jueves, 24 de enero de 2019

‘ARRANCADA’ DEL VIENTRE DE SU MADRE Y CON CONDENA A MUERTE

ASEDIO DEL ENEMIGO

MUERE LA NIÑA QUE FUE OBLIGADA A NACER POR CESÁREA AL NO PODER ABORTARLA

A la pequeña argentina se le negaron cuatro semanas más que le habrían permitido tener las condiciones mínimas para sobrevivir. Solo cuatro semanas más hubieran elevado, de acuerdo con especialistas, las posibilidades de sobrevida del 40 al 80%.
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Imagen de un bebé que sólo estuvo 24 semanas en el vientre materno (6 meses) .
Esperanza murió este martes 22 de enero. La pequeña bebé argentina no resistió a las complicaciones derivadas del nacimiento prematuro al que fue injustamente sometida cuatro días antes, como aquí informamos. Fue ‘arrancada’ del vientre de su madre con tan solo 24 semanas de gestación a través de una cesárea anticipada porque el gobernador de la Provincia de Jujuy, Gerardo Morales, ordenó la ejecución del Protocolo para Interrupción Legal del Embarazo (ILE).
El caso tuvo en vilo a toda Argentina y rebasó sus fronteras. Como se sabe, la mamá de Esperanza es una adolescente de 12 años que fue violada por un vecino de 65. Una verdadera tragedia cargada de dolor y sufrimiento. La madre de la adolescente pidió el aborto del bebé concebido; según el gobierno, la menor también llegó a manifestar por escrito que no quería que el embarazo llegara a su fin, pero no se sabe si lo hizo con libertad o convicción plena, dado el estado de fragilidad en el que se encontraba.
Dos equipos de médicos especializados se negaron a realizar el aborto y también consideraron inadecuado anticipar tan prematuramente el parto. Primero, fueron los médicos del Hospital Guillermo Paterson, de San Pedro de Jujuy, y luego los del Hospital Materno Infantil Hector Quintana de la capital de la Provincia.
Los obstetras de ambos nosocomios coincidieron en que efectuar un aborto, por cualquier método, representaba un alto riesgo para la vida de la gestante dado lo avanzado del embarazo y recomendaron esperar para efectuar una cesárea cuan
do el bebé tuviera condiciones mínimas para sobrevivir fuera. Entre cuatro y ocho semanas más.
No se trataba de una opinión aislada, sino del consenso de la mayoría de los profesionales que las atendieron. En el caso del Hospital Materno Infantil Hector Quintana era la posición de 29 de los médicos. Sólo uno discordaba.
Aunque el embarazo de la adolescente era de riesgo, como lo es en cualquier menor de edad, nunca fue dado a conocer ningún diagnóstico que confirmara que la vida de la gestante estaba en peligro inminente, y los resultados de los estudios prenatales revelaron que la bebé crecía de forma normal y saludable.
En condiciones ‘normales’, y a pesar de la trágica situación, las autoridades y la familia hubieran seguido la recomendación de los médicos: esperar un poco para que la bebé se desarrollara más, monitoreando de cerca a la gestante, atentos para intervenir ante cualquier eventual complicación.
El resultado: una bebé de seis meses de gestación con 703 gramos, totalmente inmadura, que se debatió entre la vida y la muerte durante cuatro días
Sin embargo, la presión política y mediática del feminismo supremacista de las ‘verdes’ llevó al gobernador Morales a ordenar que realizaran el aborto para “cumplir con la voluntad de la madre” y con “el Protocolo para la ILE”.
Un grupo de abogados provida interpuso dos recursos ante la Justicia y el segundo consiguió bloquear temporalmente la ejecución del aborto ordenado por el mandatario. El protocolo, además de inconstitucional, contempla el aborto solo hasta las 22 semanas de gestación, por tanto, no era ya aplicable a éste caso. El propio ministro de Salud de la provincia, Gustavo Bohuid, reconoció que “había un vacío legal”.
Un juez penal convocó una audiencia en el hospital y, después de ver toda la documentación del caso y escuchar a un equipo interdisciplinar, determinó que no se ejecutara el aborto. Cuando el asunto parecía concluído el juez fue convencido por los psicólogos del equipo a permitir la realización de una cesárea anticipada, sin dilación, pues la gestante estaba en “estado depresivo”.
Los psicólogos entregaron un informe donde afirmaban que la adolescente “podría” intentar suicidarse o “sacarse” al bebé. ¿Mostraron algún hecho concreto que sustentara dicha evaluación? ¿Había ya acontecido algo que encendiera las luces rojas? No, de acuerdo con personas que conocieron el informe, no, nada; pero fueron convincentes.

