viernes, 2 de noviembre de 2018

5 poderosas oraciones de acción de gracias a la Sagrada Eucaristía

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Una manera de crecer en nuestro aprecio por el más sagrado de los Sacramentos es ofrecer acción de gracias después de cada comunión  


"Sí, ¡gracias sean dadas a Dios por su don, que nadie sabría expresar!" (2 Cor 9:15)

En los escritos de los santos, hay un acuerdo unánime en que la Sagrada Eucaristía es el más grande regalo de Dios hacia la humanidad – ya que no es nada menos que Jesucristo mismo.

Somos cuerpo y alma unidos a Jesús en la Eucaristía, y al recibirla, somos "partícipes de la Naturaleza Divina" (2 Pedro 1:4). Este pensamiento debería dejarnos estupefactos y llenarnos del más grande gozo.

Sin embargo, a pesar del gran poder de la Eucaristía, muchos de nosotros no apreciamos este regalo tanto como deberíamos. Recibimos casualmente a Jesús o sin la debida atención, apenas entendiendo el gran misterio del que somos partícipes. Esto no debería ser así. Recuerden, los sacramentos no son mágicos.

Nuestra Madre Iglesia nos enseña que la Eucaristía tiene poder en nuestras vidas en la misma proporción de cuán bien la recibimos, de manera tal que preparar nuestros corazones para recibir a Cristo de manera apropiada es de suma importancia.


Una manera de crecer en nuestro aprecio por el más sagrado de los Sacramentos es ofrecer plegarias en acción de gracias después de cada sagrada comunión. Al hacerlo, nos recordamos del tremendo regalo que es la Eucaristía, es un regalo tan grande que incluso los ángeles nos envidian.

Para ayudarles a empezar, aquí hay 5 poderosas oraciones que se pueden rezar después de Misa. Escojan una o encuentren una propia – pero sobre todo, ¡agradezcan por el gran regalo de Jesucristo en la Eucaristía!

1.- Oración de Santo Tomás de Aquino
Gracias te doy, Señor, Padre Santo, omnipotente y eterno Dios, porque te has dignado saciarme a mí, pecador e indigno siervo tuyo, sin mérito alguno, sino por tu sola misericordia, con la participación del sacratísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Te suplico que esta sagrada comunión no sea para mí motivo de castigo, sino que me auxilie para conseguir el perdón. Sea armadura de mi fe, escudo de mi buena voluntad, muerte de todos los vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos, aumento de caridad, de paciencia, humildad, obediencia y de todas las virtudes. Sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo, único y verdadero Dios, y sello feliz de mi dichosa muerte.

Te ruego que tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable, donde Tú con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta.

Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

2.- Oración de San Juan Crisóstomo
Te damos gracias, clementísimo Dueño y Redentor de nuestras almas, porque también en el presente día nos has hecho dignos de los misterios celestes e inmortales.

Dirige Tú nuestro camino; consérvanos en tu temor; defiende nuestra vida; asegura nuestros pasos con las oraciones y la intercesión de la Santa y Gloriosa Madre de Dios y siempre Virgen, María.

Oh Dios, seas exaltado en los cielos y permanezca tu gloria sobre toda la tierra, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

3.- Domine Iesu Christe
Oh Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, quien de acuerdo a la voluntad del Padre, en cooperación con el Espíritu Santo, has traído vida a este mundo por medio de Tu muerte, líbrame por medio de tu sacratísimo Cuerpo, mismo que yo he presumido recibir indignamente, de todas mis iniquidades y de todo mal, haz que me aferre a tus mandamientos y no permitas que me separe de Ti. Amén.

4.- El Anima Christi
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.

¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.

Del enemigo malo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.

Amén.

5.- Oración a la Virgen María
Oh María, Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo, que concebiste en tus inmaculadas entrañas, criándolo y alimentándolo con tu pecho, y lo abrazaste amorosamente en tus brazos.

Al mismo que te alegraba contemplar y te llenaba de gozo, con amor y humildad te lo presento y te lo ofrezco, para que lo abraces, lo ames con tu corazón y lo ofrezcas a la Santísima Trinidad en culto supremo de adoración, por tu honor y por tu gloria, y por mis necesidades y por las de todo el mundo.

Te ruego, piadosísima Madre, que me alcances el perdón de mis pecados y gracia abundante para servirte, desde ahora, con mayor fidelidad; y por último, la gracia de la perseverancia final, para que pueda alabarle contigo por los siglos de los siglos. Amén.

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