domingo, 9 de febrero de 2020

RP Leonardo Castellani: Sermón Los Obreros de la Viña

Publicado: 08 feb 2020 07:30 PM PST



comenzando por los últimos, hasta los primeros ". Vinieron, pues, los de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Cuando llegaron los primeros, pensaron que recibirían más, pero ellos también recibieron cada uno un denario. Y al tomarlo, murmuraban contra el dueño de casa, y decían: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y las tratas como a nosotros, que hemos soportado el peso del día y el calor". Pero él respondió a uno de ellos: “Amigo, yo no te hago injuria. ¿No conveiste conmigo en denario? Toma, pues, lo que te toca, y vete. Mas yo quiero dar a este último tanto como a ti. ¿No me es permitido, con lo que es mío, hacer lo que me coloca? ¿O has de ser tú envidioso, porque yo soy bueno? ”. Así los últimos últimos primeros, y los primeros, últimos ". los de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Cuando llegaron los primeros, pensaron que recibirían más, pero ellos también recibieron cada uno un denario. Y al tomarlo, murmuraban contra el dueño de casa, y decían: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y las tratas como a nosotros, que hemos soportado el peso del día y el calor". Pero él respondió a uno de ellos: “Amigo, yo no te hago injuria. ¿No conveiste conmigo en denario? Toma, pues, lo que te toca, y vete. Mas yo quiero dar a este último tanto como a ti. ¿No me es permitido, con lo que es mío, hacer lo que me coloca? ¿O has de ser tú envidioso, porque yo soy bueno? ”. Así los últimos últimos primeros, y los primeros, últimos ". los de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Cuando llegaron los primeros, pensaron que recibirían más, pero ellos también recibieron cada uno un denario. Y al tomarlo, murmuraban contra el dueño de casa, y decían: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y las tratas como a nosotros, que hemos soportado el peso del día y el calor". Pero él respondió a uno de ellos: “Amigo, yo no te hago injuria. ¿No conveiste conmigo en denario? Toma, pues, lo que te toca, y vete. Mas yo quiero dar a este último tanto como a ti. ¿No me es permitido, con lo que es mío, hacer lo que me coloca? ¿O has de ser tú envidioso, porque yo soy bueno? ”. Así los últimos últimos primeros, y los primeros, últimos ". pero ellos también recibieron cada uno un denario. Y al tomarlo, murmuraban contra el dueño de casa, y decían: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y las tratas como a nosotros, que hemos soportado el peso del día y el calor". Pero él respondió a uno de ellos: “Amigo, yo no te hago injuria. ¿No conveiste conmigo en denario? Toma, pues, lo que te toca, y vete. Mas yo quiero dar a este último tanto como a ti. ¿No me es permitido, con lo que es mío, hacer lo que me coloca? ¿O has de ser tú envidioso, porque yo soy bueno? ”. Así los últimos últimos primeros, y los primeros, últimos ". pero ellos también recibieron cada uno un denario. Y al tomarlo, murmuraban contra el dueño de casa, y decían: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y las tratas como a nosotros, que hemos soportado el peso del día y el calor". Pero él respondió a uno de ellos: “Amigo, yo no te hago injuria. ¿No conveiste conmigo en denario? Toma, pues, lo que te toca, y vete. Mas yo quiero dar a este último tanto como a ti. ¿No me es permitido, con lo que es mío, hacer lo que me coloca? ¿O has de ser tú envidioso, porque yo soy bueno? ”. Así los últimos últimos primeros, y los primeros, últimos ". ¿No conveiste conmigo en denario? Toma, pues, lo que te toca, y vete. Mas yo quiero dar a este último tanto como a ti. ¿No me es permitido, con lo que es mío, hacer lo que me coloca? ¿O has de ser tú envidioso, porque yo soy bueno? ”. Así los últimos últimos primeros, y los primeros, últimos ". ¿No conveiste conmigo en denario? Toma, pues, lo que te toca, y vete. Mas yo quiero dar a este último tanto como a ti. ¿No me es permitido, con lo que es mío, hacer lo que me coloca? ¿O has de ser tú envidioso, porque yo soy bueno? ”. Así los últimos últimos primeros, y los primeros, últimos ". 
Mateo XX, 1-16


"El Evangelio de Jesucristo"
RP Leonardo Castellani


Domingo de Septuagesima. 
Los Obreros de la Viña 


La Parábola de los Obreros de la Viña no es muy fácil de entender.

