miércoles, 22 de noviembre de 2017

Ella me cambió la vida…


Ella me cambió la vida…

Me llamo Iván David Álvarez Aguilar, tengo 14 años y vivo en el estado de Querétaro, México. Vengo de una familia de campo, conformada por mi padre, mi madre, mi hermano mayor y mi tía.
Mi historia de conversión a través de las apariciones de Medjugorje, empezó desde que tengo memoria, aproximadamente desde mis 5 años.
Cuando mi abuelita materna, llamada Esperanza, aún vivía aquí en la tierra, ella me hablaba mucho sobre la famosa ‘Virgen de la Paz’ que se había aparecido en Medjugorje, por lo que recuerdo, sé que mi abuelita no sabía que Nuestra Madre seguía viniendo todos los días, ya que ella me contaba la historia de las apariciones sin mencionarme que aún hoy día continuaban, ahora, estoy seguro que ella desde el cielo, ve a Mamá María bajar de su trono en el cielo para visitar a sus hijos.
Mi abuelita era muy devota de esta advocación, ya que unas de sus amigas, habían viajado a Roma y a Medjugorje cuando las apariciones recién empezaban; cuando ellas regresaron, le narraron una experiencia tan fuerte estando en ese lugar donde el cielo se une con la tierra, trayéndole de recuerdo un cuadro de la Gospa y un libro traducido al español llamado “Mil encuentros con la Virgen” donde el Padre Janko Bubalo entrevista a la vidente Vicka sobre las revelaciones de la Reina de la Paz.
Al ver el cuadro de la Gospa, podía sentir como su mirada tan llena de amor penetraba en mis ojos, como que pidiéndome algo, para mí, estos dos obsequios son un gran tesoro, valen más que el oro y la plata.
De aquellas cosas que aún recuerdo, puedo destacar que mi abuelita me decía que la Virgen solicitaba mucho el ayuno, el Santo Rosario, la oración, pero de una manera especial la conversión. Yo, en mi mente infantil, no podía razonar estas palabras con profundidad, sin embargo, yo podía ver en mi abuelita, muchísima paz y un gran deseo de hacer oración y su ilimitado amor para las personas, aún sin haber tenido que ir a Medjugorje, ella vivía Medjugorje en nuestro hogar.
Ella fue la que me enseñó mis primeras oraciones, su preferida, era la Coronilla de la Divina Misericordia, y junto con el Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria y el Ángel de la Guarda, esta coronilla era fundamental para mí junto con la jaculatoria: “Reina de la Paz, dale paz al mundo.” La cual, yo podía observar que mi abuelita repetía constantemente frente a su imagen de la Virgen.

