miércoles, 26 de febrero de 2020

Que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día




Templo de San Francisco - Celaya, Gto.


Que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día
Jueves 27 de febrero
¡Paz y Bien!
Evangelio
Lucas 9, 22-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día". 

Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. 

Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?".
Palabra del Señor

Reflexión

La vida de cada día es tiempo ideal para trabajar en nuestro camino de perfección. Sin embargo, una de las primeras preguntas que nos debemos hacer es: ¿Qué tan decidido estoy a seguir a Jesús? Hoy escuchamos cuáles son las condiciones para seguirlo, y nos damos cuenta de que no son fáciles: "negarse a sí mismo", es decir, renunciar a nuestros gustos, deseos y aficiones, para acomodarnos a los de Jesús y su Evangelio; y "tomar la cruz de cada día", lo cual implica hacer con amor todo lo que se nos presente a lo largo de la jornada: lo bueno y lo que no nos agrada. 

El problema de nuestro cristianismo hoy es que queremos las ventajas de ser cristianos sin asumir las responsabilidades que esto implica, es decir, beneficios sin obligaciones. Hoy puede ser un buen día para iniciarnos en el ejercicio de la renuncia. Será muy difícil que logremos renunciar a nosotros mismos si no somos capaces de renunciar a un poco de comida, a una golosina, a un rato de televisión.
¡Feliz Jueves!

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