Con este título Giovanni Papini usarán un libro de siluetas históricas, entre las cuales  incluyó a Homero, Virgilio y César, como estos paganos, al lado del Dante y de Manzoni,  también estaban Obreros del Paterfamilias en la edificación Occidente la Cristi como no se puede negar solo en cierto modo lo fueron; esta Cristiandad que se nos está  desedificando.

En este Domingo de Septuagésima predica esta semejanza que suele dejar  descontento al predicador y provocar resistencia en el oyente: Dios es semejante a Patrón  que conduce de una manera insólita; si es es injusta, parece por lo menos estrafalaria.Es prepotente; o por lo menos le gusta hacer las cosas como a él se le ocurre; y diferente de los  jefes.

Al principio y al fin de este período se encuentra este anuncio, proferido en tono de  amenaza: “Los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos”, que  podría tomarse si se quiere como un programa anárquico de ponerlo todo patas arriba y una amenaza  destructiva al pobre e imperfecto orden humano: como no han dejado de tomarlo, en el curso  de la historia, desde los albigenses a los socialistas, muchos movimientos de resentimiento  social. "Cristo fue el primer comunista", el ensenan a los comunistas. Pero ... veamos.

Hay un patrón que anda alistando peones de cosecha: no hay falta de trabajo; al  contrario, falta de brazos. Contrata varias tandas durante todo el santo día, a saber, “a la hora  de prima, de tercia, de sexta, nona y de undécima", como dice el Evangelio. Con los  primeros que encuentra, al salir el sol (hora de prima) conviene el día a un dólar, es decir, a  unos 130 pesos; a los demás les dice simplye: "Les daré lo que sea justo".

En la hora duodécima (puesta del sol), la orden de pago en esta forma:  primero a los que entran en el último; y a dólar a todo el mundo. Cuando habían entrado al  amanecer se pasmaron grandemente, y llegaron a refunfuñar lo que vieron que recibieron  igual que los que habían trabajado una hora, que ellos habían cinchado cerca de las doce horas.  el Dueño de Casa agarró a uno y lo paró agriamente, llamándole incluso “bizco” o “tuerto”  o “legañoso” o algo por el estilo.

Esta parábola es difícil y ha tenido varias interpretaciones inaceptables; porque un  predicador Es Como el carpincho que Cuando Se ve rodeado, desaparecen por Donde PUEDE. 

¿Quiere decir que Dios es libre y que debe partir nuevamente de manera diferente entre los  hombres? Eso es verdad desde luego; pero la parábola no trata de dones gratuitos, sino de  trabajo pagado, contratado y obligatorio. ¿Quiere decir que los Obreros de la Hora Undécima  trabajaron con mucho más ahínco, e hicieron cundir más “al corto tiempo con su aliento  largo”? El Evangelio no dice nada de mayor ahínco; que hubiera tenido que ser 12 veces  mayor, lo cual es imposible. ¿Referirse a Jesucristo al hecho de que los judíos iban a ser  sustituidos por los gentiles en el beneplácito y favor de Dios, como explican Bover y  Cantera? Esa interpretación no pega con la parábola por ningún lado; y yo mismo sería capaz hacer una semejanza mejor, en tal caso. El dólar a todos por igual ¿significaría la vida  eterna, pago del trabajo de esta vida, que es igual para todos los que salvan, sean niños,  hombres o viejos? No es igual para todos los que salvan ... Y así otros sentidos figurados,  que suprimen la dificultad, pero a costa de mutilar el texto.

Veamos primero la moral oficial de la fabulita: "los últimos serán los primeros", o  como dados al comienzo más atenuado: "muchos de los que ahora son los primeros serán de  los últimos". Es tan significativo que las cosas del Reino de Dios son tan diferentes como las del  Reino del Hombre; todos soñaron; lo cual corresponde a nuestras cosas del Profeta: "Las vías sons  una cosa y las vías Mías son otra cosa"; o sea, como dice la gente: "¡Ojo, que la vista  engaña!". En las cosas del Reino de Dios somos todos medio bizcos. ¡Ojo, por lo tanto! ¡Mucho ojo! Est es el significado general de esta oscura semejanza.

