lunes, 19 de septiembre de 2022

Reflexión 262: La regla del amor o la justicia

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 262: La regla del amor o la justicia
No podemos escapar de la Mano de Dios. Él es quien sostiene el Universo y mantiene todas las cosas en existencia. Sin Su cuidado constante dejaríamos de existir. Pero permanecemos bajo Su Mano providencial en una de dos maneras. O nos guiamos por la “regla del amor” o por la “regla de la justicia”. La regla de la justicia es la forma en que Dios guía nuestras vidas cuando nos alejamos de Él. No podemos escapar de Su justicia aquí o en el momento de la muerte. Cuando pecamos, especialmente de manera grave, nos convertimos en esclavos de nuestro pecado a causa de la justicia de Dios. Nos deja experimentar la prisión del pecado por Su gran Misericordia. Es Misericordia en que los efectos nocivos de Su justicia se imponen para llamarnos al arrepentimiento. Pero aquellos que viven bajo la regla del amor tienen la bendición de vivir en un nivel completamente nuevo. Estas almas santas disfrutan de la Misericordia de Dios y son liberadas de los efectos del pecado. Experimentan los numerosos frutos del Espíritu y actúan según la santa Voluntad de Dios (cf.Diario #1315).
¿Por cuál regla vives? ¿Estás cayendo regularmente de la gracia y encontrando la justicia de Dios en tu vida? ¿O te esfuerzas por vivir según Su regla de amor? Dondequiera que te encuentres hoy, debes saber que es un regalo de la Misericordia de Dios. Permite que Su justicia redirija tu vida cuando caigas, y busca abrazar la efusión total de Su Misericordia. El Señor nunca te dejará, pero depende de ti cómo experimentarás Su Misericordia.
Mi Señor, deseo ser lleno de Tu presencia misericordiosa en mi vida. Ruego que diariamente me aleje de mi pecado y experimente la libertad y el gozo que provienen de vivir según Tu regla de amor. Ayúdame, querido Señor, a tomar siempre las decisiones correctas en mi vida para ser atraído a la vida abundante que tienes reservada para mí. Jesús, en Ti confío.




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