LA FRÁGIL ESPERANZA

El resultado: una bebé de seis meses de gestación con 703 gramos, totalmente inmadura, que se debatió entre la vida y la muerte durante cuatro días.
A esa edad gestacional, dentro de la madre, la piel del bebé está arrugada, es rojiza y muy fina, posee sensibilidad, duerme entre 18 y 20 horas, pero cuando despierta tiene mucha actividad, puede distinguir la voz de sus padres y también algunos sabores, comienzan a crecer los alvéolos en los pulmones, el entramado neural básico esta en su lugar y comienza a madurar.
A Esperanza no se le dió tiempo. Fue extraída y se le ofrecieron cuidados intensivos. Sus ojos fueron cubiertos para evitar ceguera permanente, fue entubada para que consiguiera respirar debido a la inmadurez de sus pulmones, inicialmente fue envuelta en plástico para evitar infecciones. La siguiente foto, de una bebé estadounidense nacida prematuramente con 24 semanas en 2012, puede darnos una idea de como se encontraba Esperanza.
¿Sufrió? Hay un debate médico al respecto. Algunos estudios afirman que a esa edad ya hay dolor, otros lo ponen en duda. Lo que es cierto es que las posibilidades para crecer ciega, con daños motrices o con deficiencia mental, por ejemplo, eran altísimos. ¿Y las posibilidades e sobrevivir? Pequeñas.
Fue bautizada inmediatamente en el Hospital; recibió el nombre de Esperanza. Lista de familias queriendo adoptarla crecía día a día. Llegó a casi un centena, incluyendo personas de Jujuy y otras partes del país.

EL ODIO VERDE

Cuando supieron que no habría aborto sino ‘parto anticipado’, las ‘verdes’ estallaron en cólera. Querían a la bebé muerta. La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y una veintena de organizaciones feministas, divulgaron un comunicado en el afirman que a la adolescente se usó como “incubadora” y que se le victimizó de nuevo al someterla a un “parto quirúrgico”. Lo definen como “tortura”.
La Fundación Huesped, una entidad que recibe fondos de la International Planned Parenthood Federation (IPPF) para promover el aborto en Argentina, aseguró que “la cesárea practicada a la nena de 12 años […] es maternidad forzada”.
Nótese que lo que piden es que se realizaran en la menor las prácticas abortivas que dos equipos médicos coincidieron en considerar peligrosas para la vida de la gestante. ¿Qué querían exactamente? ¿Arriesgara la vida de la adolescente para garantizar el asesinato de la bebé? ¿Querían un aborto a cualquier costo?
En diálogo con El Clarín, el gobernador Morales reveló que algunas ‘verdes’ le llegaron a pedir “matar a la criatura”. “De un lado, los ‘celestes’ pedían esperan al séptimo mes de gestación, y del otro, los ‘verdes’ […] llegaron hasta a plantear que ese bebé no tendría que existir, que más o menos tenemos que matar a la criatura”.

UNA DECISIÓN ‘POLÍTICA’, NO MÉDICA

Las ‘verdes’ querían un aborto, pues el caso había ganado proyección nacional, y la presión que ejercieron del 11 al 18 de enero fue capital para que se tomara una decisión ‘política’, o mejor, ‘politiquera’, y no estrictamente médica: ‘sacar’ a la bebé inmediatamente para acabar con el ‘problema’, sin importar si podría sobrevivir o no.
A la pequeña argentina se le negaron cuatro semanas más que le habrían permitido tener las condiciones mínimas para sobrevivir. Solo cuatro semanas más hubieran elevado, de acuerdo con especialistas, las posibilidades de sobrevida del 40 al 80%. Pero no, fue arrancada del vientre materno y murió cuatro días después.
El comunicado del Hospital fue lacónico: “La Dirección del Hospital Materno Infantil ‘Dr. Héctor Quintana’, informa que a las 20.30 del día de la fecha [22 de enero], en el Servicio de Neonatología, falleció el recién nacido, cuyo caso, de público conocimiento, fue informado oportunamente por este nosocomio el pasado viernes 18 del corriente”.
No dicen de que murió ni cómo. Se niegan a mencionar que una una mujer.
Un memorandum del Ministerio de Salud, del 21 de enero, prohibió terminantemente a los funcionarios del hospital o del gobierno brindar “cualquier información” sobre el caso. No sólo en lo referente a la identidad de la adolescente, lo que sería comprensible, sino también en lo correspondiente a datos vinculados, directa o indirectamente, a la práctica que se realizó. Un amordaza que impide saber exactamente que pasó con la bebé y con su madre.
Diversas organizaciones provida han lamentado la muerte de Esperanza y piden que su cuerpo sea entregado para darle cristiana sepultura. Hasta el momento en que escribo ninguna organización feminista expresó su pesar por el fallecimiento de esa mujer de 4 días de vida. Parece que unas valen, otras no.
Una profunda indignación corre entre el pueblo argentino y los provida están determinados a pedir justicia. La plataforma CitizenGo inició una campaña pidiendo el juicio político del gobernador de Jujuy como principal responsable por la muerte de la bebé.
La Fundación Más Vida, que acompañó el caso de cerca, dijo a través de un comunicado que la muerte de Esperanza “fue un homicidio, porque no había ninguna razón médica para negarle la formación gestacional que le faltaba, y hoy sobre su cadáver debemos tragarnos las lágrimas que nos produce la impotencia de ser gobernados por los peores”.
El texto, divulgado poco después de la notificación del deceso, subraya que harán todo lo que esté a su alcance para dirimir responsabilidades y procesar a los culpados pues “terminar con un embarazo de 6 meses es un atropello sin precedentes contra los derechos humanos”.
Tal como dicen los provida, lo que hicieron a Esperanza fue un atropello a los derechos humanos; los derechos de una mujer, que – de acuerdo con el orden jurídico de su país – debería tener garantías fundamentales reconocidas y custodiadas desde el momento de la concepción por parte del Estado.
La hicieron nacer de forma anticipada y murió. Requiescat in pace, la pequeña Esperanza.
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