Dios es trascendente. Los dioses de los paganos eran guapos mozos y hermosas  mujeres. El Jehová de los judíos era más que un hombre, pero parecía  bastante, sobre todo en este tiempo en que Cristo predicaba, tiene un Sultán y peleador invisible; Pero el Dios que predicó Jesucristo es trascendente, y es paradójico: es  enormemente heterogéneo al hombre por un lado y por otro parece a lo que hay de más humano entre los  hombres: un padre. Por eso las parábolas de Cristo son paradojas, tienen un rasgo desmesurado  o, digamos, algo como un giro humorístico. “¿Por qué predicas así?” ––  preguntaron una vez; y eso está en Mateo XIII, 13––. "¡Para que no entiendan!", Respondió  Cristo, obviamente con humor.

El humor y el patetismo son los estilos propios del hombre religioso cuando habla a los otros hombres, al hombre ético y al hombre estético. 

Puesto esto, explica uno por uno, las palabras del Patrón Veleidoso:
- "Porque yo sea buenazo, ¿vos ten que que ver bizco?". La justicia de Dios no es  como la justicia de los hombres; y cuando Dios se vende de la justicia no es para caer en lo  tuerto como los hombres, sino para caer en la bondad. Con estas palabras, Dios se alabó de  ser "demasiado bueno", como decimos, por ejemplo, de las madres.
- "¿–No te he dado yo a vos lo que es justo?" Dios no hace injusticia positiva a nadie.
- "¿No puedo hacer de lo mío lo que se me ocurrió?" No podemos juzgar la justicia  positiva de Dios en la distribución de los destinos de los hombres, porque está arriba de  nuestros alcances.
- "¿Y si a mí me ocurre, porque si, darles un dólar también a síntomas?" El famoso  dólar ("denario") de la parábola significativa los bienes ordinarios de esta vida. En esta vida,  Dios trata aparentemente a los justos y a los injustos. Por justo que sea yo, si hay un  terremoto, puede ser pilarme a mí mismo que en Nerón, Lollobrígida o Benito Mussolini. Más  aún, aparentemente los justos la pasan peor; porque como dijo un poeta: 


A santo sacó la lotería, 
ya Dios le daba gracias noche y día;
pero un ladrón peor que el Iscariote
retó por medio de garrote:
Dios premia al bueno; pero viene el malo
la quita el premio y sacude a palo.


Aparentemente, los que levantan temprano son los que soportan "todo el peso del  día y el calor"; y después encima tienen que temblar y tragar saliva porque les pagan los  últimos y encima los repetidos; para que los pobres se quejan digan:


El sol molesta al justo y al injusto
y la lluvia igualmente los joroba
pero al justo más bien; porque el injusto
el paraguas le roba.


Pero “los últimos serán los primeros”: las injusticias de Providencia son aparentes  tan solo; otra vida está allí para equilibrarlo todo; y en una forma tan radical que parece  violenta; porque comparado con Eternidad, el Tiempo es nada. Mas la otra vida ya comienza  en esta, en cierto modo: la Eternidad está inyectada en el Tiempo: y eso es lo que llamamos la  Gracia. De modo que en una forma poco visible, ese movimiento de Caja Compensatoria por  el cual los últimos comienzos vuelven a los primeros, ya algunos lo alcanzan a ver. El  veredicto es, por ejemplo, que la parte mayor –o mejor– de los bienes corresponde a los justos,  incluso en esta vida, si hay un balance total.

Si alguien aquí me dijo que sería eso antes, no se lo discuto. En los siglos de fe, una  causa de esta parábola, hay un gran respeto a los últimos, a los debiles, a los pequeños, a  los malsortidos o de mala estrella; Eran los tiempos en que las reinas curaban a los leprosos. Ahora que la fe va menguando, también los últimos se van hundiendo; y la pobreza por  ejemplo va volviendo día a día una maldición y un crimen, como entre los paganos. Todavía no lo llevan preso a uno por ser pobre; pero vamos hacia eso. Yo confieso que soy un  hombre pobre; pero mi excusa es que no lo he hecho adrede.

"Muchos son los llamados y pocos los escogidos", terminó San Mateo, sintiendo que  parece no pega mucho aquí: no hay que olvidar que Mateo es un sinóptico, es decir, un
Resumen. Esta sentencia no quiere decir propiamente que los sal sal son son los menos –de eso no sabemos nada– como predicó Massillon, Jansenius y Tertuliano y otros ... Significativamente  que no todos los llamados son escogidos: puesto que los llamados a trabajar en  la Viña del Paterfamilias es, en una hora ignota, todos los hombres sin excepción, sus  "muchos". Y vemos con los ojos del cuerpo que no todos los hombres respondieron a ese  llamado.




Sea todo a la Mayor Gloria de Dios

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