jueves, 27 de agosto de 2020

Señor, señor, ábrenos


Templo de San Francisco - Celaya, Gto.



Señor, señor, ábrenos

Viernes 28 de agosto

¡Paz y Bien!

Evangelio

Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!‘ Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando‘. Las previsoras les contestaron: ‘No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo‘.

Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos‘. Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no las conozco‘.

Por eso, estén preparados, porque no saben ni el día ni la hora".

Palabra del Señor

Reflexión



Una de las cosas para las que poco nos preparan y poco nos preparamos nosotros mismos es para la muerte. Se nos olvida con facilidad que la vida presente es sólo transitoria, y que la definitiva, empezará el día en que el Señor nos llame a participar del banquete celeste.

Por ello, este pasaje nos invita a considerar que un día el Señor vendrá (día que se identifica esencialmente con nuestra muerte), y en ese momento ya no podremos hacer nada. Ya no nos valdrá tocar a la puerta, pues si no estamos listos la encontraremos cerrada. Jesús termina el pasaje diciendo: "estén preparados, pues no saben ni el día ni la hora". Si hoy fuera el último día de tu vida en la tierra, ¿estás preparado?

¿Está la lámpara del Evangelio encendida en tu corazón? ¿El aceite del amor es abundante en tu vida de manera que si el Señor tarda, tendrás suficiente para salir al encuentro con él? La vida es hermosa, pero es mucho más, cuando pensamos que un día, ésta se transformará en gozo y felicidad eterna. Vivámosla con alegría, vivámosla siempre preparados.

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