuando Dios habla, Sus palabras son poderosas y transformadoras. Y actuar de acuerdo con sus palabras cambiará nuestras vidas.

Reflexione hoy sobre la invitación de Jesús a ser miembro de su familia íntima. Escuche esa invitación y dígale "Sí". Y al decir “Sí” a esta invitación, esté listo y dispuesto a permitir que Su voz y Su divina voluntad cambien su vida.

Señor, acepto Tu invitación a ser miembro de Tu fam
ilia íntima. Que pueda escuchar tu voz hablar y actuar de acuerdo con todo lo que dices. Jesús, en Ti confío.


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