Con el fin de que mi devoción a la Virgen de Medjugorje no se apagara, mi abuelita me regalaba medallas, estampitas, oraciones, y algo que es muy especial para mí y que me ayudó más adelante: una imagen grande que por el lado de enfrente, tenía la imagen de la Virgen de Medjugorje con la Oración de Consagración dictada por ella misma a Jelena, y por la parte de atrás, algunas meditaciones sobre el Papa Juan Pablo II (“El Papa de mi secreto” , según la Virgen) y una breve explicación sobre las piedritas de Medjugorje.
Yo tomaba estos temas como cualquier otro, aún no podía entender la importancia de la venida de la Madre desde hace ya tanto tiempo. Más tarde, mi abuelita falleció, me fui olvidando poco a poco de Medjugorje, pero uno como simple ser humano, no puede imaginarse lo que Dios tiene planeado hacer en su vida.
A pesar de ser menor de edad, yo no vivía tan cerca de Dios, de vez en cuando iba a Misa, pero si no iba un domingo, no tenía consciencia de que era pecado mortal, no era alguien amable, de repente rezaba la Coronilla de la Divina Misericordia cuando me surgía alguna necesidad, y con eso pensaba que ya había pasado miles de horas en oración, porque no lo hacía con el corazón, en pocas palabras, yo ya no recordaba nada sobre Medjugorje.
Un tiempo después, cuando ingresé a sexto de primaria, uno de mis amigos me invitó a la Iglesia, a una Hora Santa y acepté la invitación porque no quería quedar mal con él, pero yo no pensaba ir con el fin de tener un encuentro con Jesús, yo veía que la gente se ponía de rodillas ante él, pero no tenía muy claro como era que Nuestro Señor podía convertirse en un pequeño trozo de pan cuando él, era un Dios tan grande, lo pude comprender un poco mejor cuando hice mi primera comunión.
Llegó este día, yo estaba muy cansado, deprimido y triste, solo pensaba en llegar a casa y dormir, sin embargo, recordé mi compromiso y me encaminé para la Iglesia. Estando en la Iglesia, todos estaban en oración, había un pequeño coro de jóvenes y unos cuantos Adoradores Nocturnos, había mucho silencio, no había tanto movimiento, solo pensaba: ¡ya me quiero ir! , ¿Nunca terminará esto? , ¡Mejor no hubiera venido!
En ese instante, el coro cantó una canción muy conocida por la mayoría del pueblo católico llamada ‘Nadie te ama como yo’ mientras ellos cantaban, se me ocurrió ir reflexionando las frases, todo lo que esa canción dice, hacía un eco muy profundo y muy grande en mi corazón, jamás había sentido algo así, no pude resistir, caí de rodillas y empecé a llorar, la gente me miraba, mi amigo me preguntó si me encontraba bien, pero yo no hice caso a nada de esto, en mi interior decía: Señor, ¿cómo pude haber sido así contigo? , ¿Cómo puede ser que me ames tanto cuando yo solo me aparté de ti? Y desde ese momento, sabía que mi vida cambiaría, me animé a prestar el servicio de Monaguillo en mi Parroquia y en mi Colegio, a ser una persona diferente y a empezar a rezar el Rosario todos los días conforme al pedido de la Virgen en Fátima, para que hubiera paz en el mundo y se diera la conversión de los pecadores.
Un domingo, como cualquier otro, saliendo de Misa, me quedé parado un rato en el patio de la Iglesia, a mi lado, había un grupo de señoras que hablaban entre sí sobre las supuestas apariciones de la Virgen en Yugoslavia, no supe que hacer, en cierto modo, me quedé enojado, pensaba que todo era un chisme… ¿Cómo pueden jugar con la Virgen de este modo?…pensé; sin embargo no le presté mucha importancia.
Creo importante aclarar que yo ya sabía de varias apariciones tales como Guadalupe, la Medalla Milagrosa, la Salette, Lourdes, Garabandal, Beauraing, y Fátima, sin embargo, yo no sabía que María podía seguir apareciéndose y más aún porque no recordaba más sobre la pequeña aldea de Medjugorje, pese a esto, la Virgen me fue llamando, cada vez escuchaba más ‘la Virgen de la Paz’ , cuando iba de visita con mis primos, me llevaban a la Parroquia de “Nuestra Señora de la Paz” y al ver la imagen que estaba en el costado izquierdo del altar yo pensaba: “A ti ya te había visto” pero no lograba recordar cómo, cuándo y porqué.
En las vacaciones de Navidad de 2014, estando en mi casa, me entró un fuerte llamado interior, que yo no podía rechazar, que me decía que me informara sobre estas apariciones, traté de omitirlo pero no pude, saqué la computadora, abrí el navegador y puse ‘Virgen de Yugoslavia’ , me pareció curioso que no me aparecieran resultados de lo que busqué, sino, que solo aparecían resultados de ‘Virgen de Medjugorje’, en esos momentos, se me vinieron a la mente todos los recuerdos de cuando yo era pequeño, recordé a mi abuelita hablándome sobre Medjugorje, recordé el cuadro de la Gospa, desbordaba de alegría y podía sentir que tuve un encuentro muy hermoso con Nuestra Madre.
Decidí empezar a seguir los mensajes, escribía los mensajes y cada día al levantarme, leía uno para practicarlo y corresponder al llamado ‘Vivan mis mensajes’ más tarde conseguí un libro con los mensajes, seguir las 5 piedritas que la Virgen nos daba para vencer a nuestro Goliat, me ayudaron mucho, al principio era difícil, ya que jamás había rezado un Rosario completo (15 misterios) , no estaba acostumbrado a ayunar dos veces a la semana o a ir a Misa todos los días, pero cuando uno va haciendo las cosas con el corazón se va dando cuenta que puede vivir sin vivir en él como decía Santa Teresa, empecé a regalar estampitas de la Reina de la Paz, en la escuela, en la calle, en la Iglesia, etc…
Ahora, a pesar de mis errores y de las continuas fallas que llego a tener en el camino, procuro cada vez más mi santidad.
Yo suelo decir a los demás esto: “Cada uno de nosotros, puede ser un Medjugorje viviente. Cada uno puede poner en su corazón a la Parroquia de Medjugorje, el Monte Podbordo, el Krizevac y transmitir a los demás la paz como si fueran llevados a ese lugar.”
Que la Reina de la Paz nos bendiga a todos con su bendición maternal.
Iván David Álvarez Aguilar

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